martes, 25 de septiembre de 2012

El Apunte de François Zumbiehl: La Corrida es Constitucional en Francia



El Apunte de François Zumbiehl: 
La Corrida es Constitucional en Francia

Por: François Zumbiehl 
Lejos del ruido, de las pasiones y presiones, los sabios de la Corte Constitucional de Francia han emitido su juicio: la ley de 1951 que permite la celebración de corridas en Francia, exclusivamente en las regiones de tradición taurina ininterrumpida, es conforme a la Constitución. Por tratarse de la más alta jurisdicción del país, los oponentes a los toros ya nos disponen de ningún otro recurso en el derecho francés.

Más allá de nuestro alivio, es importante apreciar con serenidad las consecuencias de tal decisión que desborda la simple cuestión de la legitimidad de la corrida en el país galo, legitimidad por otra parte definitivamente establecida por el « considerando » de la alta corte según el cual esta práctica tradicional “no daña ningún derecho constitucionalmente garantizado”.

A mi modo de ver lo fundamental es que en nuestra nación la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley no es incompatible con el respeto de la diversidad de las culturas, en particular regionales, y que éstas a su vez merecen ser toleradas y respetadas por los que no las comparten, con la salvedad de que sean conformes a la declaración universal de los derechos humanos, como por su parte lo estipulan las convenciones de la Unesco.

Es una condición imprescindible para preservar la riqueza de nuestro patrimonio nacional, -en este caso el patrimonio inmaterial-, y se trata de una preocupación de interés general que justifica la derogación al principio de igualdad penal, como acaban de indicarlo los miembros de la Corte Constitucional.

En una palabra, la unidad de la nación no implica la uniformidad de las sensibilidades y de los modos de vida, como quisieran imponerlo los animalistas y demás oponentes a la tauromaquia con su actitud totalitaria.

Al estimar jurídicamente fundado el concepto de tradición, los sabios han también legitimado el concepto de excepción cultural, noción eminentemente francesa, sobre la cual está basada la ley de 1951. Por ello la honorabilidad ciudadana de todos los aficionados de Francia queda garantizada por este dictamen, del mismo modo que queda implícitamente reconocido el valor patrimonial de la corrida.

Esto nos confiere aun más el amparo de la ley y nos da fundamento para reaccionar, por las vías legales, contra todos los insultos, intimidaciones y agresiones que hacen llover sobre nosotros los antitaurinos, creyendo poder gozar de la impunidad cuando se prometen acabar con nuestra “minoría”.

Por cierto, un muy reciente sondeo solicitado por el diario Midi Libre establece que 52% de los franceses en todo el territorio nacional son favorable, o por lo menos no opuestos a la fiesta de los toros. Esta cifra sube hasta el 61% en las regiones taurinas.

¡Estamos lejos de los 80% de oponentes declarados que Ustedes señalan en sus campañas, señores antitaurinos!

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