domingo, 22 de mayo de 2022

Cada plaza tiene la categoría que merece /por Rafael Comino Delgado


En conclusión, una plaza tendrá la categoría que le den la afición y publico que habitualmente asiste a ella y su presidente o presidentes, todos ellos con su forma de comportarse. Creemos que tanto las Ventas como la Maestranza, si quieren seguir siendo las primeras, tendrán que corregir algunos errores que han ocurrido y están ocurriendo esta temporada.


Cada plaza tiene la categoría que merece

Rafael Comino Delgado
Mucho se está hablando este año de que en la Maestranza las orejas han estado muy baratas, de que el público ha cambiado su forma de comportarse, pide orejas con demasiado facilidad,  da la impresión de que es menos serio. El lanzamiento de cientos de almohadillas la tarde del día 6 de mayo, como protesta al presidente, es un buen ejemplo. Este hecho también se dio en Madrid el día 21 de mayo, pero como júbilo ante una gran faena de Paco Ureña. En ambos casos es una vergüenza.

Sevilla siempre ha sido considerada en el aspecto de seriedad y categoría como la segunda plaza del mundo, tras las Ventas de Madrid, sin embargo es cierto que este año, en general, no ha dado esa impresión.

En nuestra opinión cada plaza tiene la categoría que merece, y dicha categoría se la dan por un parte su afición-público, y por otra sus presidentes cumpliendo rigurosamente el reglamento, y en aquello que haya duda empleando su buen sentido común. Y naturalmente, por ello, un triunfo tiene diferente repercusión en función de la categoría de la plaza.

En primer lugar, la afición y el público que habitualmente asiste a una plaza exige un tipo de toro más o menos serio, con más o menos trapío, y eso los empresarios los saben y procuran contentar a su clientela. Obviamente el tipo de toro da o quita categoría

Por lo que a la concesión de trofeos se refiere, sabemos que la primera oreja la concede el público mostrando sus pañuelos. Al respecto el reglamento andaluz dice que si hay mayoría de pañuelos solicitando la oreja el presidente tiene la obligación de concederla, independientemente de cómo haya sido la faena y la estocada, por tanto, si el público saca el pañuelo con suma facilidad está concediendo la oreja por faenas que tal vez no sean merecedoras de ello, y la plaza pierde categoría. Se convierte en una plaza facilona, festivalera. Sin embargo, la segunda oreja, según el reglamento, es potestad del presidente. Si el presidente accede con gran facilidad a conceder la segunda oreja está restando categoría  a la plaza, pues en el reglamento se dice al respecto: 

“La segunda oreja de una misma res y, excepcionalmente, la concesión del rabo de ésta, quedará al criterio del presidente o presidenta del espectáculo, que deberá tener en cuenta, a tal fin, la petición mayoritaria del público, las condiciones de la res, la buena dirección de la lidia en todos sus tercios, la faena realizada tanto con el capote como con la muleta y, fundamentalmente, la estocada”

Aquí  influirá el público pidiendo la oreja con mayor o menor facilidad y  el criterio del presidente valorando el número de pañuelos y la faena en general, pero fundamentalmente la estocada. La faena habrá que valorarla siempre en función del toro y teniendo en cuenta que el toreo es emoción, y esta llega  por la vía del riesgo y de la estética. Puede ocurrir que una faena no sea muy brillante estéticamente porque el toro no lo ha permitido, pero sin embargo la emoción ha sido muy intensa  porque el torero ha arriesgado muchísimo. Como hemos señalado, la estocada es fundamental, y sobre ello pensamos que jamás debería concederse la segunda oreja tras una estocada  defectuosa claramente aunque el toro caiga inmediatamente. Otra cosa es que primero haya un pinchazo en el sitio, realizando la suerte perfectamente, pero tropezó en hueso, y después una buena estocada. Muchos recordarán cuando en la Maestranza de Sevilla se le aplaudieron al maestro El Viti varios pinchazos arriba, entrando a ley, pero tenía la mala suerte de pinchar en hueso.

Un aspecto que influye bastante en la concesión de trofeos es la actitud del público con un determinado torero, en un momento dado. Cada plaza tiene sus “consentidos”, aunque algunas más que otras. Un ejemplo muy claro es las Ventas de Madrid, que les da por un torero y todo lo que haga les parece bien, mientras que cuando la toman contra otro puede hacer milagros que le pitarán.

Tanto en la pasada feria de Sevilla como en lo que llevamos de Madrid hemos visto conceder orejas, porque el publico las ha pedido mayoritariamente, tras faenas de escaso contenido, y por el contrario no pedirla tras otras faenas mucho más sólidas. No quiero poner ejemplos, pero hay muchos casos y muy recientes. Es normal, y siempre lo ha sido, salvo excepcione puntuales (como Madrid con el Juli) que a los paisanos se les trate más amablemente que a los demás.

En conclusión, una plaza tendrá la categoría que le den la afición y publico que habitualmente asiste a ella y su presidente o presidentes, todos ellos con su forma de comportarse. Creemos que tanto las Ventas como la Maestranza, si quieren seguir siendo las primeras, tendrán que corregir algunos  errores que han ocurrido y están ocurriendo esta temporada. 

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