martes, 23 de junio de 2015

TIEMPO DE TRIBULACIONES / por ÁLVARO R. DEL MORAL


La imagen no tiene mucha calidad pero es elocuente. El nuevo Ayuntamiento de Madrid presidido por Manuela Carmena ha decidido renunciar al palco que tenía reservado en el coso madrileño. / El Correo


Los movimientos políticos siguen detentando la actualidad de la semana de toros que se fue. Juan Pedro Domecq puso los puntos sobre las íes en torno a la demagogia que acompaña a ciertas ganaderías.


Tiempo de tribulaciones

ÁLVARO R. DEL MORAL / SEVILLA, 22 JUN 2015 
Sabrosas reflexiones en torno al torismo

Si el torismo es bravura, yo soy el más torista”. Las declaraciones de Juan Pedro Domecq Morenés no tienen desperdicio. Suya fue la corrida globalmente más brava y mejor presentada de la pasada feria de San Isidro. Suyo también fue un toro, el segundo que estoqueaba José Garrido como matador, que saltó en la última Feria de Abril; con mucho, el más fiero que ha salido a una plaza de primera desde aquel célebre Bastonito de Baltasar Ibán que se sumó a la hoja de servicios madrileña de César Rincón. También tiene toda la razón Juan Pedro al señalar que si ese animal hubiera estado marcado con otro hierro habrían repicado las campanas de la Giralda y habría arrasado con los premios. No hay que tener miedo de desterrar la demagogia del torismo. Fuera tópicos.

Se mantiene la zozobra en las gentes del toro

Mientras miramos con un ojo las andanzas de podemitas y satélites, con otro nos ponemos estupendos y celebramos las plazas que se llenan, las ferias que se presentan, las orejas que se cortan cansinamente sin que la yema del toreo encuentre un relevo que cambiaría muchas cosas. Es verdad que hay cosas que celebrar. Ahí está la recuperación taurina de San Sebastián; la renovada oferta de Zamora o el reestreno de Burgos. También hemos podido anotar en estos días los llenos absolutos de plazas que atraviesan trances complicados como la levantina de Vinaroz o la balear de Muro. Todo eso es magnífico. También lo son los guiñoles, las inmersiones infantiles y todas esas cariátides que tocan el arpa mientras crece una amenaza negra, cierta y real.

Cuando veas las barbas de tu vecino pelar...

Hay cosas que parecían imposibles y ahora lo son. Ahí está el aspecto desolador que ha presentado en los últimos años la mismísima plaza de la Maestranza, que contó con la ayuda inestimable de los que más tenían que tirar del carro. Ahora se habla de reuniones secretras; de encuentros reservados y de la gran preocupación del sector. Pero este planeta tendría que poner sus rostros más rutilantes -sí, los de las figuras- a favor de una promoción ambiciosa y una defensa responsable. El mundillo no puede defenderse echando pulsos en los corrales. Las grandes empresas ya han mostrado su inoperancia en este aspecto y, ya lo hemos hablado mil veces, la articulación de una voz común sigue pareciendo un imposible. La Unión de Criadores sí ha dicho esta boca es mía; sin pelos en la lengua. También mantienen la valiosa aportación de esos informes estadísticos que nos permiten calibrar los problemas pero también las soluciones. El viaje del toreo continúa pero las noticias están fuera de las plazas.

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