lunes, 7 de julio de 2014

2ª de los Sanfermines : Una de las más grandes faenas de Hermoso quedó sin premio / J. A. del Moral



"...En tarde muy lluviosa sucedió algo tan insólito como incomprensible: el público no pidió ni una sola oreja para una obra que en cualquier otra plaza hubiera sido de rabo pese al pinchazo y el rejonazo con que mató al primer toro de la muy noble aunque débil corrida da la familia Capea..."

2ª de los Sanfermines en Pamplona
Una de las más grandes faenas de Hermoso quedó sin premio
  • Creo llegada la hora, por máximo ejemplo, de que Diego Ventura debute en Pamplona. No puede ser que quien ostenta el lugar sobradamente ganado tras moderar ostensiblemente los iniciales y exagerados efluvios que distorsionaban su buen montar, certero clavar y bien matar, continúe sin ser contratado para los Sanfermines como si no existiera.

J. A. del Moral
En tarde muy lluviosa sucedió algo tan insólito como incomprensible: el público no pidió ni una sola oreja para una obra que en cualquier otra plaza hubiera sido de rabo pese al pinchazo y el rejonazo con que mató al primer toro de la muy noble aunque débil corrida da la familia Capea. Pero lo más increíble sucedió después. Al mismo Pablo Hermoso le regalaron la oreja del cuarto tras los dispendios absolutamente pueblerinos que convirtieron la plaza de Pamplona en un escenario verbenero con tres orejas y salida a hombros de regalo para Roberto Armendáriz y otra de la misma guisa para Sergio Galán.

Plaza de toros de Pamplona. Domingo, 6 de julio de 2014. Segunda de feria. Tarde muy nublada, amenaza de lluvia y viento fresco con lleno total.

Seis toros despuntados para rejones de Carmen Lorenzo (Capea procedencia Murube), bien presentados y nobles en distintos grados de fuerza, escasa en líneas generales. Bondadosísimo el débil primero. Noble sin más el segundo. Noble y demasiado débil el tercero. Manejables el cuarto y el quinto. Distraído y muy a menos el sexto.

Pablo Hermoso de Mendoza (casaquilla roja y oro con sombrero calañés): Pinchazo y rejonazo muy trasero, ovación. Pinchazo y rejonazo, oreja barata.
Sergio Galán (de corto con chaquetilla azul acero y sobrero de ala ancha): Pinchazo y rejonazo, palmitas provocadas por el propio matador. Pinchazo y rejonazo, oreja barata.
Roberto Almendáriz (casaquilla de terciopelo verde ingles y plata con sobrero de ala ancha): Rejonazo muy defectuoso de efectos fulminantes, dos orejas pueblerinas de puro paisanaje. Rejonazo defectuoso con desplante de rodillas y otra oreja de pueblo.

Con el buen recuerdo de la novillada que abrió feria, se nos vino a la cabeza la imperiosa necesidad que tenemos de renovar el escalafón de matadores de toros con el que llevamos muchos años soportando diestros en su mayoría veteranos en demasiados carteles feriales que vienen demostrando su declive o la manifiesta incapacidad de ser gente importante en la difícil profesión. Anclados en la grey torera aunque no valgan lo que creen ellos mismos y los que les apoderan, una veces por rutina, otras por amistoso cariño, muchos para continuar de algún modo en el machito del taurinismo…. En fin, que ya ha llegado la hora de quitarles de en medio.

No es que haya mucho para reponer. Pero ahora mismo hay un plantel de novilleros con futuro a lo que se debería dar paso en cuanto tomen la alternativa. Ahí van sus nombres: José Garrido, Lama de Góngora, Posada de Maravillas, Borja Jiménez – hermano Javier con la alternativa ya tomada para bien – y Francisco Javier Espada. Antier pudimos contrastar que son muchachos jovencísimos que atesoran muchas virtudes con distintos estilos y talantes artísticos. También algunos nuevos matadores incomprensiblemente relegados como es el caso especial de Angelito Teruel, último alevín de la familia Teruel-Dominguín, con un estilo y maneras propias de los grandes de siempre. ¿Verdad que sí? Pues manos a la obra. Las empresas tienen la palabra y la pelota sus tejados.

Pero ya que hablamos de renovación y ayer vimos la corrida de rejones que siempre adorna la feria sanferminera, creo que aparte del insustituible y admiradísimo Pablo Hermoso de Mendoza, creo que habría que dar paso en este festejo a otros compañeros en vez de los habituales, dicho sea con todos los respetos para Sergio Galán y Roberto Almendáriz. ¿Verdad también que sí? Creo llegada la hora, por máximo ejemplo, de que Diego Ventura debute en Pamplona. No puede ser que quien ostenta el lugar sobradamente ganado tras moderar ostensiblemente los iniciales y exagerados efluvios que distorsionaban su buen montar, certero clavar y bien matar, continúe sin ser contratado para los Sanfermines como si no existiera.

Y vamos al toro. La plaza, llena hasta los topes, apareció teñida de blanco y rojo porque la inmensa mayoría de los espectadores vestimos de ambos colores. Pablo Hermoso apareció en la puerta de cuadrillas por delante de sus compañeros y su presencia encendió los ánimos. Por eso ya he dicho muchas veces que quien no ha visto actuar a Pablo en Pamplona no ha visto a Pablo… Sigue siendo el mejor. Es el Ponce de los rejoneadores salvando las distancias y con eso está dicho todo. Ambos, además, cumplen este año el 25 aniversario de sus alternativas. Lo celebrarán en Bilbao actuando mano a mano y matando cada uno una res de Victorino Martín además de otras dos de distintas ganaderías. Allí estaremos.

