miércoles, 25 de febrero de 2015

Esto de la Champions pilló a Pellegrini jugando al Candy Crush / por Juan Manuel Rodríguez

 

"...Cuando veo partidos como el de anoche recuerdo por qué Florentino Pérez se vio en la imperiosa necesidad de poner de patitas en la calle al recomendado de Jorge Valdano para traer cuanto antes al Real Madrid al enemigo número uno del argentino..."

Esto de la Champions pilló a Pellegrini jugando al Candy Crush

  • Cuando veo a Pellegrini jugando al Candy Crush en mitad de una eliminatoria de la Copa de Europa, y de nuevo ante el Fútbol Club Barcelona, me viene a la cabeza el Alcorconazo, probablemente uno de los momentos más bochornosos de la historia reciente del club más poderoso del mundo.

Como le pasó a Celia Villalobos con el debate sobre el estado de la nación, la Champions también pilló anoche a Manuel Pellegrini jugando al Candy Crush. A Pellegrini, que es un tipo tranquilo, siempre le viene mal todo este lío de la Copa de Europa: pensar en el rival, hacer una alineación, preparar la maleta cuando juegas fuera... Un "marrón", para qué nos vamos a engañar. Y aún es peor si te toca contra el Barça. Seamos sinceros: ¿Cuántas posibilidades tiene el City de eliminar al Barça? ¿Una entre un millón?... Lo que de verdad le gustaría a Pellegrini sería ver la Copa de Europa por la tele, por ejemplo al Chelsea de Mourinho, que es un maleducado y que hace muchos aspavientos en el banquillo. Pero a un auténtico caballero jamás se le molesta por la Champions, hasta ahí podíamos llegar.

Cuando el sorteo emparejó al Real Madrid con el Schalke 04 y al Barcelona con el Manchester City, el periodismo deportivo, que es de piñón fijo, dijo lo mismo de siempre: bomboncito para los blancos y rival complicadísimo para los culés. Y yo me pregunto: ¿Por qué?... Al Schalke lo dirige Roberto di Matteo, que aunque sólo lleva entrenando desde el año 2008 ya sabe lo que es ganar una Copa de Europa, mientras que al City lo entrena Pellegrini, que lleva veintiséis años en los banquillos y jamás ganará una Copa de Europa. Aún así Di Matteo, que es tan educado como Pellegrini o incluso más, que dice "buenos días" por el día, "buenas tardes" por la tarde y "buenas noches" por la noche, y que cuando se va a dormir dice "hasta mañana", no cuenta con el respaldo de la prensa y Pellegrini sí. Manuel Bueno, mártir, es como Wenger, que se tirará medio siglo con el Arsenal sin rascar bola.

Cuando veo partidos como el de anoche recuerdo por qué Florentino Pérez se vio en la imperiosa necesidad de poner de patitas en la calle al recomendado de Jorge Valdano para traer cuanto antes al Real Madrid al enemigo número uno del argentino, que no dice "buenos días" por el día pero que es un entrenador de fútbol durante las veinticuatro horas. Cuando veo a Pellegrini jugando al Candy Crush en mitad de una eliminatoria de la Copa de Europa, y de nuevo ante el Fútbol Club Barcelona, me viene a la cabeza el Alcorconazo, probablemente uno de los momentos más bochornosos de la historia reciente del club más poderoso del mundo. Pero en palabras huecas no hay quien gane a Pellegrini... ¿Pues no va ahora el marques de Ripamonti y dice que llegan vivos al Camp Nou?... Este City, san Manuel, tiene menos vida que los amantes de Valardo, y lo sabes. Lo tuyo es el pez de gelatina y el martillo de piruleta. No te molestamos más.

4 comentarios:

  1. Excelente y agudo el artículo de Juan Manuel Rodríguez, “Esto de la Champions pilló a Pellegrini jugando al Candy Crush”.
    Juego este del “Candy Crush” con el que la vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos disfrutaba tanto o más que un cerdo en un charco.

