jueves, 20 de octubre de 2022

Marcial Lalanda, adiós “al más grande” / por Alfonso Ávila


Madrid, 20 de Octubre de 1942

"...El diestro madrileño se retiró de los ruedos en Las Ventas en una memorable tarde de triunfo junto a Pepe Luis Vázquez; la corrida quedó en mano a mano tras la cogida de Juan Mari Pérez Tabernero, que confirmaba su alternativa..."

Marcial Lalanda, adiós “al más grande”
Alfonso Ávila
AplausoS/18 Oct. 2022
El diestro madrileño se retiró de los ruedos en Las Ventas en una memorable tarde de triunfo junto a Pepe Luis Vázquez; la corrida quedó en mano a mano tras la cogida de Juan Mari Pérez Tabernero, que confirmaba su alternativa

Lleno en los tendidos de Las Ventas en tarde otoñal. Se lidiaron seis toros del ganadero salmantino Antonio Pérez para Marcial Lalanda (ovación, dos orejas y rabo, y oreja), Pepe Luis Vázquez (ovación, ovación y dos orejas) y Juan Mari Pérez-Tabernero, que confirmaba la alternativa, fue cogido en su primer toro. La cogida del confirmante dejó el festejo en un mano a mano entre “el más grande” y “ese dios rubio de San Bernardo”. Ambos diestros, el madrileño y el sevillano, salieron por la puerta grande. El último toro que estoqueó Marcial Lalanda pertenecía a la vacada de Antonio Pérez, se llamaba Bombita, marcado con el número 101 y de pelaje negro. Marcial Lalanda, en sus 21 años como matador de toros, estoqueó 2.271 reses en las 1.070 corridas en que tomó parte.

Giraldillo en el diario ABC del 20 de octubre de 1942, sobre la actuación del diestro madrileño: 

“La faena de muleta que hizo a Cazador, el segundo toro de la corrida, puede quedar como modelo de arte, valor y ciencia. ¡Ese era Marcial! podrán exclamar sus admiradores. Clavó los pies en la arena; sostuvo la muleta rígida, ayudado por el estoque. Admite tres veces al toro en el pase por alto, ajustado a la recta, perfecta y obediente embestida del toro. Y luego, la muleta a la izquierda, más hacia el centro, Marcial da cinco naturales con la muleta en un justo nivel, llevando entre la franela, que ordena y manda, la cabeza del toro, dócil al mando de un torero que da su última lección. Y el pase de pecho apretado, cierra la espléndida serie. Luego hay otros pases. El torero está entre los pitones. Se adorna sin excesos. Es una faena clásica, fundamental. Y , midiendo las posibilidades del toro, corta la faena allí donde debe, en el pase preciso. Entra a matar bien, y clava en lo alto casi todo el acero. Rueda el toro sin puntilla. La plaza está alfombrada de sombreros, en los tendidos los blancos pañuelos ondean. Marcial corta las dos orejas y el rabo. El cuarto toro, lo brinda a Carmencita Franco. Comienza con las dos rodillas en tierra, obligando mucho al toro, andándole con valor, y así da dos pases muy justos y valerosos. Torea con ambas manos, poniendo todo de su parte y sumergido en la catarata del exceso, se arrodilla ante la cara del toro y muerde o besa en el pitón derecho. Mata de una estocada corta refrendada con el uso del descabello y corta una oreja”.


Respecto al sevillano Pepe Luis Vázquez, el mismo crítico analiza su actuación: 

“El chiquillo de San Bernardo tuvo el domingo su mejor tarde madrileña. ¡Cómo toreó de muleta! Fue su triunfo en el toro tercero, algo quedado. Comenzó con cuatro naturales, y luego dio el pase de pecho, y, rozando su pechera, pasó todo el toro, desde la punta del pitón hasta la penca del rabo, buscando aquella muleta que le encelaba. Otros pases con la izquierda, y luego se abre el esplendor de una faena en la que yo veo el sentido de Gallito con la gracia soberana de Chicuelo. Pero es Pepe Luis, que ayer sumó y superó en la muleta a estos dos hombres. Gracia en los ayudados, finura en los cambios de mano, reposo en los adornos… Tras unos pases de rodilla, entró a matar, pinchando y diluyéndose el premio. Nueva faena, quieto y templado, labrando la filigrana imponderable de su faena de muleta. Esta vez, media estocada y dos orejas a las manos del sevillano”.

De Juan Mari Pérez Tabernero, hijo del ganadero de los cuales eran los toros, destacar que tras la ceremonia de la confirmación, inició su faena con tres pases por alto muy buenos, y luego un natural seguido de uno de pecho magníficos. En un pase por abajo, fue prendido por el toro, propinándole un puntazo que le impidió continuar la lidia.


Nuestro compañero de Aplausos, José Luis Suárez Guanes en su libro “Madrid, cátedra del toreo” resumía la tarde de la despedida: 

“Por un lado, la maestría de la línea de José, representada en Marcial. Todo el compendio de lo que había sido el toreo de ciencia se iba para siempre. También una época: la de plata. La época del toro más grande y con más poder, pero también el período con más figuras de la historia, que llevaron el toreo creado por Belmonte a las cotas más despaciosas y lentas, enfrentándose a ellas Marcial con su cátedra como último depositario de un modo de torear…y por otro lado, el arte inconmensurable de Pepe Luis Vázquez. El embrujo de la Giralda. La sevillanía heredada de la gracia alada de Rafael “El Gallo”, el arte de Chicuelo. La naturalidad del hacer sin mácula llevando a sus enemigos tan sólo con la voz y el modo de coger el palillo de la muleta con sólo dos dedos para dar el natural más prodigioso, sin la mínima sensación de esfuerzo, antes de sus barrocos y floridos adornos y después de que su capote hubiera construido su arquitectura mudéjar. Por la puerta grande de la Monumental se llevaban dos épocas: la que se iba con el maestro Marcial y la que llegaba de la mano de Pepe Luis Vázquez”.

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