miércoles, 14 de septiembre de 2022

Palabrero desahogado / por Pla Ventura


"...Si uno es empresario de Madrid tiene que serlo con todas las consecuencias porque, cuando se pone el no hay localidades y lo que quedan son billetes de curso legal al final del festejo, no los reparten entre los humildes como pudiera haber sido el caso de Álvaro de la Calle que mató aquellos cinco toros por el percance de Emilio de Justo, por apenas el jornal mensual de un directivo de una empresa pequeña..."

Palabrero desahogado

Pla Ventura
Toros de Lidia / 14 septiembre, 2022
Me estremezo ante las declaraciones de Simón Casas ante sus medios sectarios a la desinformación y, como en él es habitual, a practicar el victimismo pese a ser el empresario de la plaza más rentable del mundo, es decir, la de Madrid. En honor a la verdad, Simón Casas asusta, no cabe otra definición y, lo que es peor, su palabra tiene que ser vocablo de santo por aquello de la verborrea que destila por su boca. Sin duda, si se trata de vender humo, no es que lo venda, lo peor es que se lo compran y eso tiene mucho mérito, negarlo sería una falacia.

Cuando leí que, según el productor, la corrida celebrada el pasado domingo en Madrid, la primera de las llamadas desafíos ganaderos, Casas afirmaba haber perdido cien mil euros en dicha tarde y, se queda más ancho que largo; o sea que, pensará que alguien pueda creerle, cosa que dudo muchísimo. Es cierto que, la entrada no fue la que los toreros esperaban pero, más de seis mil quinientos espectadores en Madrid son muchos más aficionados que los que se congregan en la mayoría de las plazas de toros de España y, en su gran colectividad, con dichos aforos, acuden las figuras todos los días. Porque en honor a la verdad, congregar a seis mil quinientas personas en cualquier plaza es toda una hazaña y, repito, se siguen montando las ferias con semejante palmarés tan pobre como rácano.

Es cierto que, Las Ventas, como plaza, tiene muchos empleados pero eso es el chocolate del loro si lo comparamos con lo que en verdad son los gastos del festejo, toros y toreros. Sería curioso que Simón Casas, en vez de tanto lamento, que nos presentara la liquidación de los toreros que actuaron y, a su vez, lo que pagó por los toros adquiridos. Nos llevaríamos una sorpresa tremenda y, lo que es peor, nunca podríamos entender los cien mil euros de pérdidas, salvo que les pagara a los toreros idéntica cantidad como alude en cuanto a pérdidas, para cada diestro. Quizás que, quitándole un cero a la cifra nos hayamos sobrepasado en los honorarios de los diestros. ¿A quién quiere engañar este hombre con sus declaraciones absurdas? ¿Querrá que la Comunidad de Madrid le rebaje el canon de arrendamiento y por dicha razón vienen los lamentos? No entiendo nada y, lo peor de la cuestión es que dicha afirmación viene de la mano del empresario que regenta la primera plaza del mundo. ¿Qué diría si regentara la plaza de toros de Bargas, por citar un lugar humilde?

La conclusión que uno saca es que nos toman por idiotas a los aficionados con esos lamentos absurdos. Si uno es empresario de Madrid tiene que serlo con todas las consecuencias porque, cuando se pone el no hay localidades y lo que quedan son billetes de curso legal al final del festejo, no los reparten entre los humildes como pudiera haber sido el caso de Álvaro de la Calle que mató aquellos cinco toros por el percance de Emilio de Justo, por apenas el jornal mensual de un directivo de una empresa pequeña.

Madrid, como sabemos, siempre ha sido el buque insignia del toreo en la que, por dicha plaza, se han “pegado” todos los empresarios del mundo y, los que han ostentado dicho galardón, ninguno de ellos acude al comedor de Cáritas, coño. Claro que, si en verdad Madrid es una ruina para la empresa, resolver el problema es sencillísimo, se renuncia y punto, ya no hay más pérdidas pero, insisto, aquello de vender humo y que te lo compren y, a su vez, tener monaguillos para que mezan el botafumeiro del palabrero, la cosa tiene bemoles.

De igual modo, en fechas pasadas, Simón Casas confesó que le pagó a Talavante 240.000 euros por tarde y que, como es lógico, certificaba otra hecatombe financiera para la empresa. Pobrecitos, al paso que vamos ya veo a Casas y a su socio pidiendo por las calles de Madrid por haber cometido la osadía de ser empresarios de Las Ventas. Eso sí, por declaraciones como la citada y con otros muchos actos repudiables contra el toreo, Simón Casas tiene enemigos por doquier pero, dado su poder empresarial, nadie es capaz de decir la más mínima palabra al respecto porque se quedarían sin pan pero, aconsejo a los aficionados que, a poder ser, que escuchen a los toreros en la barra de un bar y se darán cuenta de las miserias del toreo y, Simón Casas trabajándose el papel de pobre. ¡Tenía que ser verdad!

Quejarse un empresario siendo el gerente de la mejor empresa taurina del mundo, como es dirigir los destinos de la plaza de Las Ventas de Madrid, es un sacrilegio tremendo. Es como si Fernando Roig llorara por las esquinas diciendo de Mercadona tiene pérdidas diarias; si eso fuera así, Roig sería un inepto e irresponsable que, a fin de cuentas es lo que podemos pensar de los empresarios de Madrid. Simón Casas debería de acordarse cuando dormía en las escaleras del Congreso de los Diputados –lo declaró él en su momento, como a su vez confesó que se compró un ático frente al Congreso por tomarse la revancha ante la vida, cosa que entiendo y aplaudo- allá por los finales de los años sesenta. Aquello si era pobreza pero, lamentarse ahora con todo el poder del mundo en sus manos es un crimen en toda regla. Es más, no debería de tentar al destino que, en ocasiones, el mismo nos ofrece sorpresas terribles. Cuidado con lo que decimos que, el karma es muy caprichoso.

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