miércoles, 19 de octubre de 2011

MUY POCO AFICIONADOS / Por Antolín Castro

Serán buenos, estarán en buen momento, 
pero los malos 'aficionados' les ignoran

MUY POCO AFICIONADOS

 Antolín Castro
 España

A veces se confunde público con aficionado y hay demasiadas diferencias como para confundirse. En ello siempre andan quienes no quieren que resplandezcan las verdades, pero existen evidencias que vamos a resaltar.

Los aficionados son pocos, muy pocos seguramente, y el público son unos cuantos más, pero tampoco hay que exagerar. A los festejos taurinos acuden unos y otros y su afluencia y comportamiento dejará pistas para un análisis serio y profundo. Los sociólogos tienen materia, pero yo me centraré en algún aspecto solamente. Eso sí, de bulto.

Pongamos como ejemplo la temporada de Fandiño y Mora y su más reciente mano a mano en Madrid. Repercusión máxima y reconocimiento pleno. Sí, pues plaza vacía en Zaragoza a su llegada. Se abre la incógnita: ¿Los aficionados han sabido del momento y calidad de estos dos espadas y no acuden a verlos o son tan pocos los aficionados que los valoran pero no se notan en la afluencia de una plaza?

Es patético que siendo los más reconocidos de la temporada no se produzca un movimiento e interés por verlos cuando los anuncian en otras plazas de toros. Quizá no sea cierto que el eco de sus triunfos llegue a la gente o que esa gente no sean aficionados y, por tanto, no corren a verlos. Conclusión: los aficionados que de verdad saben son tan pocos que no se notan y/o los públicos que no saben son los que de vez en cuando (cuando se les anuncian nombres sonoros) acuden un poco en masa -sin exagerar tampoco- y hacen bulto en las plazas.

Claro que automáticamente surge otra pregunta: ¿Si los que van a las plazas son los que no se enteran de quienes son los toreros buenos cómo después, con esa ignorancia total, deciden triunfos, indultos o broncas a presidentes? Contradicción que, es evidente, sabemos a quienes puede interesar.

Pero ya puestos, surge otra pregunta con sustancia. Si los medios taurinos, portales de internet incluidos, han aireado los triunfos de estos toreros citados y su épico mano a mano en Madrid y quienes los leen no se enteran o no se quieren enterar de que esos toreros son las auténticas revelaciones del momento. O esos lectores sostienen y mantienen su rutina de ir a ver siempre a los mismos. Claro que si es así ¿cuándo van a conocer a otros toreros que pueden ser mejores que los que están acostumbrados a ver?

También podría suceder que los seguidores de esos medios no sean tantos como se creen o sean solamente los que podemos llamar no aficionados (público en general o de aluvión) pues de lo contrario no se podría entender que no se fueran en masa todos a ver a los que les han contado que están hechos unos jabatos ante toros de verdad.

Yo mantengo que los aficionados de verdad son muy pocos y los curiosos son unos cuantos más. Los aficionados nunca se perderán o perderían la oportunidad de ver toros y toreros auténticos, mientras que los curiosos solo van de feria a feria y siempre que les pongan los mismos nombres que les suenan.

Zaragoza no prestó atención a estos toreros, Sevilla días después no llenó sus tendidos para ver a David Mora que era el máximo triunfador de Zaragoza y así sucesivamente. En mi época de joven aficionado quienes triunfaban arrastraban el interés de todos los aficionados. Lo dicho, los aficionados son muy pocos y quienes siguen los medios taurinos no se les puede catalogar, por lo visto y deducido, de aficionados auténticos; son solo curiosos, malos aficionados o simples seguidores de los toreros de moda.

Fandiño se dirige a brindar a David Mora
Plaza de Las Ventas, Otoño/2011

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