sábado, 17 de junio de 2017

Corrida de la Beneficencia en Madrid. “Majestad, no crea que todas son como la de ayer” / por J.A. del Moral .


-Fotografía La Loma-

SM Don Felipe VI presidió por primera vez como Rey la corrida más importante del año. Fue clamorosamente aplaudido antes y después de sonar la Macha Real (Himno Nacional de España). Apenas tuvo – tuvimos – suerte por la extrema blandura y sosería de los toros de Victoriano del Rio. Tan solo el cuarto resultó enterizo, manejable y el que más pesó. Permitió a El Juli cortar la única oreja del festejo tras una labor magistral. José María Manzanares se lució amplia y muy bellamente con el capote en los tres toros que afrontó, incluido el segundo que fue tardíamente devuelto a los corrales. Alejandro Talavante por su parte, pasó prácticamente desapercibido con el lote menos lucido.

Corrida de la Beneficencia en Madrid. “Majestad, 
no crea que todas son como la de ayer”.

J.A. del Moral· 17/06/2017
Madrid. Plaza de Las Ventas. Viernes 16 de junio de 2017. Corrida extraordinaria de La Beneficencia. Calor sofocante con lleno de no hay billetes.

Seis toros de Victoriano del Río, el tercero con el hierro de Cortés. Y un sobrero de Domingo Hernández que reemplazó al segundo, devuelto por su invalidez. Bien aunque desigualmente presentados y armados. Salvo el que hizo de cuarto que fue el más enterizo y el que más duró en su franca manejabilidad, los demás carecieron de fuerza y de casta, además de sosos en distintos grados.
El Juli (grana y oro): Pinchazo al salto huyendo y estocada perdiendo la muleta, silencio. Estoconazo trasero, oreja.
José María Manzanares (cobalto y oro): Buena estocada, aviso y silencio. Casi entera caída, silencio.
Alejandro Talavante (nazareno y oro): Pinchazo y estocada habilidosa, pitos injustos. Pinchazo saliendo perseguido y casi entera trasera tendida, silencio.

Los tres espadas brindaron al Rey sus primeras faenas.

Magnifico a caballo, Chocolate. Bien en la brega y en palos Juan José Trujillo y Suso. También en banderillas, Álvaro Montes.


Vaya por delante, la presencia desde el Palco Regio de S. M. El Rey Don Felipe VI, acompañado de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y del Ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo. Bien pudo comprobar Don Felipe las agradecidas y largas ovaciones que le tributaron los espectadores que abarrotaron los tendidos. Ni un pito se oyó. Lo que habla bien claro de la gratísima anuencia del que, al fin y al cabo, es el gran parlamento de la capital de España, en donde se asentaron gentes de todas las clases y edades. Los políticos de las izquierdas, antisistema e independentistas deberían fijarse y aprender que el público de toros es bastante más representativo y respetuoso que todos ellos, así como las cámaras, tanto la Nacional como las de las Comunidades Autónomas. De modo que, deberían no caer tanto en el ridículo creyéndose los reyes del mambo. Los aficionados somos muchos más que todos ellos juntos.


Y eso que ayer apenas tuvimos suerte tanto los toreros como el ganadero titular y el del sobrero, salvo El Juli que tuvo ocasión de mostrar su indiscutible magisterio frente al único toro que mereció la pena, el cuarto. Supongo que cuando los espadas subieron al Palco Real para saludar a Don Felipe y a sus acompañantes, le comentarían su pesar por lo ocurrido. S M no debería creer que todas las corridas fueron como la de ayer. Claro que al menos pudo apreciar y celebrar la gran labor que con capote, muleta y espada llevó a cabo El Juli con el cuarto toro de la tarde. El único que se prestó y eso que no fue para tirar cohetes, pues fue el propio Julián López quien consiguió que el animal pasara, incluso estando ya agotado por completo. Bien podríamos decir que El Juli exprimió a su oponente sacando del animal más de lo que tuvo en una labor que incluyó el recibo por aisladas verónicas – el bicho salió huidizo -, un precioso quiete por chicuelinas de manos bajas y dos recortes de fantasía, además de una faena sobre ambas manos que terminó metido entre los muy agresivos pitones de su enemigo. Por todo ello, fue muy justamente premiado con la única oreja que se concedió, sin que faltara el disgusto de los que intentaron baldíamente que la obra no llegara a donde llegó triunfalmente.


Por lo demás, salvo los recibos con el capote a la verónica, la larga cambiada de pie, el galleo por chicuelinas de manos bajas, las medias y los recortes que recetó Manzanares entre los oles de la parroquia, en todo lo demás no hubo sino el empeño de José María para que sus dos oponentes pasaran algo en la muleta. Y el contento por lo que anunciaron los toros en el capote, se trocó en disgusto a la hora de torear con la muleta.


Peores aún más deslucidos fueron los toros que tuvo que afrontar Alejandro Talavante que ayer cumplió su gesto de actuar cuatro tardes en Madrid, sin poder triunfar en la última y no por su culpa. Lo digo porque los pitos que le dedicaron al final de su frustrada faena al tercer toro, fueron muy injustos pues hizo lo que debió Alejandro cortando por lo sano su faena tras haberse rajado por completo el animal. Mejor eso que eternizarse en baldíos intentos como tanto se lleva actualmente en faenas que no pueden llamarse como tales cuando los toros se niegan a pasar y ni siquiera a moverse. 

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