martes, 22 de noviembre de 2011

DE ORTEGA A ORTEGA Y EL TOREO ACTUAL / Por Fernando Mirat Arellano


Ortega y Gasset y Domingo Ortega, en la finca de éste,
toreando, al alimón. Foto: Fundación Ortega y Gasset

DE ORTEGA A ORTEGA Y EL TOREO ACTUAL
Fernando Mirat Arellano
Veterinario de Las Ventas
Madrid, 22/11/2011.- La Tauromaquia en su concepción como “arte de torear”, con un toro  y un torero como protagonistas, genera una creación de belleza en movimiento, donde cada momento es único e irrepetible y, en determinados instantes desde la inspiración torera cuando se conjugan arte y valor, se puede llegar a superar cualquier forma de expresión artística y emotiva ya que nace de  un juego con la muerte donde la tragedia está siempre presente. Esta lucha entre la vida y la muerte no es banal, ya que cuando el torero se funde con el toro, dominando y mandando en la embestida, es capaz de explicar dos partes bien diferenciadas de la filosofía; La ética en lo que a la teoría del valor se refiere, y la estética como la parte que encarna la belleza, el arte, la creación.
El toreo es un arte efímero, misterioso, que embruja,  comparado con un ballet escénico que cuando se incardina en la faena  parece detener el tiempo: "Se paró el reloj" es una expresión muy al uso.
Pero hay que tener siempre presente que el protagonista es el toro, un animal bravo, fiero, al que hay que dominar.
Domingo Ortega en la famosa conferencia que pronunciara en el Ateneo de Madrid  decía: "El toreo no hay que olvidar que no se trata de un ballet, en que conseguida la estética visual está logrado todo, sino que el toreo tiene un fin determinado-Someter y reducir al animal- y una estética visual en su caso, si no lleva consigo la eficacia que produce el bien hacer el arte, será negativa, aún cuando cuente con el aplauso de la mayoría de los espectadores. "Torear bien es hacer que no se desperdicie nada en la embestida del animal, si no que el torero la absorba y la gobierne íntegra".
A los cánones del toreo que resumían  la forma de torear: “Parar, Templar y Mandar”, Domingo Ortega añadió como dogma “cargar la suerte”. Sin cargar la suerte el toro entra y sale por donde quiere, y no, ha de ser por donde quiera el torero.
O mandas tú o manda el toro. Es indudable que para mandar hay que cargar la suerte; la profundidad la toma el torero cuando avanza la pierna hacia el frente, no hacia el costado, el toreo cobra una nueva dimensión. Al cargar la suerte el torero  gana terreno al toro, hay masriesgo y por tanto emoción,  a la vez el toro cambia de recorrido, se evita el embroque y el pase se hace en círculo rematándose detrás de la cadera para volver a iniciar el siguiente pase o lance.
Con el toreo así concebido, la emoción está servida, lo que muy bien ha dicho José Miguel Arroyo "Joselito": "La pureza es darle al toro la oportunidad de que te coja"
José Ortega y Gasset a la pregunta que le hiciera José Mª de Cossío al hilo de las tauromaquias que practicaban los toreros antiguos: ¿Se toreaba entonces mejor que ahora?
“Ahora no se torea. Hoy se hace estilo, y como elartista oculta la falta de densidad humana con el artificio, los toreros de hoy ocultan en el estilismo la ausencia de arte…Hoy no hay quites. El torero busca en esa suerte su lucimiento y huye de un peligro que hay que afrontar de cara, y arrastrando al toro a punta de capote. Hoy se torea de lado, dando al toro el costado y no el pecho. Antes desafiaba el lidiador al toro con la capa fruncida sobre el pecho, y al abrir esa capa era ya una escena varonil de garbo y drama. Antes los toros eran mansos y bravos, y el torero tenía que vencer las dificultades de una lucha a muerte. Hoy todos los toros son bravos y la selección crea un tipo de toro uniforme. La fiesta era entonces gallarda, impetuosa, áspera y frenética. Hoy es nada mas que monótona y pulida, y tiene el tedio de todo lo primoroso”.
