jueves, 30 de julio de 2020

Palomo Linares y Juan José, la historia de una amistad / por Paco Cañamero

Vaya este recuerdo para Juan José y Palomo Linares, dos grandes toreros que en la calle fueron muy amigos, ambos ya desaparecidos. Hace algo más de tres años que Palomo Linares fallece y entonces Juan José vivió con enorme tristeza la muerte de su amigo. Ahora, el destino, ha querido que vuelvan a encontrarse y, allá en la eternidad, ya se habrán dado un gran abrazo de bienvenida.

 Palomo Linares y Juan José, la historia de una amistad
 
Paco Cañamero
Aquel día que Palomo se fue a la eternidad, sobre el recuerdo de Manolo Lozano -verso suelto del clan de Alameda de la Sagra-, y le presenta a
 

Por esa razón, Manolo Lozano une el destino de Juan José con el de Palomo con la finalidad que entrenase a su lado y viviera en torero durante el invierno. Jóvenes y ambiciosos, aunque con distinta interpretación, pronto surge la íntima amistad entre ambos fruto de tantos momentos como pasan juntos. Tentaderos por la sierra de Madrid; en la finca Navalcaide, del maestro Domingo Ortega; por tierras de Toledo o la serranía de Jaén. Tardes de montería en Los Yébenes o Los Montes de Toledo; infinidad de viajes cuando uno estaba anunciado y el otro tenía la fecha vacante. Partidas a las cartas en la sobremesa junto a paisanos de Alameda de la Sagra después de almorzar en el santuario gastronómico de la ribera del Tajo llamado ‘Casa Pablo’, de Aranjuez. También días de fútbol en el desaparecido

Las largas estancias de Juan José en El Palomar fomentan también lazos de amistad con la familia de Palomo Linares, quienes a lo largo de estos días informaban al instante de la gravedad existente a su alrededor. Porque con su familia nunca dejó de manar el manantial del afecto, a diferencia de Palomo Linares, quien al matrimoniar con Marina Danko vive un alejamiento, una vez que la colombiana aparta al diestro de sus antiguas amistades, pero lo que jamás pudo borrar son los sentimientos. Por eso, a partir de entonces,


Vivencias en la vida y en el ruedo. Como la reaparición de Juan José tras el terrible accidente de circulación que lo privó de la visión de un ojo toreando ambos un exitoso mano a mano en la plaza riojana de Haro. O incluso también en la alternativa del maestro de La Fuente de San Esteban estuvo presente Palomo Linares. El motivo es que Juan José, que era el sol de la novillería de 1968 y dejaba entrever que estábamos ante un torero de postín, se iba a doctorar en la tradicional corrida del Motín que celebra Aranjuez el ocho de mayo de manos de Julio Aparicio y con Palomo Linares. Sin embargo ocurre un imprevisto que cambia el proyecto al sufrir Palomo Linares  un grave percance el ocho de agosto en Málaga. Esa circunstancia provoca que Manolo Lozano hable con sus hermanos para adelantar la alternativa y hacerse con las sustituciones del diestro de Linares, quien tenía completadas todas las fechas del mes de agosto.

Tiempo después, Juan José fue testigo de la confirmación de Palomo, con Curro Romero de padrino. E incluso en 1972, en la histórica tarde que cortó el rabo a ‘Cigarrón’, el toro de Atanasio, el salmantino estuvo a su lado acudiendo en su mismo vehículo a la plaza, presenciando la corrida en el callejón. Y a su lado disfrutó del éxito en ‘Gitanillos’ (la sala de fiestas propiedad del torero Gitanillo de Triana’).

Luego, el destino los separó, pero nunca la afinidad. Y una prueba de ello es que Palomo se preocupó por la nueva andadura de Juan José en el camino del apoderamiento y allí estaba en la presentación de Alejandro Marcos en Madrid para mostrar la fidelidad a su gran amigo. Ese día, Alejandro Marcos le brindó el novillo del debut “por lo gran maestro que es y por el cariño y afecto que siempre escuché a mi apoderado hablar de usted”.


Ahora que se ha ido Juan José, seguro que Palomo Linares habrá salido a recibirle en las puertas de la eternidad para darle la enhorabuena e irse ambos a las praderas celestiales para torear ambos el toro de San Marcos.

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