lunes, 20 de mayo de 2019

La desgracia de varas / por Rafael Comino Delgado



Hemos dicho y escrito innumerables veces que se pica rematadamente mal, que es excepcional ver una puya puesta en su sitio, que es el Morrillo, entre la 4ª y 7ª vertebras cervicales. La inmensa mayoría, el 95% o más,  se  ponen traseras y /o caídas, lo que en muchísimos casos daña el aparato locomotor del toro, condicionando muy  negativamente su modo de embestir.

La desgracia de varas

Rafael Comino Delgado
Ya estamos casi a finales de  mayo, se han celebrado varias ferias, algunas  de primera (Valencia y Sevilla) y está en curso la más importante del mundo, la de Madrid, y  aún no he visto un puyazo puesto en su sitio. Si esto ocurre en plazas de primera, ¿qué será en las demás?
Y es que la suerte de varas cada vez se está degradando más, por lo que  tal vez  sea  más  correcto decir, "la desgracia de varas" que "la suerte de varas".

Hemos dicho y escrito innumerables veces que se pica rematadamente mal, que es excepcional ver una puya puesta en su sitio, que es el Morrillo, entre la 4ª y 7ª vertebras cervicales. La inmensa mayoría, el 95% o más,  se  ponen traseras y /o caídas, lo que en muchísimos casos daña el aparato locomotor del toro, condicionando muy  negativamente su modo de embestir.

Un ejemplo relativamente reciente: Solo diré que ocurrió en la actual feria de Madrid, para no molestar a nadie; en el capote el toro, encastado y enrazado,  embiste bien,  con calidad y todo hace presagiar una gran faena por parte de su matador. En la primera entrada al caballo, el picador coloca la puya en la misma paletilla (o escápula) derecha y carga todo su peso sobre ella, con o cual  casi con toda seguridad el hierro llegó a la articulación de la escápula con la columna vertebral  (aparato locomotor) y, como era de esperar, cuando el toro salió del caballo inmediatamente perdió las manos. A partir de ese momento las volvió a perder varias veces, y a embestir  queriendo más que pudiendo, de forma irregular, derrotando, sin calidad, porque sin duda el daño en  la articulación  le impedía desplazarse normalmente. Lo que podía haber sido un gran triunfo del toro, del ganadero, del torero y  de la Fiesta  quedo en nada.
Ante ello es necesario preguntarse, ¿por qué ocurren estas cosas? ¿Quién es el responsable de ello?

En nuestra opinión la responsabilidad corresponde a: 1) El picador que es quien ejecuta la suerte, lo que pasa es que probablemente no sabe que hay que picar en el morrillo. Así me lo han dicho varios picadores; 2) El matador que permite a su picador colocar la puya en un lugar incorrecto, que además le impedirá un posible triunfo, pero es que probablemente tampoco el matador tampoco sabe que se debe picar en el morrillo. Así me lo han dicho varios matadores; 3) Los aficionados que aplauden una  vara puesta en el Hoyo de las Agujas (que es trasera), en la Cruz e incluso más atrás, y también en las paletillas. Esto lo he visto innumerables veces; 4) Los comentaristas de TV dicen, con muchísima frecuencia, que una vara puesta en el Hoyo de las Agujas es una vara puesta en su sitio, "en la yema", cuando, como decíamos, es trasera, porque el Hoyo de las Agujas corresponde a la 3ª-4ª vertebras dorsales. Otras veces dicen, "lo ha cogido en todo lo alto", pero, ¿dónde es todo lo alto? Lo más alto es la Cruz, y una vara en la Cruz es más trasera aun. Naturalmente estos comentarios  confunden  a los aficionados.

Hablen con veterinarios expertos, y todos les dirán que una puya puesta fuera del Morrillo (no entre 4ª  y 7ª vertebras cervicales) es una puya mal puesta, y que en  la mayoría de los casos daña el aparto locomotor del toro, condicionando su posterior lidia para mal, o muy mal.
Todo esto lo hemos dicho y escrito infinidad de veces, pero siguen haciéndolo mal, en perjuicio para  el toro, para el ganadero,  para el matador, para el aficionado y para la Fiesta en general, y nadie pone remedio.
Algunos picadores me han dicho que es muy difícil acertar en el lugar correcto, y es verdad, pero es que cuando rectifican lo hacen para peor. Muchas veces he visto poner una puya en la paletilla y rectificar para ponerla en la otra paletilla, en la cruz, o incluso más atrás.
Si siguen así, la suerte de varas tiene los días contados, y si no al tiempo.

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