lunes, 20 de febrero de 2017

"¡Era campo atrás!" o la partitura de una frustración /por Juan Manuel Rodríguez



.. el cántico se trasladó hasta la final de la MiniCopa que jugaron (y ganaron por quinto año consecutivo) los niños del Real Madrid: críos de 13 años increpados desde la grada por el sabio público vitoriano, un lunar que, de paso, derriba ese extendidísimo mito de que el público del baloncesto es mejor y más educado que el del fútbol: denle tiempo.

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"¡Era campo atrás!" o la partitura de una frustración

Juan Manuel Rodríguez
Desde el viernes llevaba el expertísimo público de Vitoria con la murga del campo atrás (que lo hubo) de Sergio Llull en el partido contra el Morabanc Andorra, desde el viernes. Ese cántico, que ha protagonizado la Copa del Rey en uno de los "templos" del baloncesto español, el pabellón multiusos Fernando Buesa Arena, no era más que la partitura de una frustración puesto que la afición del Baskonia interpretaba que no era lo mismo jugar en semifinales contra Colom, Stevic o Shermadini que hacerlo contra Ayón, Randolph o Doncic. Yo no tuve ocasión de verlo pero, por lo que cuenta Daniel Benavides, el cántico se trasladó hasta la final de la MiniCopa que jugaron (y ganaron por quinto año consecutivo) los niños del Real Madrid: críos de 13 años increpados desde la grada por el sabio público vitoriano, un lunar que, de paso, derriba ese extendidísimo mito de que el público del baloncesto es mejor y más educado que el del fútbol: denle tiempo.

Efectivamente la afición del Baskonia, que lo tenía todo preparado para festejar la Copa, tenía mucha razón al interpretar que probablemente encontraran más dificultades ante el Real Madrid que ante el equipo andorrano. En otra exhibición de coraje y de fe, algo que no se puede alquilar, el Real Madrid le dio la vuelta a las semifinales y, contra todo y contra todos, también por supuesto contra el novedoso cántico del campo atrás y el más tradicional de "¡así, así, así gana el Madrid!", se plantó en la gran final. Conviene recordar que Baskonia ganaba por 8 puntos (87-79) a falta de 3 minutos y 6 segundos para la finalización del partido; la grada dedujo que ahí no era necesario tirar del "¡era campo atrás!" porque todo iba razonablemente bien.

Y en la final, el Valencia, el Valencia de Pedro Martínez, que en la Liga se quejó amargamente de las quejas madridistas hacia los árbitros. Y de nuevo la partitura de la frustración. Y, una vez más, contra todo y contra todos, la fiereza de un equipo que se agarra a los partidos hasta la extenuación, hasta las últimas consecuencias. El Real Madrid ganó por 2 puntos, 97-95, cuestión ésta que no ha gustado al parecer a David Albelda, que comentó algo en la red social Twitter acerca del favoritismo arbitral. Es, de hecho, lo mismo que viene haciendo David desde hace más de 20 años, cuestión ésta que probablemente haya avalado su candidatura para convertirse en comentarista de la Cope, transformada desde hace bastante tiempo en un aquelarre antimadridista nocturno cuyo único objetivo consiste en quemar todo lo blanco.


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