    El PSOE ha acusado este miércoles a Villalobos, de haber dado un "muy mal ejemplo" a los españoles. Sin embargo la diputada del PP y vicepresidenta tercera del Congreso, Dolores Montserrat, se ha mostrado, comprensiva con su compañera: "La gente puede hacer lo que quiera mientras esté escuchando", ha sostenido. "Hay personas que podemos hacer dos cosas a la vez, escuchar y estar en el pleno y hablar por teléfono, enviar mails y trabajar, que trabajamos mucho".

    Si a Pellegrini le pilló jugando al Candy Crush, a Mariano Rajoy le pilló con el paso cambiado que es otra forma de no esperar lo que le vino encima. Y cuando contraatacaba se situaba en fuera de juego.

    La penúltima frase dirigida por Mariano Rajoy a Pedro Sánchez es más propia de un mal jefe de personal o de un portero (borde) de discoteca que del presidente de un gobierno democrático: “¡No vuelva usted aquí, a hacer ni a decir nada. Ha sido patético!” Al perder los estribos (por una vez sin leer), Rajoy ha resumido en parte lo ocurrido en el Debate sobre el Estado de la Nación.

    Rajoy desgranó un relato simple que sin duda el PP repetirá machaconamente durante el resto de este año electoral: España sufrió una durísima crisis económica fatalmente gestionada por unos gobernantes socialistas irresponsables, hasta que llegó el PP para aplicar una gestión rigurosa y hasta heroica con el fin de “evitar el rescate” y encauzar unas cuentas públicas al borde de la quiebra, de modo que ya podemos respirar todos tranquilos porque la deuda está controlada y el empleo va a crecer al ritmo de 500.000 empleos netos por año. Con una advertencia final: todo se puede ir al traste por culpa de “ventoleras electorales” y discursos “demagógicos y populistas”. Desastre, esperanza, miedo. Nosotros o el caos.

    Claro que hubo rescate, originado por el fenomenal agujero que Miguel Blesa y Rodrigo Rato dejaron en Bankia y por la disparatada gestión del mismo que protagonizó Luis de Guindos, que en dos semanas cambió el cálculo de necesidades de fondos de Bankia de 9.000 millones a 23.000. No nos costaría “ni un céntimo de euro”, proclamó Rajoy entonces. El propio Guindos ha tenido que reconocer que nunca recuperaremos lo aportado por los contribuyentes, y todo el mundo ha podido ver a los 'hombres de negro de la troika' visitando regularmente Madrid para vigilar si España cumplía los deberes asumidos.

    Rajoy se describe a sí mismo como salvador de todas las desgracias acumuladas por culpa de la “herencia recibida” y culpa de la pobreza y la desigualdad “al paro provocado por la crisis”. O sea, lo que ha ido mal ha sido por culpa del anterior gobierno o por una especie de fenómeno meteorológico inevitable. En ningún caso por una gestión injusta de los recursos.

    Continuara…

    ResponderEliminar
  2. El Cabo de Hornos ya lo había “doblado” Rajoy en el Debate del año anterior, así que, metidos en gastos y en curso electoral, es hora de aplicar “políticas sociales”. Cheques a las familias, descuentos en las cotizaciones a la Seguridad Social y un objetivo “alcanzable” de tres millones de empleos netos. Sin complejos. ¿Corrupción? ¿Bárcenas? ¿Caja B del PP? Pasó un ángel por el Congreso. Dos minutos en un discurso de hora y media. Sin nombres.

    Todo es posible en la película de Rajoy siempre que el personal no pierda el norte, mientras haga caso omiso a las “ventoleras electorales” y a los discursos “demagógicos”

    Era obvio que ese discurso del miedo iba dirigido contra Podemos y Ciudadanos. Dio la impresión de que Rajoy no esperaba de Pedro Sánchez la contundencia que empleó en su discurso. Frente al guión de la herencia recibida, la esperanza y el miedo, Sánchez tiró de la hemeroteca, los datos de la realidad del empleo, de las pensiones, de los recortes sanitarios y educativos, de la caja de la Seguridad Social y del rescate de Bankia, que describió cinematográficamente como “operación salvar al soldado Rato”.

