jueves, 13 de octubre de 2022

FRANCISCO DE MANUEL SE CONSAGRA JUNTO A ROCA REY, LOS DOS A HOMBROS / por Juan Miguel Núñez Batlles

"...Salió De Manuel a matar el suyo, y ahora sí que fue el acabose. El toro lució un temple y un son extraordinarios, al que el todavía torero modesto se acopló de qué manera, algo excepcional. Si el toro fue bueno, mejor el torero. Toreo pausado, limpio y de exquisito ritmo, abrochando las series sobre ambas manos con cambios y trincheras de mucho empaque y hondura. Jaleo de olés en un clima de auténtico frenesí..."

FRANCISCO DE MANUEL SE CONSAGRA JUNTO A ROCA REY, LOS DOS A HOMBROS

En pocas palabras
Juan Miguel Núñez Batlles
El 12 de octubre, miércoles, Día de la Hispanidad, en Las Ventas
Fotografías: Andrew Moore
Sucedió lo más inesperado: el desconocido y modesto Francisco de Manuel cortó tres orejas y salió a hombros junto al consagrado Roca Rey, que obtuvo las dos de un toro, mientras Talavante firma una tarde desastrosa más dejándose un toro vivo.  En la corrida de Victoriano del Río, muy variada en todo, destacaron los dos toros de los dobles trofeos.

Fue tarde de fiesta en el mejor sentido de la palabra, con lleno de "no hay billetes" al reclamo del peruano Roca, cuyo nombre junto al de Morante viene siendo el gran atractivo de la temporada en todas las plazas y ferias, de modo que Madrid tenía preparado su mejor ánimo para recibirle después del San Isidro gris que cumplió en mayo. Himno Nacional tras el paseíllo vítores a España, a Hispanoamérica y al Rey. Y también algún grito para desacreditar la figura del gerente y extorero Miguel Abellán, personaje éste que acumula muchas críticas en contra por su notable mala gestión. Lo que se palpaba en el ambiente, no obstante, eran unas irrefrenables ganas de testificar grandes triunfos. Así de caprichoso suele ser el público de Madrid en ocasiones, y de ahí que haya que matizar el balance de méritos, pues también "el palco" se contagió a la postre de ese clima triunfalista que propició un generoso marcador de trofeos de nada menos que cinco.

Todo empezó en el segundo de la tarde, primero del diestro peruano, un toro que figuraba como segundo sobrero pues vino a sustituir a dos rechazados por inválidos y hábilmente conducidos a chiqueros por Florito, el eficaz mayoral que tanto aburrimiento y desesperación suele ahorrar en casos de tantas y habituales devoluciones en esta plaza. 

El toro en cuestión, un toraco con más de seiscientos quilos y dos pitones de aquí te espero, para sorpresa de todos, fundamentalmente del propio torero, metió la cara en los engaños con una clase extraordinaria, templadas embestidas, desplazándose por abajo y "abriéndose" lo justo mientras repetía y repetía. Toro de bandera, con el que Roca inició faena que se adivinaba de clamor por unas ajustadas espaldinas que, sin embargo, al ensayar el toreo fundamental a derechas no fue igual, pues se quedaba el torero descolocado al término de cada pase para tomarse ventaja en el siguiente. Se lo censuró mucho el tendido "7" y aquello no tomó vuelo, no obstante, recurriendo a las bernadinas que tanto suele prodigar para enmendar situaciones parecidas. Ahora sí se pasó de nuevo al toro muy cerca. Y como además se venia cruzado  el animal, con intención clara de cogerle, cosa que por fortuna no ocurrió, la emoción fue grande. Una estocada tendida dio paso a las dos orejas, la segunda muy protestada por el sector crítico.

Y una vez puesto el cartel de "rebajas" le fue fácil al tercer espada conseguir también su primer trofeo con un primer trasteo compuestito a un toro medio rajado.

Se corrió turno en el quinto mientras Roca estaba siendo atendido en la enfermería de un corte en la mano. Salió De Manuel a matar el suyo, y ahora sí que fue el acabose. El toro lució un temple y un son extraordinarios, al que el todavía torero modesto se acopló de qué manera, algo excepcional. Si el toro fue bueno, mejor el torero. Toreo pausado, limpio y de exquisito ritmo, abrochando las series sobre ambas manos con cambios y trincheras de mucho empaque y hondura. Jaleo de olés en un clima de auténtico frenesí. El toro al final marcaba las querencias, pero pudo mas el talento del hombre, que al hilo de las tablas y de perfil ensayó unas manoletinas, pasaje parecido al que ya le habìa abierto al maestro la Puerta Grande, y dio resultado. Se fue detrás de la espada cobrando una estocada fulminante. Ya no pudo dudar el presidente en concederle dos orejas más. Tres en total. Prueba de que el torero modesto que apenas torea, cuando le sale el toro bueno de las buenas ganaderías preferidas por las figuras, como es el caso, también  sabe reivindicarse.

Ya Roca no pudo profundizar con el deslucido sexto. Y de Talavante, mejor pasar página. Es cierto que tuvo los dos peores toros. Pero fue notable su insolencia e indignidad al inhibirse cuando debía matar al cuarto, dejándole morir sin intención de atacarle con el descabello. Ésa no es la muerte justa de un toro bravo. Y tendrá que rendir cuentas en un futuro, si todavía hace planes de futuro en el toreo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario