lunes, 27 de abril de 2020

ANECDOTAS PARA EL CONFINAMIENTO (4ª) Por José Ramón García García


El día que me bautizaron comparecieron en el pueblo toda la familia de mi madre y parte de la de mi padre algunos de los cuales vivían en Ávila,  Badajoz, Ciudad Rodrigo y  otros pueblos de Salamanca. Al parecer mi abuelo Domingo que tenía más posibilidades económicas que el abuelo Pepe tuvo que matar varios corderos y cochinillos dada la cantidad de familiares que comparecieron a mi bautizo.

INFANCIA EN BAÑOBAREZ 
Bañobárez, “donde cuatro huevos son dos pares”, como dice el estribillo popular, forma parte de  la comarca del  Abadengo de la  provincia de Salamanca,  está a 92 km de la capital, 25 Km de Vitigudino que es su partido judicial y 32 de Ciudad Rodrigo  que es su diócesis.  Allí nací yo  un 5 de febrero de 1959, el año de la revolución cubana, de la inauguración del Valle de los Caídos y de la emisión del primer partido de futbol por TVE un Real Madrid – Barcelona,. En infinidad de documentos oficiales hice consta esa fecha de nacimiento,  pero cuando me fui a hacer el primer carnet de identidad me echo la bronca  la policía por no saber  mi fecha de nacimiento, pues la que les constaba oficialmente  era la del 6 de febrero , aunque en realidad nací el 5 a las 23:45 h .

El día que me bautizaron comparecieron en el pueblo toda la familia de mi madre y parte de la de mi padre algunos de los cuales vivían en Ávila,  Badajoz, Ciudad Rodrigo y  otros pueblos de Salamanca. Al parecer mi abuelo Domingo que tenía más posibilidades económicas que el abuelo Pepe tuvo que matar varios corderos y cochinillos dada la cantidad de familiares que comparecieron a mi bautizo. Fue un auténtico acontecimiento, siempre me lo decían la gente mayor del pueblo, cuando me veían.  El motivo de tal festejo es que yo vine al mundo cuando ya no se me esperaba, mi madre me tuvo a los 42 años por cuyo motivo todos los familiares se coordinaron para venir y fue tal el acontecimiento que cuando fui a estudiar al seminario de los Agustinos en Salamanca, en el pueblo se creían que con un bautizo como el que tuve, tendría que llegar a Papa, o como mínimo a Cardenal, pero la verdad es que no pase de monaguillo.

Primer recuerdo . Boda de mi hermana mayor
El primer recuerdo que tengo de mi infancia es del día 20 de septiembre de 1962 con algo más de  tres años y medio , el motivo de tener grabado dicho día es porque ese día se casaba mi hermana la mayor Claudina en Villavieja de Yeltes que era el pueblo de mi cuñado Eladio  y la familia decidió que como era tan pequeño  lo mejor era dejarme en casa. Así que  se fueron todos a la boda y a mí me dejaron dormido y solo en casa, dejándole la llave de la misma , a mi tía Agustina que vivía en la casa de al lado, diciéndole que me solía levantar sobre las 10:00 de la mañana, por lo que antes de esa hora le encargaron que me despertara. Por circunstancias de la vida, ese día me desperté antes y el sofocón que me llevé cuando vi que no había nadie en casa y  que la puerta estaba cerrada, fue mayúsculo,  no puedo precisar el tiempo que me tiraría llorando hasta que  por fin apareció mi tía Agustina y ya me llevó para su casa pero me creó un auténtico trauma y tuve pesadillas mucho tiempo, soñando que me despertaba y me volvía a pasar lo mismo.

Escuela de párvulos
Lo segundo que recuerdo es lo zoquete que era cuando comencé a ir a la escuela de párvulos, hasta el punto que D. Melquiades que era el maestro me echó de la escuela y me dejo por imposible , diciéndole a mi padre que no podía conmigo asique no podía volver a la escuela hasta que aprendiera a leer y escribir. Por esa razón me tuvo que enseñar el abecedario y a leer mi padre en casa por la noche, por lo que tarde un año en incorporarme al Ayuntamiento que era donde se daban  las clases de párvulos en vez de en el magnífico edificio de las Escuelas que  estaba reservado para los mayores. Felizmente para mí lo acontecido en párvulos fue solo una anécdota porque a partir de que aprendí a leer y escribir nunca volví a tener problemas.

