martes, 25 de octubre de 2011

El Adorno: Suerte de varas / Por Luis García Caviedes


El Adorno: Suerte de varas

Luis García Caviedes*

Iniciamos un recorrido por los diversos aspecto de La Fiesta como resumen de la temporada. Es obligado empezar por el tercio de varas. Los inicios de la Tauromaquia están ligados con lo ecuestre y no en vano los picadores son los únicos subalternos que visten de oro en recuerdo de su pasado. Pensé principiar hablando sobre los toros, su juego en la temporada, mas pareció interesante hacerlo con la suerte de picar.

Esos tiempos que se fueron
de los campos de sevilla;
eran anchos los sombreros
y cortas las chaquetillas.
fumaban tabaco negro
y eran hombres tan cabales
que se les veía de lejos
su respeto y sus modales.
y esa estampa tan campera,
lo mismo entre los trigales
que a caballo en las veredas.

Así reza una letra de Juan de Dios Pareja Obregón y Jose M. Moya preñada de añoranzas.La obra es de 1975. Ya llovió.

Los aficionados maduritos al toro también tenemos las nuestras sin recurrir a ese tópico, engañoso, de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Lo que sí es seguro que fue un tiempo distinto.
Para tener nostalgia no es preciso retrotaerse a los tiempos en que aquel picador de Currito de la Cruz decía que los varilargueros“solo tienen seguro la bronca o la costalada”. La bronca porque a los publicos nunca les gustó que a los toros se les picase en demasía – quizás también porque en aquella época el minipeto hacía que se picara en cualquier parte, todo es toro- y la costalada estaba bien garantizada. Aquello ya pasó. Además no eran varas de las de ahora. Serían lo que que hoy decimos un picotazo; la res entraba al caballo, recibía el castiguito, derribaba y a otra cosa. Volvía a entrar porque, aunque fuera manso -que casi siempre lo era- tenía la sensación de “haber ganado” Eran los tiempos de El Badila, Camero El Máquina..

Los recuerdos son esos puyazos certeros de Saavedra, Los Atienza, Navarro, Cabello, José Morales Chocolate Curro Reyes, Ambrosio, su hermano Francisco Martín, hasta los lejanos Cuatro Gordas, y tantísimos otros , en que el toro empujaba y ellos lo medían cantidad de bien. Derribos y quites a punta pala.
Lo que si se echa de menos es que a causa de la poca pujanza, en general, del muy quebrantado toro de hoy se hurte la posibilidad de ver una pelea de bravo en el caballo donde la destreza del picador y la bravura poderosa de la res, colisionen. El monominipuyazo y el simulacro de segunda entrada al caballo ha sido la fruta del tiempo en las corridas presenciadas. Eso no es suerte de varas ni es nada. En la mayoría de toros pasó aquello de El Avispa : “Dice un crítico que he masacrado al toro y no le he hecho sangre ni para un análisis”

Los defensores de la pseudoestética dicen con frecuencia que si el toro ya sale picado no hace falta más. Solo les interesa cuarenta muletazos al natural, otros tantos en redondo, no se cuantos cambios de manos, paes de la firma y del garabatillo también. Puestos dar pases....
Más de uno piensa que el dia que salga siempre ese toro estaremos en la antesala del tanatorio taurino. No preocuparos antitaurinos, ya falta poco.
Sin suerte de varas en condiciones no se puede establecer con exactitud la raza que tiene el toro, no se le puede quitar el genio que pueda gastar, ni es preciso ser buen caballista para picar. Con el caballo Potenkim más lo poco que el toro empuja cualquiera puede ser picador.
Con todo hay un rayito de esperanza, si es que las figuras no se oponen abiertamente; con la crisis se dan menos festejos cada vez por ello los ganaderos tien stock de sobra y tienen que mandar reses al matadero. Que en la selección se queden con los mejores. Pero lo que ocurre es que si actuan de semejante guisa, cual yo lo hacen Cuadri, Miura, Cebada y varios más... también se los puede tragar en el campo, pues los líderes del escalafón quieren un carretoncillo de entrenamiento con apariencia de toro.

El embarque de ganado levanta una polvareda
los toros son negras sombras que avanzan por las veredas.
Van a las ferias de España,
San Isidro y San Fermín
y los de mas confianza
siempre los mas elegidos
mueren en la Maestranza.

*Artículo de Luis García Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla. 
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