    Un Rajoy displicente y despreciativo que ni miraba a la tribuna que ocupaba Sánchez empezó a poner el oído cuando escuchó otra frase letal: “su regeneración democrática es golpear a martillazos el ordenador de Bárcenas en la sede del PP”. Ahí se le juntaron las cejas al presidente del Gobierno y se notó ese gesto que se traduce en un “¡te vas a enterar!” Pero tuvo que escuchar algunas más: “el tesorero era suyo. Usted se esconde detrás del plasma y de sus ministros (Mato, Gallardón…)”

    La extrema dureza de la réplica de Rajoy pretendía además ningunear a Sánchez: “usted piensa más en el señor Iglesias que en los problemas de España”. Lo cual traduce la idea subliminal de “¿cómo te atreves a atacarme de ese modo cuando acabas de firmar conmigo un pacto de Estado?” Y el tono de superioridad alcanzó el clímax con ese casi final de escasísimo talante democrático: “¡No vuelva usted aquí, a hacer ni a decir nada!” Le faltó a Rajoy lanzarle el finiquito a Sánchez. Lo cual deja en peor lugar a un presidente "sobrado" que a un secretario general del PSOE cuyo liderazgo llegaba "tocado" al debate.

    Quedó Rajoy en evidencia por esa reacción y porque la descripción documental de Sánchez fue ampliada y completada por las siguientes intervenciones de la oposición. Especialmente por Alberto Garzón, que también se estrenaba en el liderazgo de Izquierda Unida. Se encargó además Garzón de poner el foco donde Sánchez no había llegado: los negocios privados alentados desde el Gobierno en la gestión de la crisis. Las privatizaciones, las puertas giratorias o escándalos económicos mayúsculos: “usted no ha dicho nada absolutamente del saqueo de Endesa ni ha hecho nada para evitarlo”.

    La pretensión de Rajoy de pasar olímpicamente de la corrupción que afecta al PP por la Gürtel, por Bárcenas, por la financiación irregular durante décadas, fracasó. Rosa Díez, una de las personas que con mayor facilicidad sacan de quicio al presidente, le acusó directamente de intentar "tapar sus vergüenzas con cifras y soflamas". Las encuestas-exprés establecerán ganador y perdedor del debate entre Rajoy y Sánchez, pero esta vez afrontan el problema de la evidencia de que ahora hay más jugadores en el tablero. La regañina de Rajoy a Sánchez supone una escena más en la agonía del bipartidismo o en la resistencia a su fin, según se mire. Patética, en cualquier caso.

    Casimiro Escudero


    ResponderEliminar
  3. Según encuesta EL MUNDO/Sigma Dos, El líder del PSOE, Pedro Sánchez, fue el ganador del Debate sobre el estado de la Nación. Por poco margen -apenas 4,7 puntos-, pero consiguió derrotar a Mariano Rajoy.

    Un 34,7% de los ciudadanos que siguió el duelo parlamentario otorga la victoria al socialista, frente a un 30% que se la concede al presidente del Gobierno. Según la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO, Sánchez resultó más brillante y más convincente.

    De los resultados de la encuesta se desprende que el discurso de la recuperación económica que ha llegado para quedarse todavía no cala en buena parte del electorado, y que el presidente se equivocó al presentar a los españoles un dibujo optimista del país del que muchos aún no perciben ni rastro.

    A todas luces, el reconocimiento que hizo Rajoy en varias ocasiones respecto a que todavía queda mucho por hacer y a que no se dará por satisfecho hasta que el empleo no crezca con rotundidad le supo a poco a un buen número de ciudadanos, que quizá esperaban del presidente más cercanía, más empatía, medidas más generosas y menos estadísticas.

