domingo, 28 de septiembre de 2014

VENEZUELA: LOS EMIGRANTES / por Fortunato González Cruz



"...No me refiero a los emigrantes de la desesperación por la miseria, sino a las miles de parejas de profesionales jóvenes y con hijos, generalmente de clase media aventados por la violencia, la ausencia de futuro, la falta de un horizonte seguro, la inexistencia de condiciones mínimas que aseguren su bienestar y su prosperidad en el propio país y buscan rehacer su existencia en mejores condiciones para ellos y para la prole..."

LOS EMIGRANTES

Fortunato González Cruz**
Por la calle real
Mérida, 27/09/2014.-La emigración forzada que viven nuestros jóvenes tiene el dulce de la esperanza, el agridulce de la nostalgia y una cotidianidad exigente. Han puesto su futuro en un país que no es el suyo y que los acoge por el interés de aprovechar su juventud y su formación profesional. Hay amables como Estados Unidos, Canadá, Australia, los países nórdicos de Europa, algunos países árabes y los latinoamericanos que tienen políticas de emigración definidas. Hay otros que no los quieren y quizás sea España el peor de todos no sé porqué. Todos cargan la patria a cuestas porque dejan allá la querencia y los afectos pero tienen que enfrentar la dura y hasta cruel iniciación que les asegure el no retorno. El tornaviaje es más amargo que la partida.

No me refiero a los emigrantes de la desesperación por la miseria, sino a las miles de parejas de profesionales jóvenes y con hijos, generalmente de clase media aventados por la violencia, la ausencia de futuro, la falta de un horizonte seguro, la inexistencia de condiciones mínimas que aseguren su bienestar y su prosperidad en el propio país y buscan rehacer su existencia en mejores condiciones para ellos y para la prole.

Los venezolanos no habían vivido esta experiencia. Venezuela fue siempre un país de acogida y destino seguro para todos en particular para nacionales españoles, portugueses, italianos, alemanes, latinoamericanos y árabes como lo reconoce la Constitución al establecer ventajas para su nacionalización. Es más, el gentilicio venezolano es una mezcla compleja donde se fusiona medio mundo. La revolución padece de primitivismo y ha introducido la discriminación y por negocio y corrupción a los chinos, que forman enclave y no se mezclan. Así, el país es incómodo para quien centra su prosperidad en el trabajo honrado, en la formación profesional y en la disciplina. 

Por primera vez Venezuela vive un éxodo no alentado por la miseria sino por las políticas de una revolución que niega los méritos, desconoce los valores del trabajo honrado, fomenta la degradación moral, violenta los lazos de cohesión social y nubla el horizonte. Hoy se encuentra con los hermanos latinoamericanos en el gran mercado de un mundo ajeno, con un nudo en la garganta y apostándolo todo a una nueva vida que les permita vivir tranquilos y asegurar el porvenir. Y a flor de piel la quimera de un retorno que se hace cada vez más lejano.

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**Fortunato González, es Catedratico de la U.L.A. de Mérida-Venezuela / Miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales / Fundador y Director de la Cátedra de Tauromaquia "G. Briceño Ferrigni" de la U.L.A.


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