miércoles, 14 de agosto de 2019

Volvió Ponce / por Jorge Arturo Díaz Reyes


Ponce en Bogotá febrero de 2019. Foto: Camilo Díaz

La noticia es que haya vuelto. A solo cinco meses de la cogida en Valencia que le despedazó la rodilla izquierda. Con eso y cuarenta y siete años, (veintinueve de alternativa), habiéndolo ganado todo ya. Eso es lo tremendo, lo que admira y asusta.

Volvió Ponce

Cali, agosto 13 de 2019
Fue la noticia de la semana, que volvió. No que lo hiciera en El Puerto, indultando un pastueño juanpedro y saliendo a hombros en loor de multitud. No, triunfos como ese han sido para él habituales.

La noticia es que haya vuelto. A solo cinco meses de la cogida en Valencia que le despedazó la rodilla izquierda. Con eso y cuarenta y siete años, (veintinueve de alternativa), habiéndolo ganado todo ya. Eso es lo tremendo, lo que admira y asusta.

Siete días antes de reaparecer había dicho un montón de cosas al ABC de Madrid. Entre ellas: “Emocionar con miedo es fácil, lo difícil es emocionar con belleza”. Declaración de principios que cabe para muchas artes y oficios. También, reto y proclama.

Sin duda sincero, porque lo ha sustentado en el ruedo a lo largo de toda su carrera. Si lo sabremos los que la hemos seguido y más los que tanto hemos criticado su exitoso esteticismo.

Bueno, ahora ya nos ha quitado ese argumento. Desde antes de lo de Fallas, Enrique venía toreando lesionado grave de la misma rodilla y aguantando callado, dando muchas ventajas. Luego el desastre y la incapacidad para sostenerse de pie le forzaron al quirófano. Lo demás es conocido; el preciso trabajo de Villamor y sus fisioterapistas, la recuperación veloz y el retorno temprano que no por anunciado impacta menos.

El tiempo de cicatrización interna no ha sido mucho. Con menos daños, deportistas más jóvenes y musculados que él, tardan más en reintegrarse, si es que se reintegran. Está convaleciente. Le aguardan muchos toros de media tonelada y más. Públicos que le pedirán linduras. Toma riesgos altos. Los acepta sin alardes. El miedo no es su discurso, lo desprecia, lo relega, ya lo dijo, pero ahí estará tácito tarde tras tarde.

El toreo es arte peligroso y romántico, en el que, como dijo el poeta colombiano Guillermo Valencia, bien cabe sacrificar un mundo para pulir un verso. Ponce lo asume. Valiente. Mis respetos.

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