viernes, 31 de mayo de 2019

LAS VENTAS. Oreja para Román, cornada grave para Escribano y fervor popular para Roca Rey / por Antolín Castro



 Roca Rey estuvo bien con el mejor toro y hubiera obtenido trofeo de haber matado a la primera. No fue así y hubo de conformarse con una ovación. Premio chico para quien era aquél al que habían ido a ver. 

Oreja para Román, cornada grave para Escribano y fervor popular para Roca Rey

Antolín Castro  
Madrid, 30 Mayo 2019
La tarde, la esperada tarde, esa que deparó en el dichoso bombo los toros de Adolfo Martín para el líder del escalafón. Así de claro, tocaba poner el cartel de ‘no hay billetes’.

Todos podemos imaginar a quién vino la gente a ver en el día de hoy. Por supuesto, al gran torero peruano, Andrés Roca Rey. Era el claro protagonista de la tarde, al menos anticipadamente. Tras lo que iba sucediendo, podíamos comprobar que su protagonismo iba decayendo sin pausa: ningún quite ni en sus toros ni en los ajenos, cuando podemos asegurar que es el diestro que más intervenciones tiene en ese tercio con toda seguridad. Un mal síntoma, pero Roca Rey estaba en la plaza aunque no lo pareciera.

Mató al primero antes de que nadie le echara cuentas, tras muchas dudas y mucha falta de esa determinación de la que suele hacer gala. El fervor de la gente solapaba esa falta de actitud con la consabida respuesta de que el toro no era precisamente bueno. ¡Claro! Como que estaba ante una corrida diferente del encaste Domecq. Y él también se mostraba de igual modo, diferente.

Sus compañeros de terna, Escribano y Román, también estaban delante de las complicaciones que presentaban sus oponentes, a salvo el primero que fue hermanito de la caridad y con el que aburrió el sevillano en una faena sin fuste y sin fin. Es decir, la actitud era diferente, y se enfrentaban con todos los argumentos que tenían a su alcance a las cambiantes condiciones de los adolfos. Fruto de ello fue la meritoria oreja cortada por Román tras un trasteo lleno de intensidad, en un duelo entre dos titanes, toro y torero, que ganó el valenciano, lo que le valió una oreja. Mucho menos claro y mucho más complicado fue su primer enemigo y ese le mandó a la enfermería con una cornada de 5 cm.

Esa enfermería hubo de visitar Manuel Escribano pero con consecuencias peores, cornada grave con grandes destrozos en su muslo izquierdo. Toda la tarde el sevillano dijo aquí estoy yo en todos tercios y con mayor o menor éxito se enfrentó a los encastados adolfos, capote, banderillas y muleta en mano. Uno de ellos, de nombre Español, le ganó la pelea cuando toreaba por la izquierda.

Los momentos de más emoción y tensión de la corrida los vivimos con el buen encierro en conjunto de Adolfo Martín y con ellos fueron, sevillano y valenciano, los que finalmente pusieron sus nombres en los titulares de la tarde.

Faltaba por salir el sexto, el del nombre más propicio para embestir en esta ganadería, Madroñito, y a fe que cumplió con las expectativas, ofreciendo embestidas, repetidas y humilladas, con una calidad y codicia para enmarcar. Roca Rey, ausente toda la tarde como hemos dicho, estimulado por la actuación de los compañeros y con la confianza de tener un toro de triunfo delante, inició su trasteo citando de lejos con la derecha y ahí fue hilvanando series, mejor ligadas con la diestra, que contaban con el fervor absoluto de su público. Estuvo bien pero faltó hondura, así como esa descomunal determinación que suele mostrarnos otras tardes con otros encastes. Estuvo bien con el mejor toro y hubiera obtenido trofeo de haber matado a la primera. No fue así y hubo de conformarse con una ovación. Premio chico para quien era aquél al que habían ido a ver. Los héroes hoy fueron otros, incluido el buen juego en conjunto del encierro presentado por Adolfo Martín, que se ha llevado de calle el centenario de los albaserradas.

Por los tendidos corría el rumor de que no se le había visto al peruano con ganas en la tarde y mucho menos de pedirse esta ganadería en próximas ferias.

Hoy la labor de las cuadrillas ha sido sacrificada pero con poco lucimiento. Eso sí, ya hemos pasado el ecuador de la feria, solo quedan otras 17 tardes. Habrá que seguir desayunando fuerte.

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