sábado, 5 de septiembre de 2015

La rebelión de las ratas / Por Paco Mora


Grupo de "mercenarios" antitaurinos que se desplazaron a la feria de San Fermin de Pamplona desde otros lugares de España, y la mayoría de ellos de otros países como Inglaterra o Francia, financiados por  organizaciones extranjeras como AnimaNaturalis y por People for the Ethical Treatment of Animals (PETA). 


"...¿en qué están entretenidos los gobiernos de nuestra nación para no pedir explicaciones a los países que patrocinan y pagan a esos terroristas que atacan a los aficionados en las puertas de las plazas de toros y a los que se lanzan al ruedo, en sus romances de valentía a toro muerto?..."


La rebelión de las ratas
  • Una rata que sale de la alcantarilla no es problema, pero si no se hace nada para impedir que salga una saldrán otras muchas.

Gobernar es tomar decisiones, y mirar para otro lado ante los problemas por pequeños que parezcan es dejar que crezca el germen de otros males mayores. Una rata que sale de la alcantarilla no es problema, pero si no se hace nada para impedir que salga una, saldrán otras muchas.

No es que seamos más machos, pero como sí que somos muchos más, ha llegado la hora de mirar al enemigo a los ojos con la barbilla levantada y sin complejos. Visto y comprobado que los partidos políticos van todos a la suya, y del que más podemos esperar es que no nos ataque pero siga haciendo el Don Tancredo ante las embestidas cada vez más descaradas de la internacional antitaurina, debemos comenzar a prepararnos para defender solos la parte de nuestra cultura y tradición, que es la Fiesta de los Toros.

No es que pretendamos volver a la España del Pan y Toros, que nos queda ya muy lejos y por cierto no fue mucho mejor que esta en la que ahora vivimos, pero sí que tenemos que actuar de manera que a quienes nos atacan ilegal y tozudamente no les salgan gratis su salvajismo ni sus irrupciones en el altar redondo de sol y sombra donde se celebra el rito taurino. Morante de La Puebla, a través del despacho del abogado Moeckel, ha llevado a los tribunales al mercenario “holandés errante” que con tanto desparpajo se lanza a los ruedos para intentar esposar a los toreros, insultar a los aficionados y espectadores y lograr que los medios de comunicación social le den espacios y minutos de propaganda gratis contra un espectáculo declarado patrimonio cultural de los españoles.

Morante ha abierto un camino que deberían seguir las peñas y asociaciones de aficionados, así como los demás toreros, las empresas y los ganaderos. No sólo en grupo sino uno a uno deberíamos llevar a los juzgados a los que nos atacan. Cuando comiencen a producirse fallos que signifiquen multas y condenas para pagar daños y perjuicios es muy probable que los bancos extranjeros que ahora financian a esos “espontáneos” se lo piensen dos veces antes de colaborar con semejantes desatinos.

Aparte de que; ¿en qué están entretenidos los gobiernos de nuestra nación para no pedir explicaciones a los países que patrocinan y pagan a esos terroristas que atacan a los aficionados en las puertas de las plazas de toros y a los que se lanzan al ruedo, en sus romances de valentía a toro muerto? Hay también en esa abstención un alto grado de egoísmo y cobardía en nuestra clase política, preocupada solamente por sucederse así misma en el poder o echar al otro para ponerse ellos. De estas ratoneras actitudes, no solo en lo de los toros sino en otras muchas cosas, viene este turbión de desobediencia a la normativa constitucional e incluso al Código Penal que está padeciendo nuestra política nacional. Gobernar es tomar decisiones, y mirar para otro lado ante los problemas por pequeños que parezcan es dejar que crezca el germen de otros males mayores.

Una rata que sale de la alcantarilla no es problema, pero si no se hace nada para impedir que salga una saldrán otras muchas. Y cuando todas las ratas que bullen en el subsuelo salgan a la superficie y se adueñen de la ciudad, ya poco o nada se podrá hacer contra ellas sino es poner pies en polvorosa.

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