martes, 30 de junio de 2015

El paraíso griego...



5 comentarios:

  1. No comprendo, bueno si comprendo el interés de la tan cacareada 13 TV con que caiga Grecia.

    Si Grecia cae, la Eurozona se rompe. Si Grecia cae, el mundo ya nunca se creerá que el euro tenga futuro. Si ocurriera, si el accidente se produjera en los próximos meses, tras este acuerdo provisional, el contagio no sería una posibilidad, sería un hecho que afectaría a la economía española de lleno, como advierten los economistas más reconocidos del mundo, Jeffrey Sachs, entre ellos. Sobre este decisivo asunto, mejor no hacer caso a nuestros economistas-espectáculo, como el inefable José Carlos Díez, el de las bondades de la burbuja inmobiliaria, que ahora dice que Grecia debe aceptar las condiciones que quieren imponerle.
    Y si Grecia cae y el euro salta por los aires, se producirá la ruptura completa de la Eurozona y, como señala el poco sospechoso Martin Wolf, editor jefe de economía en el Financial Times, “perderán más los acreedores que los deudores”, a la larga será peor para Alemania. La baza del BCE y su “haremos lo que sea necesario”, funcionó una vez, pero, si estalla la Eurozona, el órdago de Mario Draghi sonará a hueco. El escenario que describen los implacables “ordoliberales” alemanes, tras una hipotética caída de Grecia, está fabricado a conveniencia, pensado para ganar esta batalla. Reconocen que, en esa situación, el dinero de los ahorradores del Sur, españoles incluidos, huiría hacia Alemania, pero San Mario Draghi reciclaría esos euros de regreso a España en forma de depósitos bancarios y, así, los bancos, dicen, seguirán siendo solventes, en tanto el BCE siga comprando bonos estatales, “cuanto sea necesario”.
    Pero los economistas con mayor crédito intelectual en el mundo aseguran que, puesta en cuestión la unión monetaria de la Eurozona, esta vez los mercados financieros no tragarán. Sirva como ejemplo la opinión autorizada de Joseph E. Stiglitz. Explica este Nobel en economía que “el conocimiento de que el euro no es un compromiso vinculante hará que sea mucho menos probable que tal maniobra funcione la próxima vez”. Stiglitz se refiere a qué pasaría, en el caso de una caída de Grecia, con la prima de riesgo española por las nubes. Con los rendimientos de los bonos disparados al alza, ninguna declaración sería suficiente para restablecer la confianza, “porque el mundo ahora sabe que no van a hacer lo que sea necesario”, si ven que dejan caer a Grecia. Esto ya pasó cuando en EEUU dejaron caer a Lehman Brothers, y de aquel desastre aún se pagan hoy las consecuencias en todo el mundo. Y, como señala Martin Wolz en su libro La Gran Crisis, hoy Grecia es el Lehman Brothers de Europa. En fin, sería conveniente que la señora Merkel atase corto a sus asilvestrados “ordoliberales” del Bundesbank, no vaya a ser que perdamos todos, ella en primer lugar.
    Si se sabe que se está jugando con fuego, que, si Grecia cae, y con ella el euro, los que más pierden son los que se están beneficiando de esta crisis de una unión monetaria chapucera, la pregunta es por qué están llevando a Grecia hasta el borde del precipicio. La respuesta es simple; porque no se trata de economía, se trata de política. Christine Lagarde, responsable de uno de los acreedores, el FMI, se destapa al afirmar que Podemos sería un problema “para la recuperación en España”. Es política, política electoral. Quieren convertir la negociación con Grecia en el medio para construir un cordón sanitario electoral, quieren detener “la epidemia”. Pero nuestro problema es que sus urgencias electorales se conviertan en la soga que ahoga a países como España, en situación de emergencia social, digan lo que digan los empleados del botafumeiro con su raca-raca del 3% de crecimiento del PIB.

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  2. Lo que los acreedores dirigidos por el Gobierno alemán pretenden es que Grecia se arrodille en la plaza pública, se humille, pida perdón, que, como prueba de la superioridad de la ideología económica dominante en Alemania, los griegos se suiciden ante el mundo. Se piense lo que se piense sobre la estrategia griega de negociación, a los deudores del Sur nos conviene que Grecia no caiga. Nada más clarificador que la entrevista que Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, concedió, en plena negociación con Grecia, a tres periodistas de países deudores, citados por él para impartir doctrina, para leernos la cartilla, para crear opinión. Sin rodeos, les dijo que los países deudores tienen que pagar, y si no pueden pagar, como él reconoce que es el caso de Grecia, deben hundirse como escarmiento para otros. Cuando a este devoto de la política de austeridad fiscal, que tanto beneficia a Alemania con un euro depreciado gracias a nuestros males, le preguntan qué va a pasar con España, responde que nada malo, si los españoles saben votar correctamente. O, en bávaro, os metisteis en una unión monetaria libremente y, si ahora os mata, a aguantarse y a hacer los deberes que os marcamos. Cuando le preguntan si no sería bueno un poco más de inversión alemana e inflación, contesta que en Alemania las carreteras están en buen estado. Así son los tipos que, si no lo impiden otros alemanes capaces de mirar más allá de su ombligo, que los hay, volverán a aislar a su país de la Europa que necesitan más que nadie.
    En este contexto de conflicto en la Eurozona, sorprende la posición que están manteniendo en España todos los medios de comunicación “en papel”. La vieja política y el viejo periodismo están hablando como si los españoles formásemos parte del “grupo alemán”, como si fuésemos acreedores. Se dice que Grecia es un país tramposo, que nos hace chantaje a quienes les hemos prestado dinero, y que hay que ponerles en su sitio. Se dice esto desde un país que tuvo que pedir cien mil millones de euros para un rescate bancario en toda regla. Pero, no confundirse, no es economía, es política, política electoral.
    ¡Que vienen los bárbaros! Para detener a quienes amenazan en la frontera, todas las fuerzas políticas y mediáticas tradicionales, todas, prefieren apoyar a los ultras “ordoliberales” alemanes, no por razones de interés económico del país, sino por intereses electorales de quienes ven amenazado su estatus. Por sentirse amenazados electoralmente, prefieren apoyar el ocultamiento de la verdadera razón del actual conflicto con Grecia, que ya no es la respuesta a gobiernos tramposos que engañaron con la deuda, sino el fracaso evidente de las medidas de austeridad fiscal impuestas que hunden a los países con problemas, y no solo a Grecia. Hoy, la opinión contraria a la austeridad fiscal, como en el anuncio, la mantienen nueve de cada diez economistas serios.
    Reconozco que Alexis Tsipras no es santo de mi devoción, pero, en este conflicto europeo, el líder griego está conectando correctamente su posición con los intereses de su país, que no son muy diferentes a los de otros países endeudados, como España. Ha puesto la soberanía de Grecia en el centro de las negociaciones. Mejor su estrategia que la de Mariano Rajoy, que prefiere pasar por el mejor alumno del Gobierno alemán con una carta de suicidio de España en forma de Programa de Estabilidad 2015-2018 remitido a Bruselas. Lo digo sin olvidar que yo formaba parte de la mayoría parlamentaria que apoyaba a un Gobierno que, en 2010, se rindió ante el ultimátum de Ángela Merkel. Ahora espero que Tsipras gane esta partida, y sé que, pase lo que pase, intentarán hacernos creer que se ha rendido. Que tengan cuidado, este Gobierno griego está demostrando que conoce su fuerza y también la debilidad de los otros. Y, en cualquier caso, como aquel elector andaluz al que, durante la República, le querían comprar su voto, los griegos podrán decir a los doctrinarios “ordoliberales”: “En mi hambre, mando yo”.

    Todo esto ha sido escrito por Jesús Cuadrado, exdiputado.

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  3. Todo el mundo está hablando de la reunión crucial para el futuro inmediato de Grecia y la Unión Europea (UE): la que celebraron este lunes en Bruselas el gobierno de Atenas y los líderes de la eurozona para evitar una posible salida griega del bloque.

    Políticos, analistas y medios de comunicación insisten en que se trata de un encuentro en el que se tomarán decisiones de vital importancia para toda Europa, aunque la canciller alemana, Angela Merkel, ya advirtió que es improbable que se llegue tan pronto a un acuerdo para salvar a Grecia del infierno financiero.

    Sin embargo, si a una persona común le preguntasen sobre qué están conversando los funcionarios europeos, esa persona difícilmente podría dar una respuesta.

    Grecia y la UE estarían "dementes" si no llegan a acuerdo:
    1. Austeridad
    Las medidas de austeridad son uno de los principales obstáculos para el progreso de las negociaciones.
    Los griegos quieren enviarle un mensaje al mundo: la austeridad empobrece.
    La economía de Grecia se ha visto fuertemente golpeada en los últimos años por los recortes que han exigido los acreedores griegos: la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), la llamada troika.
    Según datos del BCE, Grecia registró un crecimiento negativo hasta 2013 (-3,9% ese año), para recuperarse levemente en 2014 y esperar una magra expansión de 0,5% en 2015, si es que las cosas salen bien, claro.
    Entre tanto, muchos griegos han caido en la pobreza y el desempleo.
    Hoy, un cuarto de la fuerza laboral está oficialmente desocupada y el ingreso familiar promedio se ha desplomado a los niveles de 2003, lo que significa que 40% de los niños griegos viven bajo la línea de pobreza.
    El partido de izquierda Syriza, que ganó las elecciones de enero, prometió poner fin a las medidas de austeridad. Y el primer ministro Alexis Tsipras cuenta con un apoyo de casi el 60% de los griegos en las negociaciones con la troika, según las encuestas más recientes.
    Ante esta situación, los acreedores de Grecia han atenuado sus exigencias de austeridad, pero aún piden recortes equivalentes al 0,5% del Producto Interno Bruto (PIB) en los próximos tres años. Y para ello demandan reformas en áreas como pensiones e impuestos.
    Y esa es la condición para liberar un préstamo de rescate (o bailout) de 7.200 millones de euros que suspendió en febrero, tras el triunfo de Syriza.

    2. Pensiones
    Esta es la segunda gran exigencia de la eurozona, el ECB y el FMI.
    Las pensiones ya han sufrido recortes del 40%.
    El gobierno de Tsipras dice que ya se han reducido un 40% las jubilaciones griegas y que más recortes serían devastadores para muchas familias empobrecidas, ya que el desempleo las ha vuelto dependientes de los ingresos regulares de los ancianos.
    En otras palabras, semejantes medidas son un imposible para Syriza desde el punto de vista político y social.
    Sin embargo, el gobierno griego se ve obligado a llevar una contraoferta en esta materia.
    Los analistas afirman que la clave podría estar eliminar gradualmente los planes de retiro anticipado.
    La edad de jubilación en Grecia es la más baja de Europa (a excepción de Francia). Se estima que los griegos se jubilan, en promedio, a los 59 años.
    Según los medios de comunicación de Grecia, el gobierno de ese país estaría dispuesto a aumentar gradualmente esa edad, además de eliminar regímenes especiales en el sistema de pensiones.

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  4. 3. Impuestos
    Este es otro de los principales puntos de conflicto entre Grecia y la troika.
    En vista de la situación crítica, los acreedores ya dijeron que este año no le exigirán un superávit fiscal a Grecia.
    Grecia se opone a un aumento excesivo del impuesto al valor agregado.
    Pero, en cambio, siguen pidiendo reformas en la recaudación de impuestos para hacerla más efectiva, además de una reestructuración del sector público para volverlo más eficiente, lo que podría implicar una reducción de puestos laborales.
    Al respecto, Tsipras dio algunas pistas al llegar a Bruselas: "Queremos volver a la normalidad las relaciones laborales y al mismo tiempo promover gradualmente reformas estructurales necesarias y justas".
    Otra de las exigencias de los acreedores es aumentar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), con el fin de volver más sostenibles las finanzas del Estado griego en el mediano plazo.
    Tsipras adelantó que no aceptarán incrementos del IVA "excesivos e irracionales" sobre todo en el sector de la electricidad, como exige la troika.
    De modo que en materia de tributos, las negociaciones prometen ser complicadas.

    4. Bancos
    Qué hacer con los bancos griegos es otra de las grandes incógnitas de las actuales negociaciones.
    Filas en los cajeros automáticos para retirar dinero.
    Según el analista económico de la BBC Robert Peston, las entidades se han vuelto tan insolventes que si el BCE les quitara su línea de ayuda financiera colapsarían.
    No es para menos: ante los rumores de una posible cesación de pagos (default) de Grecia y su eventual salida del euro, los ahorristas han estado retirando grandes cantidades de dinero de los bancos.
    Según se informó, los griegos han extraído unos 2.000 millones de euros de los cajeros en la última semana, el doble del dinero girado el miércoles pasado por el BCE en concepto de asistencia para la liquidez.
    Si esta situación continúa y se produce una verdadera corrida bancaria, advierte Peston, Grecia podría verse obligada a imponer controles como el "corralito" argentino en 2001, que limitaba la cantidad de dinero que se podía retirar de las entidades financieras.
    La buena noticia para Grecia -al menos momentánea- es que este lunes el ECB decidió aumentar los fondos de liquidez para los bancos griegos.

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  5. 5. Deuda
    Todas los anteriores puntos en la negociacón apuntan a uno mayor y más ambicioso: asegurarse de que Grecia pueda cumplir con sus obligaciones financieras, evite un default y se vea forzada a abandonar el euro y posiblemente la UE.
    Alexis Tsipras se ha mostrado optimista antes la nueva ronda de negociaciones en Bruselas.
    El país debe pagarle 1.600 millones de euros al FMI a fin de mes. Y este es el primero de una serie de desembolsos que enfrenta este año, en momentos en que está en quiebra.
    La jefa del FMI, Christine Lagarde, subió la apuesta de los acreedores y advirtió que no se le concederán más periodos de gracia a los griegos para que puedan abonar más tarde de lo previsto.
    Según los expertos, en este punto Grecia se encuentra en una situación casi sin salida.
    Si no le paga la cuota al FMI podría quedarse sin el programa de bailout de 7.200 millones de euros. Y al mismo tiempo el país en ruina necesita ese dinero para seguir cumpliendo con sus obligaciones financieras.
    Según el analista económico de la BBC Robert Peston, esto hace pensar que ambas partes acabarán llegando sí o sí a un acuerdo.
    Y Alexis Tsipras parece tenerlo bien claro: "Les probaremos a todos aquellos que apuestan a la crisis y a escenarios terroríficos que están equivocados".

    Estos son algunos comentarios…
    Los que somos de pueblo lo vemos más claro, porque en los pueblos nos conocemos todos.
    … Y en mi pueblo (y en los de sus alrededores), la mayor parte bachilleratos o similares, y un tercio diplomados, ingenieros o licenciados, más de la mitad está en paro. Y una buena parte de los que trabajan apenas sacan para tabaco.
    Si este es el éxito de la UE (liberalismo y socialdemocracia). Echemos el cierre y montemos otros chiringuitos.

    Magnifico articulo del señor Cuadrado, que clarifica perfectamente las posiciones, es evidente que el miserable gobierno de MARIANOCHO se ha alineado con FRAU ROTTENMERKEL creyendo que se va a salvar del naufragio si vienen mal dadas y que si GRECIA no cede, será castigada por ser un “niño malo” y ESPAÑA será premiada por ser “el niño obediente de la clase”,tal estupidez y miopía nos va a llevar por la calle de la amargura ,máxime teniendo en cuenta como bien dice el articulo que se pretende hacer un cortafuegos alrededor del pequeño país para evitar la posible victoria de PODEMOS en otoño.

    Diego Barceló

    P. D. ¿Cambiara el letrero de “No Podemos” por el “Si Podemos” en el cajero?.


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