viernes, 14 de octubre de 2011

Las lagrimas del toreo / Pérez Alarcón

El banderillero Jaime Padilla, hermano de Juan José

Las lagrimas del toreo ´

Han pasado algunos dias del lamentable infortunio de un torero que independientemente de sus cualidades artístocas, que puede ser valorado de muchas clases y gustos, ha demostrado, aún más que antes, que es todo pundonor, y responsable como pocos de su profesioalidad. Es verdad, como muchos han opinado, que los actos heroicos de Juan José Padilla se han enriquecido con este infortunio, y designios del destino, la historia de la Tauromaquia le otorgara más valor a esta situación que a la trayectoria profesional de Padilla, digna de tener en cuenta por cualquier aficionado.

Pero este hecho nos tiene que dar a pensar que el valor y la muerte en el mundo del toro estan muy relacionados, y desgracias e infortunios como este acreditan este sentimiento. Lo teníamos olvidado, y detrás de todo ello, los aficionados hemos apreciado que las lagrimas de Miguel Abellan, tras ver herido , y sin noticias sobre su estado, el valor de reponerse con la serenidad suficiente para lidiar y matar a un toro, y detras de todo eso se esconden muchos enígmas sobre la pasta de los toreros.

Esas lagrimas de Abellan incrementan el patrimonio sentimental de los toreros, y los ipuede igualar al que pueden tener cualquier ser humano en otras situaciones catastróficas, pero siempre con un valor y gallardía torera que los diferencia de los demás.

Otra imagen sentimental son las lagrimas del hermano de Juan José, el profesional Jaime, que tras el brindis de su matador, entre lagrimas, se prepara para la lidia de un toro, y con el calor frio de unos espectadores que se estremecen por tan insólita imagen, y con sus sentimientos y alma puestos en el hospital de Zaragoza.
Esas lagrimas han dado al aficionado una visión más humanizadora del mundo de los toros, y quizás no hayan tenido la repercusión mediatica necesaria, como las imagenes propías del infortunio. Error mediático por ello.

Me gustaria que los aficionados nos quedaramos con la imagen de esas lagrimas, y con ese sentimiento,tan directo, tan íntimo y cercano, que nos debe reflexionar sobre la importancia de este espectáculo al que algunos tachan, sin saber el grado de ignorancia que ello conlleva, de cruel y salvaje. Si fuera lo último las lagrimas vertidas dias pasados no se hubieran producido, y los sentimientos y deseos del torero herido ("preparame dos toros para entrenar"), no se hubieran producido. Esas son las diferencias entre los que estan a favor y en contra de la fiesta, y por ello, las lagrimas del toreo son muy distintas de las lagrimas de los común de los mortales, exentas del valor y sacrificio suficientes algunas veces para expresar lo que deseamos. Yo por supuesto me quedo con las lagrimas del toreo.

1 comentario: