miércoles, 17 de septiembre de 2014

Cataluña en el alma / Por José Utrera Molina



"...He llevado siempre a Cataluña en el corazón. Sus modos ejemplares de convivencia, la finura de sus caracteres y su ambición llevada a todas las partes del mundo con el sello de su irreversible personalidad, no pueden ser una anécdota vana. Pero ahora, cuando el griterío demagógico de una parte de los catalanes se empeña en trocear la unidad española, quiero alzar mi voz, tal vez poco resonante pero dramáticamente sincera, en defensa de la irreversible españolidad de Cataluña..."


Cataluña en el alma. 

  • A todos nos corresponde la defensa de España y no puede tolerarse ya ningún avance más en esta ofensiva secesionista llena de zafiedad y nacida de la mentira que no tiene otro propósito que romper una hermandad con muchos siglos de historia y que ahora aparece falseada en artículos y en lecciones que han aprendido para el mal varias generaciones catalanas.

El hombre está compuesto de esperanzas y de recuerdos. Algunos de estos últimos configuran toda una vida. De ellos arranca una borrachera del corazón, un episodio inolvidable que resuena en nuestras almas. A partir de ellos se configura toda una vida y se fortalece una gran ilusión. Del dolor arrancan siempre las mayores cuestiones, los más inolvidables episodios. Todo aquello que dio a nuestros músculos tensión, a nuestra mente el clamor alborotado, a las decisiones de nuestra voluntad, fortaleza y valor.

Han pasado muchos años. Yo apenas contaba con la inexperiencia de los diez abriles pero la inolvidable imagen de mi abuelo vencido ante un aparato Telefunken que trasmitía las noticias sobre la quiebra de la unidad española abanderada por Luis Companys, ha dejado en mí una huella tan definitiva y profunda que puedo afirmar que de ahí arranca el sentido último de mi patriotismo, siempre basado en la unidad de las tierras de España.

Son pues las lágrimas de mi abuelo las que acaso fecunden mi tremendo dolor actual. He llevado siempre a Cataluña en el corazón. Sus modos ejemplares de convivencia, la finura de sus caracteres y su ambición llevada a todas las partes del mundo con el sello de su irreversible personalidad, no pueden ser una anécdota vana. Pero ahora, cuando el griterío demagógico de una parte de los catalanes se empeña en trocear la unidad española, quiero alzar mi voz, tal vez poco resonante pero dramáticamente sincera, en defensa de la irreversible españolidad de Cataluña.

A todos nos corresponde la defensa de España y no puede tolerarse ya ningún avance más en esta ofensiva secesionista llena de zafiedad y nacida de la mentira que no tiene otro propósito que romper una hermandad con muchos siglos de historia y que ahora aparece falseada en artículos y en lecciones que han aprendido para el mal varias generaciones catalanas. Hay ocasiones de nuestra historia en las que el silencio no es solo culpable, sino alevoso y criminal. Lo que estamos viviendo en estos días es un episodio trascendente que tiene estas señales malditas. Las profundas raíces históricas de la españolidad de Cataluña llevan más de 30 años siendo borradas y manipuladas con notable impunidad por un nacionalismo tan mezquino como astuto que ha contado con el beneplácito silente e irresponsable de los partidos mayoritarios como precio intolerable de su apoyo parlamentario. Yo denuncio esta intolerable actitud de quienes no quisieron atisbar las consecuencias de su dejación y recuerdo las lágrimas de mi abuelo, que se enjugan con las mías de ahora, con la voluntad y atrevimiento de ofrecer mi propia vida si la ocasión lo permite, para defender la españolidad de Cataluña.

He tenido entre mis colaboradores a catalanes excepcionales. He convivido con ellos y he aprendido la lección de su sobriedad y la pureza de sus empeños. Casi todos han muerto ya, pero acaso Dios ha querido que yo esté vivo todavía para denunciar esta monstruosa intención secesionista y para llamar a las cosas por su nombre y a los políticos tibios y amedrantados como verdaderos traidores que la historia habrá de juzgar algún día. Ha llegado la hora de que el gobierno escuche, por fin, el clamor de quienes lo consideran todo perdido y se sienten abandonados a su suerte en esa parte entrañable de España y demuestre firmeza sin complejos en el cumplimiento de la ley.

Sé que mis palabras apenas nada significan, que mi emoción está amordazada, que mi decisión de combatir está lastrada, pero declaro firmemente que no quisiera morir sin haber presenciado la resurrección de España. Considero que no vale la pena vivir viendo nuestra patria derrotada y agonizante. Hoy más que nunca, el silencio ante esta cuestión vital es culpable. Pidamos a Dios que la historia no nos condene por cobardía ni nos castiguen por indiferentes, en lo alto de los valles, en la profundidad de nuestras llanuras, en la longitud de nuestras playas, en los pueblos en que viven, tal vez olvidados, los catalanes que sienten a España en su corazón, a los que quiero hacer llegar esta proclama: Nadie tiene derecho a romper lo que los siglos han amasado con gloria, dolor y lágrimas.

1 comentario:

  1. Tres nuevas encuestas sobre intención de voto dan una ligera ventaja al "no" a la independencia de Escocia para el referéndum de hoy, mientras los políticos de ambos bandos hacen hoy un último esfuerzo por convencer a los indecisos.

    Excluidos los indecisos, las tres consultas dan al "no" un apoyo del 52 % frente al 48 % del "sí". El debate sobre la independencia se ha intensificado en los últimos días, pero especialmente después de que un sondeo publicado el pasado día 7 diera por primera vez el triunfo al "sí".

    Cuando faltan pocas horas para el comienzo de esta votación histórica, el ministro principal escocés, el nacionalista Alex Salmond, ha pedido a los votantes que dejen atrás los argumentos políticos y acudan a las urnas para apoyar la independencia.

    En una carta dirigida a los votantes y divulgada hoy por los medios británicos, Salmond afirma que las discusiones están llegando casi a su fin y es hora de tomar una decisión. "Quedamos ahora nosotros, la gente que vive y trabaja aquí. Los únicos que van a votar. La gente que importa, la gente que por unas valiosas horas durante el día de la votación tendrá la soberanía, el poder, la autoridad en sus manos", subraya Salmond.

    ¿Cuáles son los argumentos a favor del sí? Los independentistas escoceses lo tienen claro y ven el futuro (secesionista) con optimismo: "Como una de las naciones más ricas del mundo, Escocia puede permitirse ser un exitoso estado independiente", se lee en su propaganda electoral. En la web de la plataforma que apoya esta opción (YesScotland.net), se hace hincapié en el petróleo que posee y se recoge una frase supuestamente atribuida al Financial Times que asegura que "una Escocia independiente sería tan rica como el resto del Reino Unido junto y estaría entre los veinte países más ricos del mundo". "Un sí significa un futuro sin los repetidos fracasos de los gobiernos de Westminster, unos gobiernos que ni siquiera hemos votado". No hay que olvidar que los escoceses son, generalmente, más de izquierdas que los ingleses y han rechazado la política de recortes de Cameron. Esta diferencia parece que no variará en los próximos años, viendo el actual Gobierno conservador de Londres y el auge del antieuropeista UKIP, que no logra, sin embargo, triunfar en territorio escocés. Su ideal es una Escocia que siga reconociendo a Isabel II como jefa de estado nominal, tenga la libra como moneda y esté dentro de la UE y la OTAN.

    ¿Y qué afirman los que apoyan el no? Frente al optimismo de los independentistas, los unionistas se han afanado en utilizar argumentos emocionales: "Podemos tener lo mejor de dos mundos", "la independencia sería un salto a lo desconocido" o, sin ir más lejos, las palabras de David Cameron cuando dijo recientemente que "le partiría el corazón" la secesión y que suplicaba "que no se rompiera esta familia", que si ocurre "sería para siempre". Tras los sentimientos, van las razones que, como casi siempre, apuntan al bolsillo y tratan de meter miedo: la salida de la UE (los escoceses parecen mostrarse bastante europeistas), el abandono de la libra, la marcha de grandes empresas, el encarecimiento de las hipotecas, el riesgo para las pensiones... Argumentos que parecen haber calado en parte de la población ya que se ha registrado el traslado de millones de libras a Inglaterra en los últimos días. A nivel político -sobre todo cuando los sondeos han empezado a virar a favor del indepentismo- desde Londres se asegura que la victoria del no, no significa que se mantenga el 'status quo' actual, sino que Escocia ganará más autonomía, aunque siga dependiendo del Gobierno británico.

    ¿Y quienes son más patriotas?...¿Pero hay patriotas o románticos de la mentira?...Lo que si falta es amor y bondad para poder madurar en la fe.

    Florencio De Las Heras


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