miércoles, 22 de mayo de 2019

Márquez & Moore. San Isidro'19. Gran dureza de El Pilar y tremenda cogida de Gonzalo Caballero


Miremos al torero en el ruedo -solamente en el ruedo-
pensando en nuestra España
José Bergamín


Crónica de José Ramón Márquez
Fotos de Andrew Moore

Mi premisa es que el triunfo no tiene nada que ver con el éxito
Moisés Fraile

La primera cosa que debe ser reseñada es el retorno del señor don Gonzalo de Villa Parro al palco de la Monumental, tas el bochinche orejil del otro día con Perera. Flanqueado por la veterinaria doña Begoña y por el matador Madriles, don Gonzalo se aposentó a las siete menos cinco sobre el terciopelo de la silla curul desde la que, guiado por su albedrío y su propia voluntad de obrar, exhibe los pañuelos blancos que a él le vienen en gana a despecho de otras circunstancias, que, total, las cosas son para disfrutarlas, ¡a vivir, que son dos días! y lo que se han de comer los gusanos que lo disfruten los humanos. De momento parece que al hombre le molestó que en el 7 aparecieran unas hermosas pancartas que pedían su destitución y no tuvo otra ocurrencia que la de enviar a dos guardias a abrir diligencias al tendido, ante la rechifla general y la bronca innecesariamente suscitada por el que debería guardarse su orgullito y hacer guardar el orden público.

En cierto momento acaso pensaría don Gonzalo, si su conciencia le da para eso, que un buen número de los que estaban sentados por aquí y por allá, de los que acuden a Las Ventas constantemente y no se pierden un festejo, andan promoviendo un escrito dirigido al Jefe Superior de Policía de Madrid para que libre a la Fiesta, en virtud de sus atribuciones, de la presencia de don Gonzalo en el Palco de Las Ventas, con el fin de procurar que se dignifique la labor del palco en el que se sentaron don Juan Font o don Juan Lamarca y que aquél no siga degradándose en su prestigio con la prescindible presencia de don Gonzalo, que si gusta del espectáculo taurino bien podría comprarse una entrada, como hacemos los demás, y desde su localidad sacar el pañuelo cuanto le plazca. Bueno, a ver si prospera la iniciativa y se recogen muchas firmas y así podamos ver pronto a don Gonzalo fuera del Palco y de comentarista del Canal Toros, que ahí seguramente haría un buen papel.

Para este martes 13 (lo del 13 es por el número de la Legislatura que hoy se ha inaugurado) la dombiana grey estimó como lo más oportuno comprarle a don Moisés Fraile seis pupilos de esos que hierra con el 3’141592653589793238462643383279 5028841971693993751058209749445923078164…, y así hasta el infinito, con el fin de enviarnos el mensaje cifrado de que las cosas de los Fraile van a seguir viniendo a Las Ventas hasta que las ranas críen pelo. Ahí tenemos, pues, de nuevo la letra Pi, pi por doña Pilar, la ama. Y nosotros, ansiosos por que nos traigan la Ka (Ka, la deidad) de doña Carolina Fraile, que es la única Fraile a la que compraríamos una bula, nos quedamos lo mismo que otros años, a verla venir. Bueno, pues en recompensa por la impresentable corrida que El Pilar mandó a Madrid el año pasado para la llamada “Corrida de la OTI”, Domb optó por dar otra nueva oportunidad al ganado que viene del Puerto de la Calderilla, lo cual ya indica a las claras que el precio del mismo no debe pagarlo el francés en billetes morados sino más bien en monedillas de ésas de acero recubierto de cobre, y vive Dios que acertó el francés, pues contra todo pronóstico la corrida de El Pilar ha dejado en bastante buen lugar el pabellón de don Moisés y doña Pilar, para demostrar una vez más que a los toros nunca se debe acudir con aprioris. Comentaba el aficionado A. a la salida del festejo que, juntando todos los toros de El Pilar que ha visto en su larga vida de afición, no conseguía que le saliesen seis como los seis de esta tarde: Dulcero, Medicillo, Medicino, Jacobero, Canastero y Guajiro, herrados con el 109, el 153, el 106, el 77, el 154 y el 103, respectivamente.