La extrema facilidad del jinete navarro fijando al primer toro tuvo una destreza inimaginable. El toro, noble, siguió a la montura imantado una y otra vez en muchas vueltas. Tantas, que perdió las manos. Muy elegante y quebrado ligeramente clavó un rejón de castigo. No necesitó más el burel. Sobre “disparate” rizó el rizo cabalgado de costado con sucesivos cambios de postura llegando al límite de lo posible y en tan alto grado que el animal terminó exhausto y se echó en la arena. Todo lo que vino después tanto al clavar las banderillas como haciendo las mismas diabluras que había hecho antes las llevó a cabo con delicada exactitud y lenta templanza. Tras cambiar de caballo y montar sobre “viriato”, los quiebros fueron pura maravilla y el temple infinito. Y llegaron las cortas sobre “pirata” hasta adornarse haciendo el teléfono. Lamentablemente, pinchó con el rejón de muerte antes de enterrar el acero contundentemente aunque muy trasero. Se echó pie a tierra y esperó la muerte del nobilísimo animal aplaudiéndolo, acariciándolo y besándolo. Inexplicablemente, apenas unos cuantos pidieron la oreja. Si hubiera matado a la primera y yo hubiera sido el presidente, le habría concedido el rabo.

El cuarto toro se lidió bajo la lluvia. Pablo montó por delante a “churumay”. La salida del animal fue alegre y codiciosa, de inmediato atemperada por Hermoso que, luego, banderilleó impecablemente mientras merendaban la mayoría de los espectadores, más atentos a los bocadillos y a protegerse de la lluvia que a lo acontecido en el ruedo. Pablo recurrió a las piruetas para llamar la atención. Pero como la lluvia arreciaba, los tendidos empezaron a despoblarse. Pablo clavó las cortas sin apenas eco y por eso decidió poner un par a dos manos bajo un tremendo aguacero. Volvió a pinchar antes del rejonazo definitivo y fue aplaudido por unos mientras otros pedían la oreja que fue concedida, supongo que para compensarle del mal trato que dieron a su excepcional actuación anterior.

Sergio Galán secundó al gran maestro con un segundo toro corretón de salida y obediente. Galán anduvo tan bien como acostumbra. Pero su actuación no pasó de discreta al lado de lo que acabábamos de ver. Este animal adoleció de falta de fuerza y las imitaciones de Galán apenas emocionaron. Buen jinete, desde luego, quebró con pericia en banderillas y arriesgó en una pirueta que repitió ya sin peligro. También falló con el rejón de muerte.

Continuaba diluviando cuando salió el quinto con los tendidos casi vacíos. Muy codicioso y veloz salió este toro. Galán hizo lo que buenamente pudo en circunstancias tan desapacibles, recurriendo a todo lo recurrible para lograr la atención de la gente que quedaba en las gradas cubiertas. Hasta arrojó el sombrero al barrizal en que se había convertido el ruedo. Anduvo muy valiente en cualquier caso. Y mientras amagaba descampar, clavó buenos farpas y un par a dos manos muy certero y las inevitables cortas. Hasta quiso poner dos rosas, desistiendo para matar de pinchazo y rejonazo. Le dieron otra barata oreja.

Al también navarro de Noain, Roberto Armendáriz, solamente le vemos una vez al año en Pamplona. Y para torear tan poco, no está nada mal el joven. Pero no pasa de alumno grato para Pablo que le protege. El tercer toro salió distraído y Roberto cumplió el expediente con la benevolencia de sus paisanos. No hubo color. Hay que alternar con verdaderos contrincantes. Y con toros más fuertes. La blandura de remos de este tercero desmereció la actuación del joven Armendáriz, tamizada con el apoyo de los paisanos que le aplaudieron todo. Lo bueno, lo regular y hasta lo malo. Y, sobre todo, los alardes de alta doma antes de clavar las cortas con certeza. Armendáriz, saludando, se parece al Ventura de sus primeros años. Mató de un muy defectuoso rejonazo de rápidos efectos y le pidieron una oreja con clamor e incluso la segunda que, fue concedida con extrema generosidad por puro paisanaje. Una vergüenza para la categoría de esta plaza.

Consumado ya el mojado desmadre, el sexto se lidió con menos lluvia aunque siguió cayendo. Este toro salió suelto de la primera reunión y aunque acometió después, resultó muy distraído. Armendáriz, como había sucedido antes con Galán, cubrió el expediente tratando por activa y por pasiva de lucirse en banderillas que clavó tras adornarse en plan de jinete de escuela. La tiene. Pero en esta postrera actuación prevaleció lo superficial sobre lo puro en pos de una efectividad casi vacua salvo algún par estimable. No faltaron las consabidas cortas que se palmotearon circensemente con el toro muy aquerenciado a tablas. Otro rejonazo defectuoso que tuvo rápidos efectos dio lugar al último regalo de la tarde. Si no lo hubiera visto no lo habría creído.

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