miércoles, 30 de abril de 2014

MORANTE, CICATERO / Por Pla Ventura

Con estas formas, habitual y peor en México, no se va a ningún sitio Sr. Morante

¿Está tipificado como delito que un matador de toros mate novillitos? Seguro que no, pero todos sabemos de que es una acción fraudulenta.

MORANTE, CICATERO

Pla Ventura
Me molesta, como español, ver a mis compatriotas burlándose de los mexicanos porque, como nos ha contado nuestra compañera Mary Aguilar, lo de Morante por tierras hidrocálidas ha sido nefasto. Pero no solo es el diestro de La Puebla el que acude a México para escarnecerse de dicho público, hasta el mismo Iván Fandiño, el gran Fandiño honradísimo y cabal como nadie en España y Francia, igualmente acudió al país azteca en la temporada mexicana para matar “becerros” despuntados.

Nosotros, los españoles, y es duro reconocerlo, casi todos llevamos un delincuente dentro y, a poco que se nos deje de vigilar muy pronto actuamos como tales -el mundo de la política es un claro ejemplo- y en el mundo de los toros no podía ser una excepción y a las pruebas me remito, caso de Morante en Aguascalientes. ¿Está tipificado como delito que un matador de toros mate novillitos? Seguro que no, pero todos sabemos de que es una acción fraudulenta.

Como sabemos, el delito tiene mil formas y en muchos casos, hasta éste queda encubierto. Legalmente, por supuesto, nadie podrá encausar a Morante por lo que ha hecho en la plaza hidrocálida, pero él si sabe que ha actuado de forma vergonzante para escarnio de una afición que lo admira e idolatra. Como se ha demostrado, ese es nuestro papel, engañar a los mexicanos.

Muy triste todo lo dicho porque las tropelías que aquí no les dejan llevar a cabo, -y aquí hacemos muchas- en México son práctica habitual. Es cierto que, Antonio Barrera, su apoderado actual, como quiera que en México tuviera que matar auténticas corridas de toros, ahora, sabedor de todas las artimañas de México, lo que él no pudo “gozar” quiere ahora que lo disfrute su poderdante.

Y en el reverso de la moneda solo tenemos que recordar las últimas compañas de Zotoluco y Arturo Macías en España; el primero mató toda la camada de Miura y, el segundo, como no podía ser de otro modo, las corridas más duras que se lidiaron en nuestra piel de toro en aquella ocasión cuando vino. De igual modo, los mexicanos llegados a España, tanto el pasado año como en el actual, ninguno ha matado una corrida de Juan Pedro, por dar un ejemplo clarísimo de todo lo que digo.

Hace más de quinientos años llegamos los españoles a Hispanoamérica para joderles y, cinco siglos después, seguimos haciendo lo mismo. Como se sabe, los españoles, en todas las ramas de la infracción seguimos siendo líderes y, como decía, en los toros no podíamos ser una excepción. Es algo que lo llevamos en la sangre. Hay un chiste al respecto que nos define por completo.

Un pobre acude a confesarse un domingo antes de la misa. Se sienta en el confesionario y dice:
-Padre yo me acuso……
Y le dice el señor cura.
-Tú no tienes que acusarte de nada porque no tienes cargo alguno de relevancia, ni tienes poder, ni dinero, ni tienes nada. Quedas absuelto.

Queda claro que, el chiste antes contado nos lo resume todo. Ser honrado tiene que ser sinónimo de humildad y pobreza porque todo aquel que tiene poder y maneja el dinero difícilmente camina por el sendero de la honradez. Con lo hermoso que sería que, por ejemplo Morante, con su arte con su dinero, con su poder y con todo lo que tiene, que llegara a México y pidiera una auténtica corrida de toros. Pero no está hecha la miel para la boca del asno. En este caso, el asno ha sido el público hidrocálido que pagó una fortuna por verle y no vieron nada.

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