martes, 27 de junio de 2023

Vergüenza torera en Extremadura / por Costillares

"...El concepto de "vergüenza torera" bien podría trasladarse al circo montado en Extremadura, donde una señora, sin ganar las elecciones, se autoproclamó presidenta de una Comunidad en la que no le salen en absoluto los números para gobernar..."

Vergüenza torera en Extremadura

Costillares
El Manifiesto/27 de junio de 2023
Decía el maestro Luis Mazzantini, preguntado por qué dejaba el mundo del toro para dedicarse a la política:

 “lo hago porque en el toro hay que tener vergüenza torera y, antes de perderla y defraudar a los que confían en mí, prefiero tomar otro camino”.

Una aptitud que le honró y que hoy día todo hijo de vecino debería tener en cuenta. No sólo en la política y los toros, sino en la vida.

¿Qué es la vergüenza torera? Taurinamente hablando, nos referimos al torero que intenta por todos los medios hacer las cosas bien, para agradar y complacer al público, sustento de la fiesta, aun a costa de poner en riesgo su propia vida. En términos generales, se refiere al sentido de responsabilidad que impone la obligación de cumplir con el propio deber.

Una y otra acepción bien podrían trasladarse al circo que se ha montado estos días en la región de Extremadura, donde una señora, con ideales más que cuestionables, sin ganar las elecciones, se autoproclamó presidenta de una Comunidad en la que, en ningún momento y bajo ningún concepto le salían las cuentas para iniciar un gobierno en solitario. A eso se le llama no tener vergüenza. Ni competencia matemática, que dirían los gurús de la nueva ley educativa.

El toreo necesita dos elementos para pasar de la nada al todo. Uno es el torero, racional y humano; otro el cornúpeta, instintivo y animal. Dos protagonistas sin los cuales sería imposible que resultara el binomio en el momento del embroque. ¡Dos! Si uno falla, no hay tutía. ¿Qué ha pasado en mi querida Extremadura? Ni más ni menos que una de las partes, dominante (PP, 28 diputados), ha pretendido que la otra (Vox, 5 diputados), sin ser dominada, embista.

El mundo, y la política, es como una inmensa plaza de toros, y el que no torea, embiste

El mundo, y la política, es como una inmensa plaza de toros, y el que no torea, embiste. La diferencia es que aquellos acostumbrados a encastes de fácil embestida se han encontrado con una casta auténtica, firme y sin adulterar que no está dispuesta a perder un ápice del terreno ganado. Tanto por sus cinco diputados, como, sobre todo, por los casi cincuenta mil votantes que han depositado su confianza para que así sea.

Decían los taurinos viejos que si das un paso adelante, puede morir el hombre...; un paso atrás y puede morir el arte. Cambien hombre por Vox y arte por principios y tendrán la respuesta de a quién o a quiénes corresponde recular en esta lid. En el territorio más allá del Duero, cuna de conquistadores, Vox ha demostrado sobradamente su torería, defendiendo a todos aquellos que lo sustentan por encima de presiones y mentiras mediáticas que el PP-SOE vertía y sigue vertiendo sobre su tejado, puesto su único afán en formar parte de un gobierno que fiscalice la política que considera mejor para sus paisanos. ¿Cómo vas a defender el fuerte si te quedas fuera?

Egos e insultos banales aparte, sea el Partido Popular afín al pueblo y, teniendo un poco de vergüenza, torera o no, sean fieles a aquello que Extremadura pide: echar al socialismo. Luego, veremos.

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