jueves, 24 de noviembre de 2016

Dolor y vergüenza en la muerte de Rita Barberá que también fue una gran aficionada / por J.A. del Moral · 23/11/2016






"...No quiero exagerar si afirmo que su muerte ha sido un asesinato moral. Porque se puede matar a las personas de muchas maneras sin necesidad de lograrlo físicamente. Ni de un tiro, ni de una bomba, ni de una puñalada…,también se puede matar con el alma maldita y mucho más con tantas almas malditas que venían ensañándose cruel e imparablemente contra Rita Barberá hasta llevarla a tan horrible final..."


 Dolor y vergüenza en la muerte de Rita Barberá 
que también fue una gran aficionada

  • Rita Barberá, además de su alcaldía histórica de Valencia y podríamos decir que irrepetible, también fue una gran aficionada a los toros y una importante defensora de la Fiesta Nacional.

J.A. del Moral · 23/11/2016
Dos sentimientos encontrados además de profundos acabamos de sentir en lo más hondo de nuestro ser.

Rita Barberá ha sido la política más importante y trascendental que ha dado Valencia. Lo que esta gran ciudad era y todo lo que ahora es, se le debe a ella. Porque desde la primera vez que fui allí hasta este mismo año, he ido viendo que la transformación positiva de la ciudad estaba siendo realmente impresionante. Una prueba indiscutible de que su amor por la tierra que le vio nacer fue tan absoluto como permanentemente entusiasta.

Los avatares políticos de toda índole y la situación actual con las izquierdas y los nacionalismos unidos en tantos sitios para expulsar a las derechas como sea sin el más mínimo respeto a las personas, también alcanzaron y de lleno a esta gran señora. Hasta tal punto que, podemos decir que es su caso se ha cometido una incalificable tropelía y el mayor de los desprecios a la presunción de inocencia que hayamos visto jamás. Falta en la que caen actualmente todos los políticos incluidos los más nuevos del PP a los que se les tenía que caer la cara de vergüenza y que en este pecado acaban de recibir una dura penitencia, y no digamos gran parte de la prensa escrita, hablada y televisiva.

Tanto y tan desmedido acoso y derribo contra Rita Barberá ha terminando por llevarla hasta la muerte tras sufrir un infarto de miocardio. No quiero exagerar si afirmo que su muerte ha sido un asesinato moral. Porque se puede matar a las personas de muchas maneras sin necesidad de lograrlo físicamente. Ni de un tiro, ni de una bomba, ni de una puñalada…,también se puede matar con el alma maldita y mucho más con tantas almas malditas que venían ensañándose cruel e imparablemente contra Rita Barberá hasta llevarla a tan horrible final.

Las reacciones llegaron enseguida. De un lado, el dolor de la mayoría de los políticos y de todos los españoles, no digamos de los valencianos. De otro, los falaces desprecios de algunos políticos y más concretamente de los parlamentarios de Podemos Unidos que llegaron hasta abandonar el Hemiciclo del Congreso negándose a participar en el minuto de silencio que se guardó en memoria de Rita Barberá. Y, no digamos, los escritos nauseabundos que están apareciendo en las redes sociales, alegrándose de su muerte cuando no insultándola.

No quiero ni imaginar lo que hubieran dicho muchos de los que acaban de insultar a Rita si a uno de los suyos les hubiera ocurrido algo parecido…

Rita Barberá, además de su alcaldía histórica de Valencia y podríamos decir que irrepetible, también fue una gran aficionada a los toros y una importante defensora de la Fiesta Nacional. Lo digo con el conocimiento de causa que me supone haber vivido en muchas ocasiones cerca de ella a más de 50 fiestas falleras y casi a otras tantas de Julio.
Por eso los aficionados de toda España y de todo el mundo deberíamos ofrecerle un gran homenaje.

Ojalá que su funeral y su entierro en Valencia se conviertan en una enorme manifestación de duelo y de respeto a esta gran señora con incalculable número de asistentes. Los valencianos deberían abarrotar las calles para acompañarla hasta su última morada. Será también una forma de desagraviar la canallada se que se ha cometido con ella. Lo merece con sobradísimas creces.

Con todos mis respetos.

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