Ayuntamiento donde estaba la Escuela de párvulos

Redoxon y “patatas meneas” 
En esa época y hasta que cumplí los 18 años, que pegué un estirón,  yo era un muchacho muy pequeño de estatura y muy flacucho e inapetente, hasta el punto que el médico del pueblo D. Julio  me tuvo que recetar  para que me alimentara algo  pastillas de “Redoxón” ,que eran  vitamina C efervescente que me gustaban y prácticamente  era lo que comía en todo el día, hasta que descubrieron que me encantaban las “patatas meneas” más conocidas en otros sitios como “revolconas” y todas las noches del año cenaba patatas meneas no quería otra cosa.


  Edificio de las Escuelas

Escuela de mayores
Cuando ya subimos la Escuela de mayores tuvimos de maestro a D. Juan José más conocido por el mote de “costipao” que era muy amigo de mi padre pues estuvieron juntos en la guerra civil. Como quiera que después de la etapa de párvulos, una vez que aprendí a leer pase a ser uno de los mejores alumnos, algunos se enfadaban cuando les preguntaba el maestro y no sabían contestar, y siempre que había alguna pregunta que ninguno la supiera yo si me la sabia, y por eso al ser tan “recantan” expresión que se empleaba en mi pueblo para designar a los niños pequeños y flacos solían pegarme  frecuentemente en el recreo, así que me alíe  con el alumno  mayor en edad y corpulencia que era Juanito “conejo” vecino mío que vivía en el llano, el cual  era muy torpe para las cuestiones matemáticas de tal forma que al salir de la Escuela en el trayecto hacia casa , yo le hacía todos los problemas de cuentas que le mandaba el maestro en especial para que aprendiera  y de esta forma si alguien me pegaba en el recreo venía Juanito y los calentaba de lo lindo  y esa fue la manera de hacerme respetar y que no se volvieran a meter conmigo. Alianzas estratégicas se llaman ahora a esos convenios.

Las vacunas 
Otro de los recuerdos que tengo es cuando venían las ambulancias de Salamanca  a la escuela para ponernos las vacunas que en esa época estaban prescritas. En cuanto doblaba la calle  de la fábrica de harinas del “tio Cesar” en dirección a las escuelas y avistaba  las ambulancias aparcadas al lado de la escuela, salía corriendo fuera del pueblo hacia el campo y me escondía por los prados de las “Tallaricas” o las Navarrerias” y no volvía al pueblo hasta que anochecía, con tal de que no me pusieran la vacuna. El maestro como ya sabía lo que yo hacía siempre que venían a vacunarnos, recogía mi vacuna y se la llevaba al médico Don Julio y éste por la  noche venía a casa mi casa y me la ponía. De siempre he tenido pánico a la jeringuilla y no se me ha quitado todavía., Cada vez que tengo que ir a hacer algún análisis de sangre tengo que mirar para otro lado pues no puedo ni ver la aguja
.  

Ermita del Santo Cristo de la Salud

Escuela de “La Teresa coja”
Cuando venía el  verano, como los padres madrugaban mucho para aprovechar la fresca de la mañana y no tener que trabajar con el calor que hacía a mediodía, todo el mundo tenía la costumbre de echarse la siesta después de comer y para que hubiera tranquilidad en las calles y no hiciéramos ruido en casa , nos enviaban a todos los niños a la “escuela de la Teresa coja”, la cual en realidad no era maestra , pero era una persona instruida, y como tenía la minusvalía de la cojera el Ayuntamiento le dejaba dar clase en verano a los niños en su casa para que se pudiera ganar un dinero. Dicha escuela era solo para los meses de verano y durante las horas de la siesta para que estuviéramos recogidos y no perturbáramos la paz y el sosiego que necesitaba nuestros mayores para poder dar  una cabezadita y volver a salir al campo con fuerzas renovadas.

