jueves, 24 de julio de 2014

1ª de la Feria de San Jaime en Valencia. Oreja para Climent y otra muy valiosa para Varea que fue la revelación de la tarde / por J.A. del Moral








"...esta última edición juliana quizá sea la más pobre que recordamos últimamente. ¿Por qué? Pues hay opiniones para todos los gustos. La mía es que la ostensible o la más sonora ausencia de Enrique Ponce, de José María Manzanares y en menor medida la de Morante de la Puebla se ha producido como consecuencia de haber tenido que esperar más tiempo de la cuenta la decisión que tomara el ínclito José Tomás..."


1ª de la Feria de San Jaime en Valencia 
Oreja para Climent y otra muy valiosa para Varea que fue la revelación de la tarde


J.A. del Moral · 24/07/2014
Muy entretenida resultó la novillada que prologó esta parte nuclear de la feria. Varios de los novillos de Talavante dieron juego y la terna pudo lucirse con desiguales resultados. Destacó con mucho el debutante de Castellón, Jonathan Varea quien además de la oreja dio una vuelta al ruedo. Le siguió en méritos el valenciano de Puig, Cristián Climent. Mientras Álvaro Lorenzo, con peor suerte y menos aciertos, se fue de vacío.


Valencia. Plaza de la calle Xátiva
Miércoles, 23 de julio de 2014. Primera de feria. Tarde clásica del mes de julio en Valencia, soleada, muy calurosa aunque muy húmeda y con bastante viento refrescante que llega del mar. Un cuarto de entrada repartidilla.

Seis novillos de Talavante, no sé si de don Alejandro. Bien presentados y de juego desigual. Manso, sin fuerza y con geniecito muy molesto el primero. Noble aunque diezmado de fuerza tras el volantín que se pegó en el primer tercio el segundo. Excelente por todo el tercero. Noble y encastado tras mansear en los dos primeros tercios el cuarto. De huidizo y distraído a muy noble con lenta clase por el pitón izquierdo el quinto. Complicado el sexto.

Álvaro Lorenzo (amapola y oro): Estocada trasera y descabello, aviso y palmas. Dos pinchazos y estocada, aviso y palmas.
Cristián Climent (añil y oro): Dos pinchazos y estocada, silencio tras ser aplaudido después de matar. Buena estocada, aviso y oreja e injustificada petición de otra por puro paisanaje.
Jonathan Varea (verde botella y oro): Pinchazo y estocada, aviso y oreja. Estocada contraria y dos descabellos, petición insuficiente y vuelta al ruedo.

Este año sí que podemos decir que la Feria de Julio de Valencia desmerece la última de Fallas. Hace ya mucho tiempo que este ciclo valenciano, que otrora fue el más importante de los que se celebran en la capital del Turia, fue poco a poco bajando de categoría en cantidad y calidad con respecto al fallero que, al contrario, iba subiendo hasta convertirse en una feria importantísima en la que han venido compareciendo todas o casi todas las grandes figuras, además de los que aspiran a serlo.

Pero esta última edición juliana quizá sea la más pobre que recordamos últimamente. ¿Por qué? Pues hay opiniones para todos los gustos. La mía es que la ostensible o la más sonora ausencia de Enrique Ponce, de José María Manzanares y en menor medida la de Morante de la Puebla se ha producido como consecuencia de haber tenido que esperar más tiempo de la cuenta la decisión que tomara el ínclito José Tomás, dicen que en principio apalabrado para que compareciera en el coso de la calle Xátiva y que, tanta espera, a la postre fallida como tantas y tantas del caprichoso sujeto de Galapagar, trajo fatales consecuencias.

