sábado, 18 de mayo de 2013

LA FIESTA ESTÁ DE LUTO / Por Bardo de la taurina


Alfonso López Barrenquy

En lo taurómaco, siempre respetó a su pluma y por ello nunca la prostituyó con la tinta de la mentira o el alquiler del servilismo, al becerro disfrazado lo repudiaba por denigrar la fiesta, sin que dieran un trapazo, reconocía a los torerillos de oropel, se molestaba cuando  del palco de la ‘autoridad’ volaban como confeti las orejitas patrañeras y hasta suspicaces, Don Alfonso periodista que nunca se engaño, ni engaño.

LA FIESTA ESTÁ DE LUTO

Bardo de la taurina
Don Alfonso López Barrenquy, capitalino de nacencia, aunque muchos lo pensasen ibérico, se piro pa’ la tierra de nunca jamás, siempre complaciente con quienes deseaban escuchar a ese grandioso pelotaris que dio noches gloriosas en el Frontón México, las que protagonizo al lado de otros inmensos como Aquiles Elorduy el ‘Cesta de seda’, Julián Ibarlucea, ‘El Matemático Ituarte’, Guillermo Amuchástegui a quien los apostadores bautizaron como ‘El milagro de la pelota’, y como no recordar al inmenso Alberto Roser ‘El Príncipe’, Paco Berrondo, a quien nombraban como ‘El Caballero de las Canchas’, a Segundo Sáenz, y ¿que tal aquellos hermanos? Salsamendi Isidoro ‘El Jorobado’ y José Luis ‘El Maestrito’, más nombres pa’ el recuerdo como el de Echeverría, mejor conocido como ‘El Pescado’, o Carlos Bertch Izaguirre ‘El Loco’, y ‘Braci forte’ mote con el que se conocía en el ambiente a Julian Ugartechea y desde luego una mención pa’ Moisés Solana y ‘Chicuri II’ y de aquellas épocas Don Alfonso recordaba acontecimientos como aquel de que Rodolfo Gaona ‘El Califa de León’, fue en los principios del Frontón México gerente del mismo, del cual el restaurantero de los toreros Don Pedrito Yllana el famoso ‘Tío Luis’ fue cantinero y decía que el matador Luis Castro ‘El Soldado’ con la raqueta era un ‘General’.

En lo taurómaco, siempre respetó a su pluma y por ello nunca la prostituyó con la tinta de la mentira o el alquiler del servilismo, al becerro disfrazado lo repudiaba por denigrar la fiesta, sin que dieran un trapazo, reconocía a los torerillos de oropel, se molestaba cuando del palco de la ‘autoridad’ volaban como confeti las orejitas patrañeras y hasta suspicaces, Don Alfonso periodista que nunca se engaño, ni engaño.

Y ya que he mencionado a los jueces de plaza siento preocupada a esa taurina que lo es Doña Gabriela Arroy, quién en la red social expresara textualmente ‘Pues mientras no haya una estructura para alinear a todos los jueces de las plazas de toros, seguirá así la fiesta, ¡ineptos!’ (V – 12 – 13) y desde luego que hace falta unificar criterios, mas el asunto es complejo empezando por lo legal como lo sería que todos los estados tuviesen instaladas sus Comisiones Taurinas, lo cual no sucede o no operan como tal, comenzando por lo elemental que debiese ser el que entre empresa y usías exista una sana distancia, luego viene el hecho de que los jueces tengan el carácter y la valentía para no dejarse intimidar por los empresarios y de ahí se desgranan otras condicionantes como lo sería el hecho de que ninguna empresa nombre o acomode en los palcos a sus cuates, luego a los biomberos se les debería de auditar en cuanto a su solvencia moral y taurina en lo toristico y lo toreristico tanto en lo técnico, como en lo práctico y en el factor criterio porque en esto de presidir corridas los manirrotos como los miserables son igual de dañinos, en fin el tema es álgido y requiere de atención inmediata por lo que desde aquí exhorto a Doña Gabriela Arroy a que con ese su amor, pasión y entusiasmo a la fiesta, inicie una campaña sólida que emane de los aficionados en pro de la dignificación de los palcos en la que por ejemplo podrían aportar la propuesta como; ‘Que los jueces de plaza dentro de las 24 horas inmediatas a los festejos den a conocer públicamente el reporte de cada festejo en donde se asiente por principio en base a que criterio aprobaron los bureles lidiados, incluyendo como las edades fueron cotejadas y de ahí todo lo demás’ ¡Venga señora! que ya es tiempo de que los aficionados se comprometan accionando en pro de su fiesta, hasta lograr, lo que no se ha logrado hace tiempo y que si se logra, sería un gran logro, que lo es, el que la Fiesta Brava vuelva a ser digna, seria, ética, respetable y que desde luego recupere su esencia de fiesta popular, es decir del pueblo, del público, de los aficionados y no de quienes la tienen ubicada dentro de la Sección Amarilla como ‘Negocio Taurino’.
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