Bien es verdad que la salida de Dulcero nos hizo poner un poco en guardia, porque en las carreras de calentamiento previas a su paso por el penco guateado ya se pegó un planchazo, y remató con otro al salir de la primera vara de las que le puso Curro Sánchez, pero puede decirse que toda la debilidad que mostraron los seis del 3’14 acabó ahí y que incluso ese mismo Dulcero en el tercer tercio ya parecía otro. Así que sin más ambages podemos hablar de una corrida seria, dura, con mucho que torear, incómoda para el torero, mirona, remisa a dejarse matar y como prueba baste echar cuentas de los capotes que han andado rodando por el suelo, de las carreras agónicas de algunos de los de oro y algunos de los de plata hacia el puerto seguro de la barrera, o de la imprecisión en la cosa de las banderillas y de todas las que se iban al suelo, que eso ayer no pasaba con los guirlaches de Mayalde. En el primero, por ejemplo, cuando don Gonzalo sacó el trozo de tela blanco para cambiar el tercio, había cuatro banderillas diseminadas por la arena y otras cuatro diseminadas por diversas partes de la anatomía del toro; y con el tercero, Medicino, lo mismo, que la cosa no estaba para florituras. El tercero entró cuatro veces al caballo, las cuatro cuando él quiso y de las cuatro se largó cuando a él le dio la gana, porque he ahí otra de las claves de la tarde que ha sido la demostración del libre albedrío de los toros para hacer más o menos lo que les daba la gana sin que las lidias sirviesen de manera eficaz para hacerse con ellos. Decía el típico malpensado que Fraile había echado esa prueba de fuego a estos tres de esta tarde porque eran de la parte magra del escalafón y que, seguramente, el que hay preparado para José Tomás en su festival anual, este año en Granada, seguramente no sacará las características de los de hoy, así que hemos quedado emplazados para comentar eso una vez que se haya dado el citado festival.

La terna que contrató Domb para echar la tarde con los de El Pilar estaba compuesta por Juan del Álamo, José Garrido y Gonzalo Caballero, el primero sin apoderado y los otros dos con un par cada uno.

A Juan del Álamo, que debe conocer bien este ganado por cosas de paisanaje, la cosa le cogió con el pie cambiado y cuando los toros le demandaban mando, poder y colocación, él se empeñaba en plantear el trasteíllo infumable de todas las tardes, ése que le hacen al toro bobo. Si el animal pedía tres muletazos de poder, él se empeñaba en organizar su trasteo a base de pico, de carrerita y de paso atrás, y los bichos, que no eran nada de tontos, se le subían a la espalda y le toreaban más ellos a él que él a ellos. Eso sin contar que, a la primera de cambio ya estaba Juan del Álamo con los pies por alto recibiendo un porrazo nada más que el primer toro le vio descubierto o los cien metros lisos que se pegó con el toro detrás cuando el primero sintió el hierro en el interior de su cuerpo. En su descargo digamos que no debía ser nada grato estar por ahí, en las inmediaciones de los tres que le tocaron por la cogida de Caballero, pero también debemos puntualizar que todo el mundo se habría puesto netamente de su parte, con el material que tenía enfrente, si en vez de ese toreo despegado y pueblerino hubiese propuesto algo más serio, de más poder y enjundia, si hubiese tratado de torear en vez de dar pases, no de parar relojes ni de poner a la banda a soñar, sino simple y llanamente de torear. Al cuarto de la tarde le pegó lo que la aficionada T. describió como “estocada subcutánea” y al sexto lo recibió con unas gallardas verónicas y su media verónica, ganándole el terreno, que fue sin lugar a dudas lo mejor de toda la tarde de Juan del Álamo. En su primero se pegó una vuelta al ruedo porque le dio la gana.

