viernes, 24 de mayo de 2013

Decimotercera. Cuarto y mitad de Jandilla para una kermese antitaurina / José Ramón Márquez


Cuerno de Campeón, sobrero de Carmen Segovia, lidiado por el Artista.
Faena al hilo del pitón, pues el cuerno cayó en el 9 y el galafate fue macheteado entre el 4 y el 5

"...Ni lo sé ni me importa el baile de corrales que habrá habido en Las Ventas. Sólo sé que esos bichejos deleznables no debieron jamás pasar el control veterinario y presidencial, por la decencia de la Plaza y por respeto a los veinticuatro mil primos que se sientan en la piedra; van a ver un espectáculo anunciado como ‘Corrida de Toros’ y se encuentran con que les dan el Disney on Ice, pero sin ice, y sin rastro del elemento toro...."

José Ramón Márquez
Antes de entrar en la Plaza, junto a la estatua de Manili, nos cuentan la noticia bomba de que July, enfadado por no haber podido vérselas con la de Miura en Sevilla, se ha pedido la sustitución de Fandiño en la de Adolfo, pues es tal su afán de demostrar su poderío que no quiere que se le pase el año sin callar muchas bocas. Con esa interesante conversación llegamos a la localidad, que ya va a comenzar el paseíllo.

¿Y hoy? ¿Qué decir? Si lo de hoy lo llegan a organizar los de PETA no les sale mejor, porque hay que ver el recital antitaurino que nos hemos merendado hoy en Madrid pasando por taquilla. Y a Plaza llena, para más INRI. Que no hace falta que Alaska se ponga en plan becerrita de engorde con dos banderillas en un velcro para echar por tierra esto, que se bastan los del mundillo, los empresarios, ganaderos, apoderados, toreros, críticos, ellos solitos para hundir el tinglado y acabar con la Fiesta. Y mientras los toros de Miura, de Escolar o de Cebada Gago se van a la France, aquí nos quedamos tan pichis con las soberanas y antitaurinas cabras de Jandilla remendadas con sus primitos deVegahermosa para apurar hasta las heces las dos tazas de este chocolate aguado y de sobre que nos procura cotidianamente la insidia, el cálculo y la desfachatez de la empresa arrendataria de la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas.

Ni lo sé ni me importa el baile de corrales que habrá habido en Las Ventas. Sólo sé que esos bichejos deleznables no debieron jamás pasar el control veterinario y presidencial, por la decencia de la Plaza y por respeto a los veinticuatro mil primos que se sientan en la piedra; van a ver un espectáculo anunciado como ‘Corrida de Toros’ y se encuentran con que les dan el Disney on Ice, pero sin ice, y sin rastro del elemento toro. Para más rechifla, los de Vegahermosa han adoptado como hierro la letra T, la te de tontos, de tarugos, de tardos, de toletes, la te de tienen menos vergüenza que un gato en una matanza.
Al lado de lo que han echado hoy, lo de ayer es una página delCossío. Toros y toreros, hasta Luque si me apuras.

Los toreros de hoy fueron Finito de Córdoba, nombre artístico de Juan Serrano Pineda, Morante de la Puebla, nombre artístico de José Antonio Morante Camacho, y Miguel Ángel Perera, nombre artístico de Miguel Ángel Perera Díaz.

Lo de Juan Serrano es indescriptible. Llevaba sin venir por Madrid desde 2006, y poca gente le había echado en falta. Aquel remoto día de hace siete años se anunció con toros de Fuente Ymbro, a los que no quiso ni ver, junto a July y a Perera. Ese mismo Perera, que acompañó a Finito en su ocaso de hace siete años y que hoy le ha vuelto a acompañar en su ocaso de esta tarde. Le echaron a Finito por delante de Morante, que no quiere abrir cartel. No hay palabras para describir a un torero que no ha sido apenas nadie, tras veintidós años de alternativa, y que viene, como quien dice de emérito, a dictar la lección magistral de la nada, de esa nada cósmica que se sustancia en demostrar al tendido que está hasta las trancas, alargar la secuencia de medios pases, telonazos y probaturas y tratar de no pensar en que en un momento tiene que perfilarse para entrar a matar. En su segundo, según parece, dio dos verónicas. ¿A quién le importan?

El buenazo de José Antonio, con sus caracoles capilares untados de gomina -de grasa de jamón de bodega dice X.-, con sus arrobillas que piden a gritos un monitor de Pilates, con su aire ido, que se diría que es todo de algodón, que no es de este mundo, arrastra a una legión de almas crédulas deseosas de ver las Apariciones de El Escorial en Las Ventas, y antes de que haya llegado el hombre a rematar nada ya atruena el ¡Ole!, el ¡Ol...! o el ¡O...!, depende de lo que se tarde en chafarse la expectativa puesta en el lance. Por ahí anduvo el hombre con sus cosas y cuando vio las dos verónicas de Finito al cuarto, se fue el malaje al toro a hacer su quite, pensando que con ese lo iba a bordar... y como de toros debe entender lo justito no se dio cuenta de que el toro ya estaba RIP pues el estrés al que le había sometido el de Sabadell en esos dos lances había agotado la escasísima fuerza motriz del semoviente. El resto de lo de Morante fueron esas puras moranterías que tanta gracia le hacen a sus seguidores. Le apoderan los «Espectáculos Taurinos Mexicanos» y la verdad es que en lo de espectáculos han acertado de pleno porque el tío se monta un show que parece Bruce Springsteen, y si oyes hablar a sus hooligans, ya ni te cuento. En lo de taurinos ya la cosa es más discutible, porque la cosa empírica nos avisa de que estando Morante, el toro ni está ni se le espera, como dijo el conde aquél.

El tercero era Perera. Alguien dijo en la Andanada que el otro día había cortado una oreja -reconozco que no suelo hacer mucho caso a ese tétrico galardón-. Me puse a buscar en la memoria a ver si recordaba algo de lo de Perera y aquello era el encefalograma plano, que no se venía a la mente ni medio recuerdo. Es curioso esto de la memoria selectiva de los toros, que uno pueda tener tan presentes algunas faenas -muchas de ellas sin la recompensa peluda- de hace treinta años y, sin embargo, otras de hace cuatro días ni existan. Con Perera, he de reconocerlo y no es una licencia literaria, me di una cabezadita. Me venció el sueño. Un cafelito me habría venido divinamente antes de la corrida, pero no vi al padre de Luque por lado alguno. Me sacó de la somnolencia un firme silbido que remachaba la pésima colocación del torero que, acaso espoleado por tan formidable silbo se colocó un poco mejor y sacó dos o tres muletazos en redondo medio estimables, lo cual convierte a Perera en indiscutible triunfador de la tarde. Hizo una faena larguísima y al toro lo mató a la última. En su segundo ya no atendía a silbos ni a nada, sobre todo porque el pútrido Jandilla era de condición parada y el guarripé del bicho ni iba ni venía, por lo que la cosa se hacía interminable.

Pongamos en el haber de Perera que lleva junto a él a una buena cuadrilla: Francisco Doblado e Ignacio Rodríguez a caballo yJoselito Gutiérrez, Juan Sierra y Guillermo Barbero con el percal. Juan Sierra anduvo excelentemente con los palos.
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