La Charca del Monte  y el pilón de los Pinos
En alguna ocasión hacíamos novillos y no íbamos a la “escuela de la Teresa”, pero no nos quedábamos por las calles para que no nos vieran,  nos íbamos a la charca del Monte que está alejada del pueblo y a esas horas no pasaba nadie  por las inmediaciones y allí aprendimos a nadar la mayoría de los chavales del pueblo,  ya que Bañobárez no tenía río solo una Rivera con poca agua en verano que estaba a más de 5 km y por un camino poco transitable para las bicicletas. Todos los que aprendimos a nadar en esa charca hemos quedado inmunizados  ya que con el fango que tenía, nada meternos en el agua se ensuciaba de tal manera que si ponías la mano a un centímetro por debajo de la superficie del agua no veías ni la mano y cuando salíamos de allí teníamos que tirarnos varios cubos de agua  por encima de la cabeza  que cogíamos del agua cristalina de la fuente del monte y no  dejaba  de salir agua negra del pelo.


J.R. primera comunión

Los domingos que normalmente los mayores se iban al bar a echar la partida de cartas y dominó, lo que hacíamos era irnos a bañar a un prado que había en la zona denominada “los  Pinos” donde descubrimos un pilón enorme con  aguas cristalinas que provenía de un manantial con un caño corriendo permanentemente y  para nosotros aquello era mejor que una piscina y todos los domingos nos escapábamos después de comer allí a bañarnos. No sabemos cómo,se enteraron los dueños de lo que hacíamos y uno de los domingos ,no recuerdo quién fue el primero que se metió en el pilón,  pero tuvo que pegar un salto y  salió con unas heridas enormes en el pie y no éramos capaces de cortar la hemorragia. Habían tirado botellas de cristal rotas al pilón con el objeto de que no nos pudiéramos bañar.  Así las gastaban en mi pueblo y eso que no era de los más brutos de la comarca porque en eso Sanfelices de los Gallegos  se llevaban la fama. Por lo menos en mi pueblo así lo considerábamos, la verdad es que con Sanfelices no había mucha relación, algunos decían que provenía del famoso dicho recogido en varios diccionarios y libros, y también sale en google “para putas y perdices Bañobárez y Sanfelices” pues en Bañobarez siempre decíamos que las perdices eran las de nuestro pueblo y las putas las de Sanfelices.

El jueves merendero y el día del Hornazo
Algo que recuerdo con mucho cariño son los días de jueves merendero que era el jueves antes del Domingo de carnaval y los días del hornazo , que en Bañobarez a diferencia de Salamanca, que se celebraba el lunes de aguas en mi pueblo se  celebraba el domingo de resurrección. En ambos días salíamos a comer el hornazo a la rivera de la Mata o a la de la granja  con las cuadrillas de amigos . En  esa  época yo no era muy aficionado a comerlo  lo que me gustaba era la fiesta y el buen día que pasábamos, pero conforme ha ido transcurriendo el tiempo cada vez me gusta más el hornazo,  y todos los años siempre me envía mi amigo Chema uno casero que ahora los hacen en la única panadería que queda en el pueblo  que es la de Ricardo , al lado de la plaza, pero en sus buenos tiempos en el pueblo había hasta dos panaderías la del “tío César” (uno de sus hijos es el acreditado cirujano Cesar Casado)  y la de Ricardo. A mi padre como le gustaba cumplir con todo el mundo, tenía por norma que un día se compraba el pan en casa de Ricardo y al día siguiente había que comprarlo era la fábrica del “tío César  y como el que solía ir a comprarlo era yo con la bicicleta,  como  se me ocurriera repetir dos días seguidos a la misma panadería me regañaba, porque la verdad es que pegarme mi padre nunca me pegó le gustaba razonar las cosas no sé si con mis hermanos mayores sería lo mismo pero desde luego a mi jamás me puso la mano encima solo me la pegó en una ocasión mi abuelo y con motivo más que justificado. 