Uno comprende que las empresas intenten contar con José Tomás pese a su cada vez menos consistente creencia de que su presencia suele tirar mucho de los abonos y que, con él en los carteles, no hacen falta contratar a otras estrellas por muy importantes y seguros en el éxito que sean. No han venido por lo carísimo que resultaría pagar lo suyo a Tomás y lo que se iban a llevar los demás. Al final, estos cálculos han terminado como el Rosario de la Aurora. Por eso creo que se equivocan las empresas, tal y como parece haber sucedido aquí este año. Y es que las estúpidas esperas al sí o al no de Tomás casi siempre terminan en fiasco. La misteriosa informalidad del ínclito sujeto de Galapagar está causando muchos disgustos y no pocos estragos como hemos visto este año aquí mismo en Valencia y por lo ocurrido con Bilbao cuando Tomás aseguró el año pasado a los más directamente interesados de que estaría presente en el cartel de la corrida conmemorativa de la fundación de la Villa bilbaína y al final les dejó compuestos y sin novia. Bien merecido lo tienen todos. Ya es hora de que se quiten la venda tomasiana de sus ojos y empiecen a ver la realidad. Ahí está el impresionante ferión que se anuncia en Bilbao para el próximo agosto en el que por supuesto ni falta que hace contar con el fantasmagórico diestro. A ver si se va de una puñetera vez y nos deja a todos tranquilos porque estos jueguecitos del ratón y el gato con que somete a las empresas e incluso a sus más incondicionales adoradores se está pasando mil pueblos y hacen mucho daño a La Fiesta.

El festejo de ayer en Valencia fue un aperitivo novilleril. Apenas sé ni me acuerdo cómo son toreramente hablando Álvaro Lorenzo, Cristián Climent y Varea que se llama Jonathan según la moda de los padres de los años en que nació. Se conoce que el chico ha preferido suprimir su nombre inglés por sabe Dios qué. Si continúa suprimiéndolo o no, dependerá de cómo toree en adelante. Veremos… Los novillos se anunciaron a nombre de Talavante. Esto me suena mucho más. ¿Será el gran torero el ganadero? Me dicen que sí. Pregunto más cosas a mis vecinos de localidad. Los que tengo cerca me dicen que ayer debutaba en Valencia y que Varea nació En Almazora (Castellón), vecino pues y cuasi paisano por tanto. Álvaro Lorenzo es toledano. Y Cristián Climent de El Puig, provincia de Valencia.

Los tres espadas hicieron el paseo impecablemente vestidos, supongo que de estreno. Actualmente no visten como lo hacían los novilleros de mis años más jóvenes, casi todos con ternos usados cuando no alquilados. También supuse que los tres de ayer se habrían vestido en algún buen hotel. Faltaría más. Les cuento una anécdota de dos novilleros de finales de los años 40. Miguelito Báez Litri y Antoñito Ordóñez que también había nacido en Ronda como su padre, Cayetano. Me la contó el hijo hace mucho tiempo. Fue en una novillada que torearon ambos en Málaga. La noche anterior durmieron los dos en la misma habitación del viejo hotel Niza, sito en la calle Larios. Antonio era muy fogoso y Litri muy friolero. Como el de Huelva se levantaba para cerrar la doble ventana tras abrirla una y otra vez Ordóñez, en un mutuo despertar, éste propuso a Miguel el siguiente acuerdo: “¿Dejamos una parte de la ventana abierta y otra cerrada?”. Y Litri respondió enseguida con su proverbial ingenuidad: “De acuerdo…” Pocos años después, Los dos se pusieron más que ricos… ¡Qué tiempos aquellos…¡

El primer novillo de la tarde ferial que nos ocupa, un colorao gordo y bien de cara sin pasarse salió sin fuerza. ¿Cuántos novillos, cuántos toros salen así ahora? Muchísimos. También con querencia a tablas. Y, claro está, noble. Esas tres palabras las tenemos que escribir casi todas las tardes. Nada especial vimos de Alvaro Lorenzo con el capote antes de ser picado el novillo con breve intervención del varilarguero. No hubo quite del matador. El animal escarbó y se distrajo antes de tomar el segundo puyazo, defendiéndose y saliendo suelto. Como tantos, repito. Muchos ganaderos españoles, demasiados, están manejando más la mansedumbre que la bravura como vienen haciendo los mexicanos. Así están allá las ganaderías… Quite de Varera con cierto garbo en la revolera de remate. El novillo se dolió mucho en palos y derrotó alto en los embroques. El de Toledo se llevó al novillo casi a los medios e intentó pasarlo de muleta con la derecha y luego con la zurda. Apenas consiguió muletazos enganchados, unos por no poder ni saber templar las broncas embestidas del burel y otros por culpa de viento. Solo le salieron aceptables los de pecho. Así es muy difícil torear y más un principiante. Había que matar antes. La gente se cansó y empezaron los pitos. Hasta que, menos mal, agarró una estocada entera en no mal sitio con posterior descabello.

