domingo, 18 de junio de 2017

Iván Fandiño. Solo ante la historia / por 'El Hombre Tranquilo'


El último brindis / Fotografía de Christian Dujols

EL HOMBRE TRAQUILO
Córdoba, 17.06.2017 
Salía a comérselos. Valeroso hasta la obstinación, Iván Fandiño no daba importancia a las cogidas. Prueba de ello fue lo que hizo la tarde a la que corresponde el primer vídeo, en la cual abrió la Puerta Grande de las Ventas.

Pero como no hay nada nuevo bajo el sol, diré que Antonio José Galán realizaba la suerte de matar sin muleta tirándose entre los pitones tarde tras tarde, y con toros de miura, pablorromero y todo eso que toreaba el conocido por su arrojo como "El Loco Galán".

Iván Fandiño fue un caso similar de locura taurina. Quería ser figura del toreo por encima de todo, y junto con Cocherito de Bilbao y Martín Agüero logró formar la terna de toreros vascos de mayor proyección, con permiso de los hermanos Chacarte.

Con fama de separatista desde que se negó a brindarle un toro al rey, Ivan Fandiño sentía lo español en cuanto a su profesión y a su afición por la música andaluza, hasta el punto de tocar con el chistu la Salve Rociera. Atraído por la muerte en el ruedo, los toreros de su niñez, según confiesa en la emotiva entrevista que adjunto, eran Joselito, Granero, Paquirri y Manolete. Ahí queda eso.

Pero él salía a comérselos. No era valor lo que tenía Ivan Fandiño. Era hambre de toro.


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