Desde luego con esta reflexión crítica con la profundidad del conocimiento de la fiestaque profesaba, estableció un diagnóstico que hoy más de setenta años después cobra una realidad inusitada. La evolución en el toro en su comportamiento y en el toreo era y es evidente.
Ya decía Domingo Ortega que el toro marca diferencia con el toreo de su tiempo. El de ahora sale noblote, pues tiene menos movimiento intelectual. Antes había mayor número de toros complicados y es con ellos con los que se funde el arte de torear.
Hoy se dice con demasiado convencimiento que se “torea mejor que nunca”. No es cierto, depende de la concepción del toreo. Digamos que en cada etapa se ha ido toreando distinto, y cada etapa evolutiva ha tenido su mejor toreo. Yes que el toreo desde sus inicios ha evolucionado, eso sí lentamente, pero ¡¡ojo!!, no quiere decir que esa evolución se haya convertido en progreso. Las actuales formas llevan demasiado tiempo estáticas, los principios de la creación del arte se han roto, cada vez hay menos esplendor en la fiesta. Está debilitada y por eso sufre de ataquescontinuos. Para progresar hay que renovar: "Renovarse o morir".
El arte de torear no es cualquier cosa, no es dar pases para que el toro vaya y venga, citando de costado donde las mas de las veces es torero está "fuera de cobertura", por utilizar un término tecnológicamente mas moderno; lo que siempre se ha denominado "fuera de cacho".Generalmente se cita de costado, el torero y el toro transcurren por líneas paralelas y rara vez  se desvía la trayectoria o lo que es lo mismo, no se carga la suerte. Seha implantado un toreo de quietud en línea, con una evidente pérdida de “gallardía”;con demasiada asiduidad el torero pierde la verticalidad inclinándose hacia la trayectoria del toro acompañando el pase con el cuerpo, con el único propósito de alargarlo hacia afuera, minimizando el riesgo. Hoy el toreo se caracteriza por faenas largas de muleta que resultan tediosas, exentas de emoción. A los tres tercios tradicionales de la lidia, habría que añadir un cuarto; el de los avisos, que se practica a partir del lánguido sonar del cornetín.
La estética "postural" es un arte que practican determinados toreros; "un pase de cartel" es la expresión mas al uso. Es cierto que el arte en tauromaquia es efímero, pero no lo debe ser tanto como para limitarse a plasmar una serie de detalles a los que les falte la continuidad del mando, de la ligazón, del riesgo, en fin, de la emoción encadenada aunque tenga pocos eslabones.
Es indudable que las nuevas formas de torear han influido de manera decisiva en la selección del comportamiento del toro. También esta influencia se ha transmitido al sentir del público que la ha aceptado sin reservas.
Ya Domingo Ortega culpaba en gran medida a los aficionados por no haber sido consecuentes con sus convicciones, que se han dejado arrastrar por la personalidad de los toreros, pero nunca o casi nunca de las buenas normas de practicar el arte.
Los derroteros por donde caminan los pilares de la fiesta: Toro, torero y toreo, no tienen retorno. Un toro mas toreable a las nuevas formasse ha ido implantando y ha sido aceptado por el público. Si bien , quedan reductos de "aficionados" que discrepan de esta modernidad. Reivindican a veces enfervorizados la recuperación de "encastes" que protagonicen una forma de lidia que reinase en otras épocas, los toros con poder y variado comportamiento, cuyas inciertas y misteriosas embestidas devuelvan la emoción al espectáculo.
Para ellos, para esos "románticos" recordemos las rimas de Bécquer:
...pero aquellas que el vuelo refrescaban
tu hermosura y tu dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
esas..¡no volverán!
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1 comentario:

  1. Certero diagnóstico y sutil pronóstico. Hay que procurar que no inspire el epitafio.

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