martes, 31 de marzo de 2015

EL GESTO Y… LA GESTA… / por Antolín Castro


El gesto propició este lleno de la plaza. La gesta al final, fue esa. No es poco.


"...Hacer el paseíllo Iván Fandiño en esta fecha, nos reconciliaba con la Fiesta auténtica, la de siempre, la verdadera, cuando en los chiqueros esperan seis toros dispuestos a ponerle las cosas difíciles y cuesta arriba y no fáciles y cuesta abajo, solo por eso ya merece nuestro respeto y admiración..."

EL GESTO Y… LA GESTA…

El gesto, anunciarse con seis toros sin sospechas de ninguna ventaja para el torero, ya se consideraba así. Iván Fandiño retrocedía en el tiempo para decirnos a todos lo que es ser torero. Nada más y nada menos que considerarse con la capacidad para enfrentarse a seis toros -de los hierros llamados duros- fuera de la cadena de producción Domecq. Es decir, sin contar a priori con las colaboraciones y ventajas que ese encaste propicia. 

Cuando las figuras, todas, no salen del monoencaste para no ver perjudicada su cacareada capacidad de triunfo, o lo que es igual, asegurándose el triunfo a través de la colaboración que ese encaste bodeguero les permite, hete aquí que el torero de Orduña anunciaba un gesto que resultaba que es verdad. Todo un gesto ese de salirse del patrón precocinado que tienen quienes dicen ser figuras y que resulta que de lo único que pueden presumir es de un abuso sostenido de comodidad que ya apesta.

Por si fuera poco el tener ese gesto de abdicar de la comodidad, lo tenía en Madrid, capital del toro y del toreo, basado en la exigencia máxima. Tanto es así que ha animado a la movilización de los aficionados, quienes se han sentido motivados por el anuncio de una corrida de toros ¡Sí, de una corrida de toros! y no un festejo de y para toreros… que empalagan de tanta comodidad ante ‘sus toritos’ colaboradores.

Hacer el paseíllo Iván Fandiño en esta fecha, nos reconciliaba con la Fiesta auténtica, la de siempre, la verdadera, cuando en los chiqueros esperan seis toros dispuestos a ponerle las cosas difíciles y cuesta arriba y no fáciles y cuesta abajo, solo por eso ya merece nuestro respeto y admiración. El resultado numérico no lo sabíamos de antemano, pero sí sabíamos que en Las Ventas saldrían seis toros ante un torero. No es poco para los tiempos que corren, donde antes de empezar ya quieren tener garantizados sus mentirosos triunfos.

De todas partes han venido a ver este gesto, lo que dice de la importancia del mismo. Si además llega y se produce la gesta, entonces estaremos hablando de algo más… de la lección que debe suponer para poner los cimientos de la renovación, del resurgir de una fiesta que hace aguas por estar tan plastificada como cursi. El gesto ya lo era todo pasase lo que pasase; el triunfo no sería el triunfo de Fandiño solamente, sería el triunfo que hacía tanta falta para la regeneración de la Fiesta.

Y la gesta...? La gesta no llegó, si entendemos por gesta triunfar en la tarde tan deseada. La gesta es, y mucha, llenar la plaza a base de ilusionar a los aficionados, de hacerles partícipes del mismo deseo que tenía el de Orduña. Ese simple hecho ya dice de la importancia de la convocatoria hecha en este día.

Luego, ni los toros ni el propio Fandiño han sido capaces de superar el trance. Los toros ni han sido buenos como para redondear faenas, ni siquiera malos para trasladar emociones y miedos por los tendidos. Todo se iba diluyendo, desinflando, y el torero más. No ha podido con su propia expectativa, esa que seguro le llevaba incluso a morir si hacía falta para poner los puntos sobre las íes. 

Nada de eso ha sucedido y se ha perdido en el laberinto del sueño incumplido. Ya sabemos que eso les ha pasado a muchos, pero ninguno había apostado tan fuerte y tan de verdad como Iván. Los demás se traen toros que les ‘ayuden’. Aquí no se contaba con esa ayuda, pero tampoco ha llegado ninguna otra. Esa es seguro la conclusión y la decepción del diestro, del mismo modo que de los asistentes. Hoy la gente había ido ‘a los toros’ y por ahí se ha marchado la tarde cuando al salir la gente venía ‘de los toros’. Ese importante matiz diferenciará siempre este gesto de Fandiño del de todos los demás, aunque muchos se froten las manos tratándolo de fracaso.

‘Solo ante la historia’ rezaba el eslogan de su apuesta y lo que ha sucedido es simplemente otra historia, no la historia ni en la historia que él quería escribir... y todos nosotros presenciar.

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