domingo, 26 de noviembre de 2017

El hombre Sabio / por Rafael Comino Delgado



Al hombre verdaderamente sabio no le interesa destacar entre los demás, no le interesan los honores y las alabanzas, no le interesa lo efímero, solo le interesa ser cada día un poco mejor y un poco más sabio. No se compara con nadie, solo con él mismo para comprobar si hoy es algo mejor que lo fue ayer.

  • el objetivo principal en la vida, para todo ser humano, es lograr la felicidad, vivir la vida felizmente, que en definitiva es conseguir completa paz interior ( equilibrio y armonía) y eso solo se logra a través de la virtud, de todas las virtudes, presididas por la Verdad.

El hombre Sabio 

Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
La palabra sabio, como casi todas, tiene varias acepciones, sin embargo ahora nos interesa, la siguiente: "Dicho de quien tiene una gran capacidad de pensar y de considerar las situaciones y circunstancias, para distinguir lo positivo de lo negativo, lo fundamental de lo accesorio" (el ser sabio en la vida en general), para lo cual no es necesario ser sabio en una materia concreta, como podría ser Matemáticas, Cardiología, Derecho penal, Arquitectura, etc... Solo hace falta ser sabio en la manera de comportarse en la vida, de relacionarse con los otros seres humanos, siendo primero exigente con uno mismo, antes y más que con los demás. En definitiva tener Sabiduría, entendiendo por tal un modo prudente, sensato, acertado, correcto, equilibrado de proceder en general, de actuar en las relaciones personales y en todo, en definitiva en la forma de vivir, sabiendo diferenciar lo fundamental de lo accesorio.

Al hombre verdaderamente sabio no le interesa destacar entre los demás, no le interesan los honores y las alabanzas, no le interesa lo efímero, solo le interesa ser cada día un poco mejor y un poco más sabio. No se compara con nadie, solo con él mismo para comprobar si hoy es algo mejor que lo fue ayer.

A nuestro entender, desde luego, el objetivo principal en la vida, para todo ser humano, es lograr la felicidad, vivir la vida felizmente, que en definitiva es conseguir completa paz interior ( equilibrio y armonía) y eso solo se logra a través de la virtud, de todas las virtudes, presididas por la Verdad

Aristóteles (filósofo griego, siglo IV a.C) entendía que la felicidad es el mayor bien del hombre, y por tanto el fin principal, que solo se logra a través de la virtud, y nunca en placeres materiales. La filosofía de Aristóteles, pues, tiene un fin teleológico, Dios, y también tiene claro que la felicidad es el significado y el propósito de la vida, el fin de la existencia humana.

Platón (Filosofo griego, siglos V-IV), maestro de Aristóteles, identificaba Virtud y conocimiento (sabiduría).Y la virtud es, en definitiva, la belleza, la estética del alma, y cuanto más difícil sea de lograr una determinada virtud, cuanto más sacrificio cueste, más resplandecerá su belleza, hasta el punto de que, como decía Plauto (comediógrafo romano, siglos III-II a.C), "el que muere por amor a la virtud no perece". Unas virtudes suponen perfección del intelecto, otras perfección de la voluntad, y a través de todas ellas el hombre consigue dominar su parte irracional. 

¡Quién practique la virtud o virtudes logrará la paz interior porque tiene gran Sabiduría!

En el libro de la Sabiduría de Salomón (Rey de los israelitas, siglos XI-X a.C) se dice: "El sentido de la vida es buscar la obra y la voluntad de Dios en las cosas terrenas. Esto es: alcanzar el conocimiento de Dios, rendirle culto y ofrecerle los servicios adecuados". 

Lo verdaderamente importante, en la vida, pensaba Confucio (gran pensador chino; siglos VI-V a. C) es, "Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber". En otras palabras, comprender lo limitado de nuestra inteligencia y nuestras capacidades.

Ese será el verdadero sabio y en muy pocas ocasiones, o ninguna, perderá la compostura, se alterará, permanecerá sereno, como afirmaba Michel de Montaigne (escritor y filósofo francés; siglo XVI),

También, el anciano visir (asesor político) egipcio Ptahhotep (siglo XXIV a. C) asociaba la Felicidad a la Sabiduría, pues pensaba que es fundamental para lograrla. Dejó escrito, en sus "Máximas", que, "la vida solo vale la pena ser vivida si se vive con sabiduría, necesaria para obtener la felicidad", y añadía, "el hombre sabio ha de ser, Humilde, Bondadoso, Prudente y Diligente en el trabajo....El hombre sabio nutre su alma de aquello que perdura y así es feliz"

A nuestro entender, Sabio es el que después de reflexionar ampliamente, sobre aspectos tales como, ¿qué somos? ¡por qué estamos aquí? ¿de dónde venimos y adónde vamos? llega a la conclusión de que debe haber un Ser Superior a nosotros (lo llamamos Dios), al que no podemos comprender, por ser infinito, y es el que lo dispone y dirige todo. Agustin de Hipona (doctor de la Iglesia católica. Filósofo y Teólogo romano; el más importante del cristianismo. Siglos IV y V), dice: "Si pudiste comprender algo, te ha engañado tu imaginación. Si pudiste comprenderlo, no es Dios. Si verdaderamente se trata de Dios, no lo comprendiste". Por tanto no se puede creer en ese Ser, que no podemos comprender, solo con la razón, hace falta la Fe.

Además, el hombre será sabio si practica las virtudes y tanto más cuantas más practique, pues quien actúa con Sabiduría se preocupa, especialmente, de actuar bien, de ser bondadoso, prudente, reflexivo, sensato, ecuánime, de adecuar sus actos a una ética y a una moral en la tierra. El hombre sabio tiene muy claro que buscar la felicidad solo en honores, poder, riquezas materiales, es gran error

Podemos concluir diciendo que, la práctica de la Virtud conduce a la Sabiduría y esta a la Felicidad. 


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