viernes, 12 de abril de 2019

Domingo de Ramos / por Antolín Castro



Una corrida de Victorino Martín es garantía de vivir con intensidad una tarde de toros, precisamente por eso, porque el ganadero garantiza que van a salir por chiqueros toros, valga la redundancia, no que van a ser manejables o que van a colaborar con los toreros. 

Domingo de Ramos

El próximo domingo habrá toros en Madrid. Ya se que llevan dándoles los tres domingos anteriores, pero esos eran novillos. En este domingo toca ir a los toros, ni más ni menos que con una corrida de Victorino Martín que, se supone, son toros de los de verdad.

Con la misma verdad habrá toreros, de esos que no hace falta que se suponga que son toreros, pues son de los que lo tienen demostrado. Muchos dirán que por qué afirmo todo esto y es muy sencillo: Toreros son todos los que se visten de luces, donde unos son más famosos que otros, pero que para alcanzar el título, de cara a los más exigentes aficionados, lógicamente entre ellos los de Madrid, hay que enfrentarse a corridas como la del domingo.

Fernando Robleño, Octavio Chacón y Pepe Moral saben de eso de verdad. No andan por las ferias toreando ‘garcigrandes’ ni ‘garcichicos’, todo lo hacen ante el toro exigente, ese que otros no ven ni por televisión. Es ahí donde sustentan el título de toreros, ante el toro sin camuflaje.

Y como ese título de toreros-toreros lo ganaron ante el toro-toro, es por lo que esta corrida, que inaugura los festejos mayores en la primera plaza del mundo, tiene todos los elementos que exige un aficionado cabal para ir con ilusión a una plaza de toros, máxime si esa plaza es la cátedra del toreo.

Una corrida de Victorino Martín es garantía de vivir con intensidad una tarde de toros, precisamente por eso, porque el ganadero garantiza que van a salir por chiqueros toros, valga la redundancia, no que van a ser manejables o que van a colaborar con los toreros. Luego podrán salir bravos, mansos o retorcidos, pero eso entra dentro de lo previsible y lógico en una corrida de toros. La emoción si está garantizada.

De Robleño, Chacón y Moral no se necesita acreditar nada, ni lanzarles calificativos, pues sus trayectorias hablan por sí solas de ellos. Saben torear, saben lidiar, saben enfrentarse a las dificultades y, lo que es mejor, saben cómo hacer vibrar a los aficionados cuando todo lo que hacen lo hacen desde la verdad.

Es de esas veces en las que se puede asegurar, a priori, que se cumplirá nuestro objetivo: Toro íntegro y toreo auténtico. Solo hace falta ya que salga el toro y que todos lo veamos, en directo o a través de la televisión que estará presente en la plaza este día.


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