lunes, 16 de enero de 2017

NADA CAMBIA / por Antolín Castro


Castellón es el ejemplo de cómo será la temporada... nada cambia


 "...El pastel y los pasteles siempre son para los mismos, mientras el pan duro, o como mucho ablandado en agua, se lo tienen que despachar o bien los rezagados del escalafón o aquellos que están casi en el olvido..."

NADA CAMBIA 

Metidos ya en la temporada de este año, en la que muchos han puesto excesivas esperanzas de cambio, la cosa sigue igual. Nada cambia o cambia tan poquito que no se nota. Vistos los carteles que ya nos han ofrecido para las primeras ferias: Ajalvir, Valdemorillo y Castellón, se parecen muy mucho a los de siempre.

Humildad absoluta para los carteles de Ajalvir, donde Sánchez Vara y Alberto Álvarez son los más conocidos de los diestros que harán el paseíllo. Nosotros nos alegramos de que surjan estas oportunidades para toreros que torean muy poco. En otras portátiles no les dejan ni eso. Importante es que la climatología les de un respiro ese fin de semana, lo que ayudará a un mejor ambiente taurino.

Valdemorillo es feria de oportunidades pero mucho más selectivo. Atendiendo a la línea habitual de los últimos tiempos, se repite a quienes dejaron grata impresión la temporada anterior, Paulita y Martín Escudero, y se busca entre toreros del segundo grupo para hacer más atractivos los carteles. Este año son El Cid y Fandiño quienes dan lustre a la cartelería. Los otros puestos los ocupan jóvenes con aspiraciones. La novillada, con cartel internacional, cierra la feria.

Continúa después Castellón, entre las ferias anunciadas, aunque antes se celebrarán Olivenza y Valencia. La feria castellonense ya parece una de ‘farolillos’, pues programa una corrida previa de Fuente Ymbro, desconectada en la fecha, y deja lo más glamuroso para el remate final del fin de semana.

Efectivamente, nada cambia, las tres ganaderías, García Jiménez, Garcigrande y Juan Pedro Domecq, serán para las figuras, que para eso lo son. Los Ponce, Juli, Manzanares, Morante, Talavante, Castella, Roca Rey y López Simón se quedan con ese agradable pastel. No falta, tampoco es novedoso, que al torero local, Varea, le dejen sentarse a esa mesa.

Nada cambia a los ojos de los aficionados. El pastel y los pasteles siempre son para los mismos, mientras el pan duro, o como mucho ablandado en agua, se lo tienen que despachar o bien los rezagados del escalafón o aquellos que están casi en el olvido. 

Nada cambia. A toreros como Curro Díaz y José Garrido, o Ginés Marín, que hicieron tan gran temporada anterior levantando justas expectativas, no les hacen un hueco en el gran banquete. Pareciera que ese debería ser el primer paso para que fuéramos notando cambios. Ni por esas.

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