    Rajoy expuso toda una serie de datos que demuestran un cambio para mejor en la situación, incluso para mucho mejor, pero no tuvo la sensibilidad suficiente para ahondar en los graves problemas que todavía afronta a diario un porcentaje altísimo de españoles, incluidos los votantes del PP. Y esto se refleja claramente en el sondeo.

    De hecho, resulta especialmente significativo que nada menos que un 29% de los encuestados que asegura ser votante popular afirme que la intervención de Pedro Sánchez en el debate estuvo bien o muy bien. A ellos se une un 31% de votantes de Izquierda Unida y un 42% de votantes de UPyD. Entre los propios electores socialistas, los que aplauden sin reservas la intervención del secretario general del PSOE llegan al 56%. En el caso contrario, apenas un 8,5% valora bien el discurso de Mariano Rajoy.

    El presidente quiso insuflar optimismo y se pasó de la raya, sobre todo porque apartó de un plumazo los ejemplos de realidad cotidiana que no sólo Sánchez, sino prácticamente todos los portavoces de los restantes grupos parlamentarios, sacaron a relucir para intentar demostrar que el panorama del país presenta aún muchos borrones.

    Probablemente el más difícil de subsanar sea el de la desigualdad, agravada a ojos de la ciudadanía por los casos lacerantes de corrupción que han proliferado en los círculos más elitistas de la política y la economía, y a los que el presidente, demasiado empeñado en exhibir porcentajes y números, tampoco quiso prestar atención.

    Eso explica que sean mayoritariamente las mujeres -un colectivo que batalla a diario con la economía doméstica- y los jóvenes -que no vislumbran oportunidades a medio plazo-, quienes se inclinan con más contundencia a favor de los argumentos expuestos por el líder de la oposición.

    Así, un 37,3% de las mujeres considera que Sánchez fue el ganador del debate, frente a un 28% que señala a Rajoy. Los hombres se muestran más igualados: un 32% vota por el socialista y un 31% por el popular.

    Seguirá en el siguiente comentario

    ResponderEliminar
  4. A favor de la intervención del presidente del Gobierno sólo se expresan con claridad los mayores de 65 años. En las restantes franjas de edad, y muy especialmente entre los más jóvenes, la victoria fue del líder de la oposición, quien, además, ha mejorado respecto a ocasiones anteriores en opinión de un 24% de los encuestados en general y de un 44,4% de los socialistas en particular.

    Este último dato sin duda complacerá al secretario general del PSOE, que, en las últimas semanas, ha padecido el cuestionamiento en sus propias filas y afrontó el duelo parlamentario en situación de debilidad dentro de su partido.

    En definitiva, del 41% que asegura haber seguido el duelo parlamentario en parte o en su totalidad, la mayoría cree que Sánchez fue más convincente que Rajoy -40% frente a 31%-, estuvo más brillante -35,5% frente a 30%- y resultó ser mejor comunicador -44% frente a 26%-. También a la hora de expresarse así pesa mayoritariamente la opinión de las mujeres y de los jóvenes.

    En esta ocasión, al presidente del Gobierno se le tacha de más demagogo -un 44% frente a un 25%- e incluso de haber hecho gala de más agresividad, aunque en este último apartado los dos líderes prácticamente empatan.

    Este último aspecto de la encuesta parece demostrar que la durísima descalificación que Mariano Rajoy le dedicó a su contrincante, a quien tachó de «patético» instándole a no volver a aparecer por el Congreso, no pesó mucho más en el ánimo de los ciudadanos que los adjetivos que el líder de los socialistas destinó al presidente del Gobierno, a quien acusó de no tener vergüenza, haber mentido a los españoles e incluso haber cobrado sobresueldos de mano del ex tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas en cajas de puros.

    Cristina Almansa

    ResponderEliminar