El negro cuarto salió olisqueando tablas y como queriendo saltar al callejón. Pero de seguido metió la cara muy por abajo en las sentidas verónicas de Lorenzo que tuvo la de cal con este novillo por lo menos para empezar. El primer puyazo lo tomó con alegría yendo desde lejos aunque pronto salió suelto. Con un leve picotazo lo cambiaron a banderillas y cuando Lorenzo se disponía a quitar, el novillo se fue de nuevo al caballo contrario. Enojado, Lorenzo quitó por fin con muchas ganas. Las tenía tras no haber podido hacer casi nada con el primer novillo. Díscolo, doliéndose de los palos y hasta desarmando a un rehiletero, se cubrió el segundo tercio. Mientras se pareaba, Lorenzo ya tenía en las manos muleta y montera para brindar en los medios. Como seguía soplando el viento, la faena la empezó cerca de las tablas con tanteos diestros por bajo y, al ver que el novillo no quiso coles allí, lo abrió más allá de las rayas. Lorenzo se mostró tan deseoso como de nuevo poco templado. Este novillo era sensiblemente mejor que el primero y había que extremar el temple. Muy valiente, no lo consiguió del todo el toledano hasta ser desarmado. Firme sí que estuvo, pero era absolutamente necesario conseguir que el novillo no enganchara la muleta para mandarlo y someterlo. Se veía venir la cogida y se produjo, siendo llevado medio conmocionado a la barreara donde le refrescaron y volvió a la brecha tan valiente y firme como antes y, por la cogida, con el púbico más a su favor aunque sin poder evitar otro amago de cogida. Al final, más templado por naturales, el animal mostró lo bueno que siguió siendo pese a tantos desajustes. Con la espada, Lorenzo no tuvo tanto valor y pinchó.


Muy alegre salió en negrito segundo de la tarde. Pero suelto y distraído. Cristián Climent mostró buen estilo en los lances que pudo dar en el saludo y francamente bien por verónicas después, llevando al novillo hasta los medios desde el tercio. Había metido bien la cara por abajo el animal. Lástima que se pegara un volantín al salir de un capotazo en la brega. Le afectó porque perdió las manos al llegar al caballo por primera vez. Cuidando de no dañarle, tomó el segundo. Y al quite Varea por chicuelinas cuasi andadas y garbosa media. Montoliú, que suele actuar muchas veces en las ferias de Valencia, pareó con la inconfundible personalidad paternal y el acierto que acostumbra. Climent brindó al respetable. El novillo era bueno aunque quedó algo tardo y se defendió un puntín. Altos con la derecha en el arranque de la faena en tablas. Y viento en los medios. Lástima. Los inevitables enganchones y la diezmada fuerza del animal, descompusieron la mayor parte de los pases. La gente con el de El Puig. Y la música rauda en el pasodoble. Muy buenas las intenciones de Climent como demostró con la izquierda tras intentarlo por redondos con el animal poco a poco muy a menos en brío. Luego, de nuevo a derechas y de uno en uno, le cogió mejor el aire al novillo. Circulares invertidos desigualmente completos – no debió insistir – y arrimoncito oportuno. Ayudados por alto, trinchera, desplante a novillo casi parado y pinchazo trasero al que siguieron otros con aplausos para animar al zagal. Ya se había esfumado una posible oreja cuando el animal se echó, se levantó y, por fin, murió de certero espadazo.

