miércoles, 6 de julio de 2011

Rebajas rebajadísimas de julio / Ricardo Díaz-Manresa


Salvo el acontecimiento de la reaparición en Valencia de José Tomás, julio viene con rebajas rebajadísimas. Lo del San Fermín hay que verlo para creerlo. A este paso la feria del toro se rebautizará como la del Torero Modesto.

Rebajas rebajadísimas de julio

Ricardo Díaz-Manresa


En julio hay que hablar de rebajas tanto taurinas como extrataurinas. En julio los sanfermines, faltaría más, son comentario obligado. Y resulta que lo de Pamplona viene rebajadísimo como años anteriores. Y más y más. Morante y Manzanares declinan acercarse a esa plaza ruidosa y peculiar. A Talavante no le gusta la oferta. Ponce ya se despidió de Pamplona, pero tan tímidamente, sin acercarse nada a esa papeleta del adiós, que lo único que hizo fue vestirse de torero pamplonica y nadie le hizo caso. Sí van El Cid, el Juli, Perera y Castella, pero feria hoy día que no esté el G-8 al completo no es feria. Sólo 4 de 8. Y la mitad es poca cosa.

La Casa de Misericordia sabe que a sus clientes los carteles les importan un pito y es la única feria del mundo que los males del planeta pasan de largo. Eso sí, de jueves a domingo los carteles son del peor Madrid del pésimo verano, de esos que la prensa dice que un cuarto de plaza y que Valentín Azcune, el héroe que va todos los días, o sea un héroe de verdad, lo deja en un décimo.

Eso sí o eso también, hay que decir que esta primera mitad de la feria tiene nombres con olor a futuro como Saldívar, el pobre Esaú que ya se ve anunciado, Morenito de Aranda, David Mora o Serafín Marín. En Pamplona se fijan en los desheredados y les dan la oportunidad en toros, televisión y dinero. Y además llevan a César Jiménez, el de la puerta light de Madrid y a Fandiño, que no pudo abrirla en tres oportunidades.

En Valencia, no hay rebajas y les obligan, al que quiera claro, a comprarse algún traje de julio y los de octubre, aunque no sepan cuál será la moda del otoño, para ver a José Tomás.

La feria paralela, la de Santander, la de Francisquino, Francisquino o Secundino, ese del bigote, traje y hablar cursi, que va todos los años a San Isidro a decir por la Plis lo buena feria que está haciendo, no tiene ni un cartel rematado –o sea, tres del G-8 juntos- en nueve días de Dios, nueve que ya es decir. Menos mal que es un ciclo que se mantiene con carteles remendados todos los días merced al santo público cántabro.

Claro que para los informadores –o sea opinadores, quizá con intereses- estas ferias son variadas o presentan un gran abono. Sí de carteles horribles. Ya ven el núcleo central de julio –Pamplona, Valencia y Santander- cómo queda.

Y qué decir de Tomás Entero –considerado como una de las grandes esperanzas blancas- lo que ha hecho en su debut en Vitoria. Se estrena en la primera feria de fuste de su vida con magníficas rebajas rebajadísimas. Se salva un único cartel rematado y hay otros que me pregunto que quién va a ir. ¿Y para esto echaron a los anteriores gerentes?

De Pontevedra, Gijón y Bilbao (que lo del Bocho no es para tanto) ya hablaremos, como decía aquel. Sí resulta preocupante lo de San Sebastián, que ya no es Semana Grande sino semanita o unos días de una semana y lo que te rondaré morena. O lo que te querrá Bildu.

E incluso la lejana todavía Murcia que hace recortes y rebajas pegando tajos y que tampoco le vale para juntar a los del G-8. ¿Habrá toro decente al menos para que vuelva el respetable?

En Soria, también de rebajas, no se habrán vuelto locos viendo esos carteles con Víctor Puerto, Aparicio, Javier Conde y Rubén Sanz.

Menos mal que en la agónica Barcelona hay carteles de fuste para la feria, será a plazos semanales, del Mediterráneo porque lo que veo y leo son carteles de domingo a domingo. Buenos pero sin feria.

En fin, hay que seguir luchando. Y lo hago porque es mi obligación y por los comentarios de gente tan experta y tan sabia, y tan generosa, como el compañero Francisco Picó, que tanto me animan. Muchas gracias.
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