Habíamos organizado una pelea a pedradas con los hijos de Bartolo que era una familia numerosa que vivía al lado del llano, con tan mala suerte que yo lancé una piedra medianamente gorda y la lance contra Sarita  que se giró en ese momento para esquivarla y le atice detrás de la nuca cayendo redonda al suelo quedando inconsciente muchos minutos. Tuvo que venir inmediatamente el medico D. Julio  y como no se despertaba, llamaron a  Pascual que era el único taxista que había en el pueblo para que la trasladara a Salamanca pero al final no hizo falta porque el medico logró reanimarla ,  Es la única vez que me agarró por banda mi abuelo ,mi padre estaba en el campo,  se quitó el cinturón y me “dió  de lo lindo” .

Día del Hornazo JR está en el centro de fija de arriba

Los  ojeos de los lobos
El otro día salió en los medios de comunicación que  se había celebrado un juicio en AVILA contra unos ganaderos porque habían matado unos lobos. Con relación a esto,  en la zona del Abadengo  los lobos solían causar muchos bajas en los rebaños de ovejas, principalmente pero también en el ganado vacuno.  Para evitarlo se organizaban ojeos,  contra los lobos que se coordinaba entre varios pueblos, Olmedo de Camaces, Fuenteliante y  Bañobárez. Se apostaban los cazadores unas veces en  el sierro de Olmedo y otras  en la “cañada de los infiernos” en Bañobarez y los ojeadores que se habían  reunido entre los tres pueblos , extendidos en círculo y a gran distancia   comenzaban a caminar dando voces y haciendo ruido, de tal manera que los lobos huyeran   en sentido contrario a los ojeadores dirigiéndose hacia la línea de escopetas , donde resultaban abatidos. Los lobos   muertos  se solían colgar en los portales del Ayuntamiento de mi pueblo y por la tarde se hacía  una verbena con “Fonso el Mosco” al  acordeón ,“Balta sabilondo” al tambor , a los que  se unía ” Angel el tamborilero” pertrechado con su flauta y tambor y el festejo duraba hasta bien entrada la noche. ¡Cómo han cambiado los tiempos! ahora estaríamos todos condenados, pero hay que comprender el contexto temporal y las enormes pérdidas que ocasionaban a los ganaderos .


Lobos del ojeo colgados en el Ayuntamiento

La resurrección del “tio Porfirio”
Otro de los recuerdos que tengo ,aunque ya era más mayor, y que me impacto mucho, fue la resurrección del  “tío Porfirio”, que además para más “inri” se produjo en plena Semana Santa de 1982. Yo estaba en el último año de Facultad, pero al haberse producido en vacaciones, me pillo el suceso en  Bañobarez. Recuerdo que estaba en la cama dormido y me despertó la algarabía y alboroto que había en mi casa. En aquella época, cuando alguien se moría el velatorio se hacía toda la noche, en casa del fallecido, y  la gente del pueblo se iba turnando para no dejar a la familia sola. Pues bien parece ser que sobre las siete de la mañana el “tio Porfirio” resucitó y se levantó pidiendo una copita de aguardiente, saliendo las mujeres despavoridas del velatorio , y en mi casa entraron unas vecinas a contárselo a mi madre que ya se había venido del velatorio momentos antes  y es lo que me hizo despertar. La verdad es que a los 3 ó 4 días, se volvió a morir y esta vez ya fue la definitiva .Lo gracioso es que una hija que vivía en Irún y había venido al primer entierro ,cuentan las malas lenguas que cuando la llamaron desde el único teléfono que entonces había en el pueblo que lo tenían los Ferreira que eran los del cine y la farmacia , y le dijeron que se había vuelto a morir su padre  la hija les dijo  que se cerciorara bien D. Julio que esta vez estaba muerto porque si volvía a resucitar y tenía que pedir un tercer   permiso para venir al entierro no se lo iban a creer y la iban a echar del trabajo.

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