El quinto, un castaño albardado, correteó como sus hermanos hasta ser fijado por Climent aunque enseguida salió suelto y sin hacer caso de las llamadas capoteras. Terminó metiendo la cara al capote medio lucido de Cristián. Fue prácticamente al caballo por su cuenta tomando un largo puyazo del que también se fue. Climent quitó sin redondear su intervención y, luego del picotazo de rigor en el segundo encuentro, Varea intentó quitar por delantales. Se banderilleó con prontitud y Climent brindó elevando al Cielo su montera. Muy huidizo el novillo, sin fijeza e informal. Climent no tardó en someterlo con firme templanza para sacarle lo bueno que llevaba dentro. Fue mejor por el lado de los naturales. Mucho mejor que por el otro pitón. Y por ese lado cuajó Climent muchos naturales francamente estimables pese a rajarse el animal antes de la cuenta. Debió insistir por el izquierdo porque, tras no embestir el animal por el derecho, Cristián recurrió a los circulares invertidos y a más muletazos zurdos de los que salió prendido sin consecuencias por moverse algo en plena y muy lenta embestida del burel. Unas giraldillas y un desplate pusieron broche a su labor que cerró con gloriosa estocada. Le valió la segunda oreja del festejo.


El debutante castellonense Varea encaró al tercer novillo que salió alegre y corretón. Muy bonito, colorao, bien hecho. Y obediente en los lances de Varea que remató con mejor estilo que en los inmediatamente antes recetadas verónicas. Un decir. Fue bravo y derribó en el primer puyazo. Pero, tras empujar tanto, perdió las manos después de derribar. El segundo fue señalado. Mejor así. Quite de Lorenzo por chicuelinas que el público protestó por abusar del animal. No obstante, el novillo se fue arriba en palos. Bien José Ibáñez. Y brindis de Varea. Buen inicio de faena con la derecha. El novillo tuvo suficientes brío y nobleza, sobre todo por el lado izquierdo. Y Varea se explayó al natural. Muy templado, reunido y con cierta clase. Otro tanto por redondos bien ligados a uno de pecho a pies juntos tras cambiarse de mano. Una faena propiamente dicha a tono con la calidad del oponente. Nueva ronda diestra rematada con un pase de pecho arrodillado. Y más naturales de uno en uno por empezar a tardear el novillo rematados con un perfecto pectoral. Ayudados por bajo muy poncistas, de pecho zurdo y, ¡mechachis en San Genaro¡, pinchazo y estocada entera arriba alargando el brazo yéndose de la recta que todo hay que decirlo. Tardó en doblar el novillo y sonó un aviso. Varea no quiso descabellar para que no se le escapara la posible oreja. Y como a la gente le gustó esta vez la agonía del burel recostado en tablas, se la pidieron y concedieron tras derrumbarse en la arena. Demasiado tardó el usía en concederla.

Con parecido comportamiento al de sus hermanos saltó a la arena el negrito y más terciado sexto aunque quedándose corto en el capote y sin que le sobraran las fuerzas. Carecía de éste requisito. Le pegaron demasiados capotazos antes de ser picado. Y se derrumbó tras el primer encuentro con los montados. Banderilleado con cierta premura y con susto incluido, Varea volvió a brindar la faena al público, seguro del novillo y de sí mismo. Detalle a tener en cuenta. El debutante demostró que era el más capaz y el más artista de la terna. Supo buscarle las vueltas a este novillo pese a ser sensiblemente peor que el tercero. Aún sin poder redondear, volvió a evidenciar que el temple es una de sus virtudes. Y la tranquilidad. Y la inteligencia. Y la donosura… Este niño puede ser alguien y me alegra poderlo escribir. Hasta supo quitarse a tiempo de los amagos de cogida y de las ganas que tuvo el novillo de engancharle el engaño. Si en el novillo anterior estuvo estupendamente, con este sexto anduvo en importante y con más merito aún que en su anterior oponente. La habilísima estocada con que mató pese a resultar bastante contraria y pese a tener que descabellar, le valió el reconocimiento de su valía pese a no cortar oreja. Dio una merecida vuelta al ruedo.

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