lunes, 22 de junio de 2015

Baeza: El almuerzo en Casa "Callejas".




"..El madrugón en Baeza se hace más liviano cuando el sufrido trabajador del campo o de cualquier otra labor, se le hace la boca agua cuando la despertá le dibuja en su mente los placenteros platacos que le esperan en "Callejas" para luego irse al trabajo y cantando que eso no, que el trabajo no es una condena..."

Bocanegra
Baeza, 21 de Junio de 2015.
No son "los cuentos de Callejas", como los que se sueltan por los pueblos como embustes con gracia, no, en Baeza decir Callejas es echarle valor para enfrentarse en ese ambiente taurino del Café Bar "Callejas" a un victorino culinario, nada de cuentos.

El valor del buen apetito tiene que estar presto desde por la mañana temprano. A las 5 de la madrugada ya está todo dispuesto por el bueno de Callejas al frente de su plaza.

El aceite -el virgen extra de Baeza- hirviendo y ya en espera de que le echen unos pimientos verdes con ajos de la vecina Rus o un par de huevos de los de verdad, de las gallinas con trapío que picotean por los campos de Baeza, aquellos con los que Antonio Machado decía soñar cuando no los viera. Campos de olivos del "plateado Jaén" de su hermano Manuel. El madrugón en Baeza se hace más liviano cuando el sufrido trabajador del campo o de cualquier otra labor, se le hace la boca agua cuando la despertá le dibuja en su mente los placenteros platacos que le esperan en "Callejas" para luego irse al trabajo y cantando que eso no, que el trabajo no es una condena... La rabaná de "pan de pueblo" tostada y porosa para recibir el chorreón de oro líquido que la empapa antes de untarle, esa deliciosa combinación con el tomate cubierta con la tapa del "sagrado" jamón que crearon los murcianos para que los catalanes se la mangaran y le llamen pan tumaca a la rabaná de toda la vida. Bueno, pues con su pan se lo coman....

Pues sí señor, Callejas, el bueno de Callejas, es más formal que un parte, y siempre al pie del cañón para atender a su gente, sus paisanos día a día y a todo el que se acerque para disfrutar de su sonrisa y de su amabilidad para todo, para hablar con orgullo del aceite de su pueblo, de las papas fritas, o de toros y del Real Madrid. Todos le quieren...y después de almorzar en su bar, mucho más. ¡Qué fenómeno!

Callejas en su barra






 Campos de Baeza...


2 comentarios:

  1. Viendo las fotos de los apetitosos contenidos de los platos de “El Pájaro” y Casa “Callejas” de la monumental Baeza, de esa bendita provincia de Jaén, no es nada raro qua a cualquier hora de la madrugada se habrá el apetito.

    Apetito que por otra parte parece seguir teniendo en el contexto informativo los comunicadores de los medios con “querencias” como muy bien han puntualizado los señores López y Verdegay.

    En primer lugar haré referencia al contenido del artículo de José Oneto “Rajoy: la gran decepción o el nuevo juego de la Oca”.
    Cuando parecía que todo estaba resuelto, volvió a echar los dados y tuvo que regresar a la casilla del principio. Es la regla del juego de la Oca, un pasatiempo que entró en España de la mano de Felipe II, a mediados del siglo XVI, gracias al regalo que Francisco I de Medici de Florencia le hizo al monarca español. Siempre se ha utilizado como juego de mesa, nunca como juego de estrategia política, hasta que el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy Brei, lo descubrió el pasado mes de mayo, para explicar lo que ocurrió en España con la debacle de las elecciones autonómicas y municipales.

    En el principio del juego, el mismo 25 de mayo, de oca a oca y tiro porque me toca, se quedó, tras tirar los dados, en la casilla que insistía en que no pasaba nada y que no había que hacer nada. Los otros jugadores se sublevaron, y después de una nueva tirada de dados, y caer en la casilla del puente (de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente), se situó en una casilla en la que se anunciaba una aceleración total del juego. Es cuando decidió, desde el puente, cosa extraña en él, lanzarse al río y anunció grandes cambios en el partido y en el Gobierno. Se armó tal expectación entre los jugadores, que volvió a tirar los dados para caer en la casilla 31, en el pozo, donde perdió tres turnos y entró, definitivamente, en la casilla del laberinto.

    Eso fue el pasado jueves, cuando todos esperaban un cambio en el Partido, y en el Gobierno. Ya dentro del laberinto, y poniendo el plasma por testigo, se pronunció por lo que en él, es normal: anunciar el final del paganismo y el comienzo de lo mismo. Ni cambios en el Gobierno, ni cambios en el partido. En el Gobierno, ya veremos. Y en el partido, lo que hemos visto: ha dejado asombrados, a los barones, a los máximos responsables, y a los militantes, sorprendidos a pesar de conocerle en su forma de jugar. Cospedal, a pesar de la debacle electoral, y la pérdida del gobierno de Castilla la Mancha, se le confirma en la secretaría general.

    A Carlos Floriano que ha tenido que dar la cara por Cospedal para que se la partan, se le substituye por el joven Pablo Casado para que se crean que es de Ciudadanos; a Esteban González Pons se le substituye por la joven catalana Andrea Levy en Estudios y Programas, y se trae de Vitoria al joven Javier Maroto que, a última hora, ha sido descabalgado de la Alcaldía de la capital alavesa. Al hombre de la mochila, al diplomático Jorge Moragas, director de su gabinete, se le encomienda el control de la campaña electoral de las generales, para que quede claro que el control del partido pasa directamente a la Moncloa, cortocircuitando a Génova.

    Y, como guinda, después de un discurso, en el que se ha reconocido que ha sido la corrupción lo que más ha afectado a la credibilidad del partido, se coloca como responsable de organización a Fernando Martinez Maillo, presidente de la Diputación de Zamora y número 3 del partido, imputado en la investigación judicial del Consejo de Administración de Caja España, uno de esos vergonzosos escándalos que han proliferado en nuestras Cajas de Ahorros. Firme el ademán, sigue el joven Javier Arenas, como vicesecretario responsable de asuntos autonómicos.

    Continuare...

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  2. Metido ya, después de un nuevo manejo de dados, en la casilla 58, la calavera, las posibilidades de parálisis son muchas, con lo que, la tan manoseada crisis de Gobierno, queda pendiente. A estas alturas aceptar la dimisión del ministro de Educación de José Ignacio Wert, para enviarle de embajador a la OCDE, porque su compañera sentimental, la secretaria general del Ministerio, su número dos, Monserrat Gomendio, va a ocupar un importante puesto en ese mismo organismo internacional, un claro ejemplo de puerta giratoria, sería un verdadero escándalo a pesar de que la embajada ha quedado ya libre con el traslado del titular Ricardo Diaz-Hochleitner a la embajada española en Rabat.

    Así que a esperar porque en principio, desde la casilla 58, en la que estamos ahora, se puede hacer poco. Esta uno atado y bien atado y, lo más seguro, es volver a la casilla de inicio, que es en lo que estamos. Volver a empezar o… la gran decepción.

    Este fue el artículo de Oneto.

    Y esto es otra cosa en donde se pone de manifiesto el odio de Eduardo Inda a “Podemos”. Así lo definía Carlos Boyero: “Eduardo Inda es un viscoso energúmeno gritando con síntomas de histeria”.

    Las polémicas con todo el conjunto de Podemos, fueron y sigue siendo en todo momento en que aparece el nombre de algunos de ellos.

    Juan Carlos Monedero y el periodista Eduardo Inda en uno de los encontronazos fue en la tertulia de Ana Rosa Quintana, a propósito de ETA. Inda le pidió a Monedero que reconociese que la banda terrorista es una banda asesina, algo que no ha desmentido en ningún momento el número dos de Podemos.
    "Los etarras son unos asesinos... Ya ves tú que problema. ¡Los etarras son unos asesinos!", ha terminado diciendo Monedero, pero añadiendo: "Como dice mi abuela, cuado un tonto coge un camino, el camino se acaba, pero el tonto no".

    ¡Ojito, Eduardo, a ver si alguien te recuerda tus gestiones con Jaume Matas para arreglar la picinita en Palma de Mallorca, del que fue tu jefe Pedro J Ramírez.

    Diego Barceló

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