lunes, 30 de mayo de 2022

Muchas sospechas / por Pla Ventura

Es cierto que, Madrid nada tiene que ver con el resto de las plazas del mundo, pero en todos los órdenes pero, dentro de todos los males, en el resto de las ferias de España y Francia vemos triunfos casi a diario, cosa que resulta imposible en Las Ventas.


Muchas sospechas

Pla Ventura
30 de Mayo de 2022
Cada año, cuando analizamos la feria de Madrid nos invade la sospecha de que algo está pasando y no es nada normal.  Ya hemos sobrepasado la gran parte de dicha feria y, los triunfos no llegan y, quiera Dios que me equivoque y en lo que queda de feria se produzcan éxitos por doquier. Es cierto que, Madrid nada tiene que ver con el resto de las plazas del mundo, pero en todos los órdenes pero, dentro de todos los males, en el resto de las ferias de España y Francia vemos triunfos casi a diario, cosa que resulta imposible en Las Ventas. Sí, entiendo que los planteamientos son totalmente distintos pero, esta sequía de triunfos llega a preocuparnos y, lo que es peor, a los que más perjudica, además de a los aficionados, es a los diestros que, salvo los de campanillas, los demás pueden salir de la feria muy tocados.

¿Será que el diablo se ha agazapado a la puerta de Las Ventas? ¿Se programará todo para que no haya éxitos y del modo no ascienda el caché de nadie? ¿Será que sobran toreros –como siempre dije- y les quieren eliminar? ¿Existe fórmula más precisa que no aparezca el éxito paras seguir retirando a toreros válidos? Miles de preguntas nos haríamos al respecto y, siempre, para nuestra desdicha, nos quedará la duda vacilante ante aquello que pensamos que, como dice el refrán popular, piensa mal y acertarás. No entiendo nada pero, la gran verdad es la expuesta porque, en realidad, no existe pecado más grave que traer una corrida de Juan Pedro, entre otras, para quitarse de en medio a los que piden.

Recordamos los años ochenta, incluso los noventa, en que cada año había varios triunfadores en Madrid, incluso era complicado elegir al triunfador total y, en lo que llevamos de feria nos tenemos que conformar con el esfuerzo de El Juli ante el toro de La Quinta, los naturales de Ángel Téllez, el triunfo descafeinado de Tomás Rufo y el esfuerzo de muchos valientes que se han dejado la piel y no ha servido para nada. Los tiempos, como vemos, han cambiado a velocidad de vértigo pero, siempre para peor, hasta el punto de que entre unos y otros nos están haciendo creer que Madrid es una plaza maldita cuando, en realidad, de toda la vida de Dios ha sido siempre lo contrario.

Mala cosa que vivamos siempre aferrados a esta duda que tanto nos mortifica pero, lo más sangrante de la cuestión es que no tiene remedio. Para las figuras todo queda como está, incluso para Morante que acudió a Madrid en la mañana del festejo para dar órdenes a los trabajadores de cómo tenían que esparcir la arena del ruedo. El problema radica en todos los demás, aquellos que anhelan el triunfo, que lo buscan con desmedido anhelo para salir del ostracismo en que están sumidos y que dicho éxito no llega por muchos motivos, entre ellos, por los toros lidiados.

Esperemos, confiemos esperanzados que antes de que acabe la feria podamos hablar de algún que otro triunfo rotundo, nada que ver con lo que algunos dijeron sobre la actuación de Roca Rey en que, tras aquel trasteo insulso frente al animalito de Ricardo Gallardo, muchos decían que de haber matado le hubieran pedido las dos orejas, lo que hubiera evidenciado la enfermedad de Madrid, mucho más avanzada de lo que todos pensamos. Difícil el panorama, duro el jeroglífico a resolver pero, como gran verdad, el hastío permanente de cada tarde por parte de los aficionados que, a este paso imagino que se cansarán por completo.

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