lunes, 29 de abril de 2019

El muerto ingresó cadáver en Vallecas / por Juan Manuel Rodríguez



El Real Madrid no tenía nada que ganar deportivamente hablando y, sin embargo, perdió mucho más que eso, deambulando por el campo como lo harían las ánimas de la Santa Compaña; esos futbolistas perdieron el honor y el honor perdido llevó a Zidane a pedir perdón..

El muerto ingresó cadáver en Vallecas

Juan Manuel Rodríguez
Desde 1902, el año de su fundación, el diseño del escudo del Real Madrid ha cambiado casi tantas veces como Copas de Europa ha ganado el club desde 1955, hasta once. Pero más o menos estilizado, mezcla de la M, la C y la F con un fondo azul oscuro o con la corona borbónica, que es fruto de la concesión por parte de Su Majestad Alfonso XIII del título de Real a un equipo deportivo que, hasta ese instante, sólo se llamaba Madrid Club de Fútbol, ha sido norma fundacional de la entidad que dicho escudo no se manche. De barro sí, también de sudor, pero no de indignidad, de autocomplacencia o de desinterés, que es lo que está ocurriendo ahora y por lo que Zinedine Zidane, que es un hombre habitualmente templado, estalló en Vallecas.

El partido contra el Rayo no iba a cambiar nada porque ni el Real Madrid podría ya ganar la Liga ni ninguno de sus diecisiete perseguidores le iba a robar su plaza de Champions, que es la que hace meses dijo Toni Kroos que había que atar. El Real Madrid no tenía nada que ganar deportivamente hablando y, sin embargo, perdió mucho más que eso, deambulando por el campo como lo harían las ánimas de la Santa Compaña; esos futbolistas perdieron el honor y el honor perdido llevó a Zidane a pedir perdón. Vuelvo a repetir lo mismo: a diferencia de otros, que encuentran cierto grado de satisfacción en el hecho de acabar segundos por delante del tercero, para el Real Madrid es un fracaso no ser primero; da lo mismo acabar segundo a un punto que a veinte, exactamente igual. Al Real Madrid no le vale para nada competir una Liga, al Real Madrid sólo le vale ganarla. Pero lo de este domingo por la noche en Vallecas fue mucho peor, fue desidia, fue absentismo laboral, fue pasotismo, fue abulia.

Estoy convencido de que si Zidane aceptó el reto de dirigir al equipo del que salió corriendo con el rabo entre las piernas en el mes de junio fue porque le prometieron mando en plaza, y si dijo &sí& es porque asumió que debería adoptar medidas drásticas con algunos futbolistas que le han hecho tres veces campeón de Europa. Si aceptó llegar al banquillo con todo perdido, con el equipo en una maldita tierra baldía de nadie, fue porque, en el fondo, él pensó de sí mismo que era capaz de someter a electroshock a estos futbolistas y que algunos encontrarían la motivación necesaria en el hecho de poder demostrarle a su entrenador, y en algunos casos amigo, que podían continuar la próxima temporada; pero, ya sea por falta de calidad o por ausencia de interés, con Zidane tampoco ha ocurrido eso, de ahí el estallido del entrenador francés.

Llegados a esta situación, alcanzado este punto de ebullición, yo creo que cuanto peor, mejor para el Real Madrid. Si, con Zizou en el banquillo, este equipo hubiera ganado todos los partidos, es posible que, arriba, abajo, en el centro o para adentro, alguien hubiera pretendido agarrarse al clavo ardiendo de la calidad mal utilizada, pero a la vista está de que no es así. Tienen, o tenían, calidad, pero ya no es suficiente; hace falta gente con ganas de ganar, de competir, de luchar hasta el final. Hasta a Zidane, que salió huyendo de ahí, le ha asustado lo que ha visto al abrir; ayer abrió y cerró: no hay nada, es un equipo hueco por dentro, sin corazón, sin alma. muerto en vida, compuesto por aparecidos de la Santa Compaña, camisetas andantes, que diría el fallecido Jesús Gil. Si el Real Madrid hubiera ganado todos los partidos de la segunda era de Zidane y hubiera quedado segundo en la Liga por detrás del Barcelona, alguien podría haber caído en la tentación de pensar que la revolución, como el cielo, podía esperar. Pero no, no puede, no puede esperar: hay que fichar, fichar mucho y bien, gastarse el dinero... o exponerse a un segundo año como el actual. Y eso, en el Real Madrid, es mortal de necesidad. Porque, en Vallecas, el muerto ingresó cadáver y resucitarlo requiere dinero, mucho dinero. Así que afloja... o atente a las consecuencias.

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