martes, 20 de octubre de 2015

¡FELICIDADES RAFAELILLO! / por Antolín Castro

Rafaelillo, maltrecho, sostiene en su mano el reconocimiento de los aficionados

"...Felicidades Rafael. Nunca como este año lo dejaste tan claro. Otros serán los que estén en deuda contigo, tú no lo estás ni con las empresas, ni con los ganaderos ni con los aficionados. Felicidades sinceras..."

¡FELICIDADES RAFAELILLO!


España
Terminada ya la feria de Zaragoza se puede decir que es terminada la temporada. Para el torero murciano es hora de felicitarle por la que ha sido su mejor temporada, la que mejor sabor de boca ha dejado el gran, aunque pequeño, torero de Murcia.

Nunca con menos festejos se dijo más. Ni Rafaelillo en temporadas anteriores, superando la veintena o treintena de festejos, ni otros espadas, dejaron tanto poso entre los aficionados en tan solo un puñado de actuaciones.

Actuaciones que no fueron en plazas de tercera, ni siquiera de segunda, plazas de primera son las que han visto pisar su arena a este gigante ante las corridas que otros no ven ni por fotografías. Es su camino y de ahí el mérito que supone que podamos recordar momentos de épica, pero también de estética, ante esos toros de los que huye prácticamente el escalafón entero.

Básicamente dos tardes con los miuras y otras dos con los ‘grises’ de Adolfo Martín, en plazas de primera, certifican cuanto aquí se dice. A la mínima que tuvo opciones toreó como torean los que dicen que tienen duende y a la máxima, las más de las veces, puso en la pelea lo que guarda en la entrepierna. Dos conceptos que se dieron la mano en las tardes en las que, con la televisión de por medio, dejó dicho que es poco lo que torea para lo mucho que expone y brilla en su quehacer.

Felicidades Rafael. Nunca como este año lo dejaste tan claro. Otros serán los que estén en deuda contigo, tú no lo estás ni con las empresas, ni con los ganaderos ni con los aficionados. Felicidades sinceras.

El destino, o la mala suerte, quiso que no pudieras estar presente en la corrida de Adolfo en Alicante, aquella en la que estabas anunciado y que los cárdenos ofrecieron sus orejas a tus compañeros. Dicen que la suerte es para quien la busca, pero tiene a veces esa fea costumbre de inclinarse a un lado u otro, favoreciendo a unos y olvidando a otros. A ti te olvidó ese día que era el elegido por la ganadería para ofrecer trofeos de la forma más generosa.

Solo es de tu exclusiva responsabilidad, o también de la mala suerte, el haber pinchado los toros que te hubieran encumbrado, pero esta felicitación que hoy dejo escrita va más allá de esos fallos. Pues si bien te quitaron las orejas que ya sentías en tus manos, lo cierto es que antes de entrar a matar ya habías entrado en el corazón de los aficionados. Entrar de esa manera en el corazón de tantos te aseguro que es tan grande premio como unas ‘sucias peludas’.

Si los aficionados ya te han reconocido, solo queda que lo hagan aquellos que confeccionan los carteles. Hay muchos otros compañeros que las orejas solo las ven de vez en cuando y los ponen día si y día también. Hora es ya de que la justicia ocupe el lugar en tu trayectoria que sin duda mereces.

Y ya puestos, en esta semana quiero decirte ¡Felicidades Rafaelillo! por otro motivo: Esa boda con la madre de tus hijas es un broche de oro a tu temporada. Si tienes alguna duda de que te queremos, fíjate solo en los ojos de tus tres damas y en ellos verás el brillo de tantos aficionados que te alientan, te apoyan y te agradecen los momentos que les has hecho vivir esta temporada.

Por mi parte: ¡Felicidades Torero!, por esos momentos que nos ofreces y que tanto necesita la Fiesta y ¡Felicidades Rafael!, por ese bonito proyecto de familia que en unos días verás cumplido. 




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