viernes, 27 de octubre de 2023

Barça. En Gasparlandia / por Juan Manuel Rodríguez

Joan Gaspart | EFE

"...Desafortunadamente no todos podemos vivir en Gasparlandia. En Gasparlandia el Barça puede pagar al vicepresidente de los árbitros y un directivo culé puede llamar payaso a un futbolista del Real Madrid sin que pase nada. Es más, en Gasparlandia falla el que no paga y defrauda el que no..."

En Gasparlandia

Juan Manuel Rodríguez
L.D./26/10/2023
Joan Gaspart, uno de los presidentes del Fútbol Club Barcelona (aún no se sabe si el primero) que pagó al vicepresidente en activo de los árbitros, siente que Florentino Pérez le ha fallado. Y mucho. Eso es lo que ha dicho en una entrevista que ha concedido a RAC1, que es un desprestigio que Florentino Pérez no vaya al partido del sábado, y que el presidente del Real Madrid sabe que no se ha cometido ninguna ilegalidad. Claro, por eso se persona en la causa, porque Florentino sabe que no se ha cometido ninguna ilegalidad. Y por eso el juez habla de "corrupción sistémica", porque su señoría también sabe que no se ha cometido ninguna ilegalidad. Y por eso mismo es por lo que el juez Aguirre habla de "árbitros corruptos", porque sabe que no se ha cometido ninguna ilegalidad. Es verdaderamente preocupante el alejamiento de la realidad de éste y de otros presidentes del Barça, en realidad algunos del siglo XX y todos los del siglo XXI. Negreira reconoce que el club catalán pagó buscando la neutralidad, pero Joan Gaspart asegura que en esa actitud no existe nada ilegal.

Dice Gaspart, que yo creo que nunca se recuperó del todo de la operación de Luis Figo, que Florentino le ha fallado mucho. Pero, ¿por qué no va Florentino al palco? Florentino no va a ir al palco de Montjuic porque un directivo del Barça, en concreto su portavoz adjunto, llamó payaso a Vinicius y sugirió que lo mejor para frenarlo era utilizar contra él la violencia: "Se merece una colleja". Hasta que este individuo, Mikel Camps, no abrió el tarro de las esencias literarias vía X, Florentino tenía previsto acudir al palco. Porque Florentino Pérez, como el Madrid en líneas generales, es pactista: prefiere pagar por un futbolista un pelín más de lo que está estipulado para no llevarse mal con un club, se inclina por respetar un pacto entre caballeros con un equipo que no para de faltarle al respeto… En definitiva, está acostumbrado a llegar a acuerdos. Tan es así que, incluso después de que el tal Camps insultara gravemente a un jugador del Madrid, y según desveló ayer Josep Pedrerol en El Chiringuito, el entorno del presidente madridista se puso en contacto con el entorno del presidente del Barça para saber qué reacción iban a tener con respecto a esta provocación. Florentino se fue a dormir el martes con la idea de acudir al palco a ver el partido pero, al comprobar el miércoles que el Barça no sólo no iba a destituir a su portavoz sino que no iba a reaccionar de ningún modo, cambió de opinión. Lo que quiero decir con esto es que Laporta no le dejó ninguna salida a Florentino.

¿Por qué cambió de opinión Florentino Pérez? Pues cambió de opinión porque, pese a todo, y esta es la buena noticia del día, el fútbol, aunque cada vez esté más alejado de los aficionados, continúa siendo de la gente. Si el Real Madrid fuera una sociedad anónima perteneciente a Florentino Pérez es muy probable que el dueño del club hubiera ido al palco, pero el Real Madrid es de sus socios y, por extensión, también de sus millones de seguidores repartidos por todo el mundo. Y, aunque Florentino está por encima del bien y del mal, interpretó, y yo creo que lo hizo correctamente, que el madridismo iba a sentirse humillado por su presencia. Por eso Florentino no estará pasado mañana en el palco, porque el fútbol sigue siendo de la gente.

Es curioso lo rápido que tiene Xavi el gatillo para desenfundar alabando a Qatar y atacando a la democracia española y lo alarmantemente lento que es ante una realidad que tiene delante de sus propios ojos. ¿Seny? ¿Valors? ¿Más que un club? Milongas. Hoy ha tenido su gran ocasión para decir alto y claro que llamar payaso a un futbolista, sea del equipo que sea, no está bien, pero, por el contrario, se ha quedado mirando fijamente al periodista y ha sido incapaz de criticar al directivo metepatas de su club, del suyo, del Fútbol Club Barcelona. Es como cuando el otro día, y a pregunta del caso Negreira, dijo que él nunca había sentido que los árbitros le hubieran ayudado en el campo. ¿Y eso qué tiene que ver? Te están preguntando por lo que te parece que el Barça haya pagado tanto dinero y durante tantísimo tiempo ni más ni menos que al vicepresidente arbitral. ¿Tan difícil es decir, "estuvo mal"? ¿O es que crees que no lo estuvo, Xavi?, acláranoslo por favor. ¿Crees que estuvo bien?

Desafortunadamente no todos podemos vivir en Gasparlandia. En Gasparlandia el Barça puede pagar al vicepresidente de los árbitros y un directivo culé puede llamar payaso a un futbolista del Real Madrid sin que pase nada. Es más, en Gasparlandia falla el que no paga y defrauda el que no insulta. ¿Y qué piensa de todo esto el amor platónico de José Ángel Sánchez, el señor Joan Laporta? ¿Qué piensa de todo esto el presidente que cuadruplicó sus emolumentos al primer Negreira? El periobarcelonismo ya sabemos lo que piensa, o sea lo que piense Laporta. Y también sabemos lo que escribe, lo que dicte Laporta. Pero, ¿y él?, ¿qué piensa él? Pues, si no ha cesado al portavoz, él debe pensar que llamarle payaso a Vinicius y justificar una posible agresión contra él está bien. Bien está lo que bien acaba. Y es bueno para el Real Madrid que su presidente no acuda el sábado al palco. Sería mucho mejor que no acudiera en un larguísimo tiempo, hasta que el Barça se regenere. Tampoco debería estar el vicepresidente Eduardo Fernández de Blas, pero bueno… Y, por cierto, ¡que le siente mal la designación del árbitro Gil Manzano a algunos seguidores ilustres del club que pagó durante diecisiete años a Enríquez Negreira!... En fin. Hay caras que son más duras que el CrCoNI, que es una aleación compuesta de cromo, cobalto y niquel, descubierta por científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y del Laboratorio Nacional Oak Ridge. Hace falta valor. Eso y, por supuesto, vivir en Gasparlandia.
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