domingo, 19 de marzo de 2017

8ª de Fallas en Valencia. Feliz debut de Ginés Marín que salió a hombros, oreja para Cayetano y sin opciones Ponce con ganado imposible por su enormidad



Cuando ayer por la mañana vi las fotos de los toros que se iban lidiar, me preocupó muchísimo la voluminosa enormidad de varios. Con ese tamaño, con esa exagerada gordura iba ser muy difícil que embistieran. Y así ocurrió. Siendo Enrique Ponce la principal base del cartel, cabe achacarle gran parte de culpa en el dislate aunque quien más culpa tuvo fue el ganadero. Soy amigo de los dos y no me duelen prendas en decirlo.


Feliz debut de Ginés Marín que salió a hombros, oreja para Cayetano y sin opciones Ponce con ganado imposible por su enormidad

J.A. del Moral· 19/03/2017
La plaza registró otro llenazo al reclamo de Enrique Ponce (almirante oro) en tarde de pésima suerte con dos zambombos impracticables por su nula fuerza de la grandullona y sobrepesada corrida de Juan Pedro Domeq, salvada con tres toros más fuertes además de nobles que resistieron la lidia. El mejor lote se lo llevó Ginés Marín (avellana y oro) y lo aprovechó en dos brillantes actuaciones que cerró con sendas buenas estocadas. Cortó una oreja de cada uno de los que le correspondieron en el sorteo. Cayetano (añil y azabache) dio la de arena con el segundo de la tarde que sacó guasa y la de cal con el buen quinto del que cortó una oreja. 

Cuando ayer por la mañana vi las fotos de los toros que se iban lidiar, me preocupó muchísimo la voluminosa enormidad de varios. Con ese tamaño, con esa exagerada gordura iba ser muy difícil que embistieran. Y así ocurrió. Siendo Enrique Ponce la principal base del cartel, cabe achacarle gran parte de culpa en el dislate aunque quien más culpa tuvo fue el ganadero. Soy amigo de los dos y no me duelen prendas en decirlo.
El toro que abrió plaza se pegó un talegazo a poco de que Ponce lo saludara por verónicas ganando terreo de las que solamente cabe elogiar la media de remate. Cubierto el tercio de varas de puro trámite y alivio, el animal se derrumbó por completo y la presidencia accedió a devolverlo a los corrales. Ya se había armado entes la tremolina en los tendidos y hubiera sido un dislate mantenerlo en el ruedo.


Pero es que el sobrero que apareció en el ruedo después fue aún de mayor tamaño con hechuras de percherón y fue un milagro que medio embistiera un ratito. Un brevísimo espacio de tiempo duró la solemne y ceremoniosa faena de Ponce con más pausas que toreo y, en total, para nada porque el morlaco se paró tras los pocos aunque excelentísimos por lentísimos muletazos marca de la casa que pudo darle Enrique hasta que lo mató de estocada corta y descabello. El maestro fue muy cariñosamente aplaudido. Una hora había durado el dislate.
A Cayetano le pasó lo mismo que a Ponce con el segundo toro al que recibió con una larga cambiada de rodillas a porta gayola moderna, genuflexo lejos de la puerta de chiqueros, que resultó limpia. También fue devuelto a los corrales tras el mero trámite de hacer como que se le picaba mientras se acentuaban las gritadas protestas del público. Las que más chillaron fueron las mujeres que van a la plaza cada vez que torea uno de los personajes que más veces aparece en los programas rosas de la tele. Se calmaron cuando apareció en el ruedo el segundo sobrero perteneciente a la ganadería de Vegahermosa. Cayetano se equivocó en su improcedente comienzo de la faena, rodilla en tierra sobre la derecha y ahí se acabó lo que se daba para bien porque, a partir de ahí, el animal empezó a sacar guasa y Cayetano las pasó canutas tratando de darle pases a su merced en varios instantes con amenaza de cogida hasta que lo mató de estocada trasera y dos descabellos.


Menos mal que la decoración cambió por completo con el tercer toro que tuvo un peso más acorde con sus hechuras y embistió noblemente de principio a fin. Enseguida calaron las excelentes verónicas de saludo que recetó Ginés Marín. Con manifiesta alegría se comportaron los espectadores durante la preciosa faena que hizo el extremeño, como ya sabíamos dotado de muchos dones. De los nuevos, Marín es el que torea con más gusto y con mayor gracia. No le faltan sino que le sobran la inteligencia y el valor. Y así le salió todo a pedir de boca. Lo demostró también en su faena de muleta que arrancó en los medios con un pase cambiado citando con el cartucho de pescao y continuó en completa armonía alternando las dos manos en rondas ligadas a estupendos pases de pecho o a preciosos pases del desdén. Quizá alargó demasiado el trasteo lo que le costó escuchar un aviso. Pero entró a matar con fue y el toro cayó a poco de enterrar Ginés una estocada trasera. Le fue concedida una merecida oreja.
El segundo toro de Ponce, cuarto de la tarde, pesó aún más que sus anteriores oponentes y duró menos que el primer sobrero que ya es decir. Ponce lo brindó al público a la espera de que se obrara un milagro que no aconteció ni por activa ni por pasiva hasta matarlo de estocada casi entera de rápidos efectos. Al manifiesto disgusto del maestro nos unimos sus fieles con más disgusto que el suyo.


A Cayetano, por cierto vestido con un horrible terno añil y azabache de opereta, le vino Dios a ver con el quinto que cumplió el refrán porque, pese a renquear de salida, terminó embistiendo con suficiente fuerza y con mucha nobleza, sobre todo por el pitón izquierdo. De la faena de Cayetano, iniciada de rodillas, lo mejor fueron los naturales del final recetados a compás abierto y a pies juntos. Su estilo aflamencado y posturero les cayó como anillo al dedo a sus seguidores y seguidoras que veneran a diario al guapo viéndole en la tele o en las revistas del corazón y se derriten en directo. Este año lo tendrán en la Maestranza de Sevilla y en Las Ventas de Madrid. Ya veremos como acaba el atrevimiento…


Probado y celebrado el dulce melón torero de Ginés Marín con su primer toro, los hados se juntaron a su favor con el sexto toro que fue el único de los sobre pesados que aguantó la lidia. Claro que sin daño alguno en varas simuladas. Y aunque esta faena no tuvo la calidad ni la enjundia de la anterior, todo rodando para bien con la plaza ya volcada a favor del nuevo torero que volvió a caer de pie tras matar de certero espadazo. Otra oreja menos merecida que la anterior le permitió salir a hombros de la plaza ya hecha la noche por completo y con la calle Xátiva hasta los topes.    
     

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