domingo, 15 de noviembre de 2015

¡¡LIBERTAD!! / por Antolín Castro




"...Se cambia el derecho al razonamiento o la persuasión por las prohibiciones, en el mejor de los casos, o se produce, en el peor escenario, la aniquilación de los individuos por el simple hecho de no pensar o hacer igual. La barbarie sustituye a la razón..."


¡¡LIBERTAD!!

¿Tan difícil es respetar la libertad de los demás? ¿Qué mueve a unos a evitar que otros tengan el derecho a decidir, a tener su propia libertad?

Se ha creído siempre que cuando se hablaba de libertad nos estábamos refiriendo al tiempo de los esclavos… pero en el siglo XXI no es así. Ya no se trata de suprimir toda la libertad del hombre a través del sometimiento a la esclavitud, no, se trata de impedirle por un lado e imponerle por otro, cuál o cuáles han de ser sus comportamientos.

Así se cuestiona hoy la libertad en variados y diferentes aspectos. La radicalización de determinados individuos permite que se de esta fiebre de imposición para con sus semejantes. Llegada ya la libertad de todos se ha pasado a que eso no sea suficiente. Ningún pueblo está esclavizado hoy por su color o por su credo, pero a muchos no les resulta bastante con poder elegir su forma de vida, ahora buscan, para satisfacer no se sabe bien qué, imponer a los demás sus creencias, sus gustos o sus deseos.

Vivimos con muchos que quieren sustituir tu libertad e independencia por la que ellos te quieran imponer, así de sencillo. Son muchos los que una vez alcanzado su derecho a la libertad no se conforman con ‘ese poco’, quieren más, quieren que todos comulguemos con sus propias ideas. Así pasa lo que pasa. Cuando no lo consiguen por las buenas, lo que es lógico por el derecho de los demás a tomar sus propias decisiones, lo quieren imponer por la vía de la fuerza.

No es, ni lo pretende, este escrito ser un alegato inmediato por cuanto ha sucedido en el tiempo reciente, aún cuando la coincidencia le haga especialmente así y es lógica y natural mi condena, más bien es un reclamo, un grito, que pretende que la palabra libertad llegue allá donde se imprima en la conciencia de todos los seres que habitamos este planeta.

Cada cual a su manera tomamos nuestras decisiones personales, en relación con todo lo que nos afecta, religión, política, condición sexual, actividad física, gustos literarios y culturales. Nos enfrentamos en libertad a vivir en pareja o en solitario, a practicar una religión con entusiasmo o simplemente sentirnos creyentes, a educar a nuestros hijos de una manera u otra… Todo es un ejercicio sano de nuestra libertad. Nadie debería interferir,

Pero hay quien, saciado ya de haber hecho su elección, cree llegado el momento de imponer sus gustos y deseos a los demás. De ese modo desprecia los valores de la libertad al faltarle el respeto a la misma libertad para los demás. Radicales de un signo o de otro, políticos imbuidos por un ego desbocado, antis de cuanto detestan o ignoran, se creen con derecho a descabalgar la libertad de los demás imponiendo la suya. En ese mismo instante se produce el ¡Adiós a la libertad!

Se cambia el derecho al razonamiento o la persuasión por las prohibiciones, en el mejor de los casos, o se produce, en el peor escenario, la aniquilación de los individuos por el simple hecho de no pensar o hacer igual. La barbarie sustituye a la razón. La libertad muere bajo el yugo del verdugo que, presa de su sinrazón, incluso mata cuando no es capaz de convencer. 

Por cuantos se han visto desposeídos de su libertad me he visto obligado a escribir estas líneas. Un reclamo de ¡¡LIBERTAD!!

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