José Garrido también resultó atropellado, fue en el segundo, Medicillo, al que cambió el viaje en medio del pase quedándose él en medio de la trayectoria del animal. Su faena podemos resumirla en que fue dando pases donde pudo y que no pudo con el toro. También se vio en la tesitura de tener que pegarse un buen sprint hacia las tablas. En su segundo, todo lo que había que torear lo toreó el toro, que atendía por Canastero, un tío.

Y Caballero, a quien sólo vimos en un toro, presentó una inusitada cara de torero con algo que decir y compuso la que ha sido la mejor actuación que ha tenido en Las Ventas desde aquel remoto día en que le vimos sin caballos en una matinal. Serio, nada atropellado, con claridad de ideas, no dejando que los impulsos atropellen a la razón, Gonzalo Caballero ha presentado argumentos de peso en esta tarde, desde el torero inicio de la faena por estatuarios, el toreo en redondo en una tanda de mucho sabor, la sinceridad de los naturales y la rotundidad del pase de pecho; Gonzalo Caballero ha sido la gran sorpresa de la tarde y ha sido estupendo verle mientras ha mantenido la cabeza fría, si bien luego, al final de la faena, ha querido volver a sus cosas más vulgares, al encimismo, y ha dejado el tono serio y torero que traía en su faena hasta ese momento, cuando ha cedido a dar dos innecesarios invertidos y a la peste de las bernardas, antes de entregarse a vida o muerte a una de esas estocadas de triunfo o hule, en la que salió hule. Esperemos que la recuperación de la cornada sea pronta y podamos verle anunciado de nuevo, pues ha sabido a poco lo que hoy nos dio.

Conviene reseñar los dos buenos pares de Chacón al quinto y decir que en una corrida de tantas emociones y lances, cuando moría el sexto parecía que la vuelta al ruedo aquella de las siete y pico de la tarde había sido hacía ya meses.

Que para ver y entender
esas verdades toreras
lo que hace falta tener
son buenas entendederas
José Bergamín

Gonzalo Caballero, de grana y oro. Herido al entrar a matar al tercero

"Mandar" es "cargar la suerte";
"templar", "tenderla" en su centro;
y "parar" es "rematarla"
y "recogerla" a su tiempo
J. B.

compuso la que ha sido la mejor actuación que ha tenido en Las Ventas
desde aquel remoto día en que le vimos sin caballos en una matinal

Se entera el torero. Se entera el toro
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Parte médico
"Herida por asta de toro en cara externa tercio medio del muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de 25 cm. que produce destrozos en músculo tensor de la fascia lata, vasto externo e isquiotibiales y alcanza cara posterior del fémur contusionando el nervio ciático, alcanzando isquion. Es intervenido bajo anestesia general en la enfermería de la plaza. Se traslada al Hospital La Fraternidad. Pronóstico: Grave. Firmado: Máximo García Leirado".
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contra todo pronóstico la corrida de El Pilar ha dejado
en bastante buen lugar el pabellón de don Moisés y doña Pilar

Dulcero, Medicillo, Medicino, Jacobero, Canastero y Guajiro,
herrados con el 109, el 153, el 106, el 77, el 154 y el 103

corrida seria, dura, con mucho que torear, incómoda para el torero,
mirona, remisa a dejarse matar

y como prueba baste echar cuentas de los capotes que han andado
rodando por el suelo

Juan del Álamo, de caña y oro.
Estocada (aviso, petición y vuelta, con protestas).
Estocada caída y descabello (silencio)
Estocada caída (silencio)

 
cuando los toros le demandaban mando, poder y colocación,
él se empeñaba en plantear el trasteíllo que le hacen al toro bobo

En su descargo digamos que no debía ser nada grato estar por ahí,
en las inmediaciones de los tres que le tocaron
por la cogida de Caballero

¡A lo negro, maestro!

Al Guernica voy

 
 José Garrido, de azul marino y oro
Pinchazo y estocada (aviso, silencio)
Tres pinchazos y estocada chalequera (pitos)

Del Guernica vengo

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