lunes, 22 de abril de 2024

3-2: Bellingham da la liga al Madrid / por Genaro Desailly


En un partido vibrante, en el que también brilló Lamine Yamal y destacó Lucas Vázquez, el jugador más importante del campeonato, Jude Bellingham, lo rubricó para su equipo.

3-2: Bellingham da la liga al Madrid

Genaro Desailly
La Galerna/21 abril, 202
"Hay que inventar una palabra que no sea clásico para llamar al clásico", sentenciaba Fred Gwynne en el chat de La Galerna, y no puedo estar más de acuerdo. La palabra clásico apareja una igualdad deportiva y, sobre todo, moral que no puede existir entre el catorce veces campeón de Europa y el club que sólo a través de la prescripción ha sorteado la Segunda División a la que le habrían conducido sus corruptelas negreiriles. Esta desigualdad, válida para cualquier mal llamado clásico, se antojaba especialmente notoria para este mal llamado clásico, con el Madrid épicamente clasificado para semifinales de Champions y con ocho puntos de ventaja sobre su contendiente en el (otra vez) mal llamado clásico.

Sorprendió Ancelotti juntando a Kroos y Modric en la alineación, banqueando a Mendy y situando en su lugar a Camavinga. Las redes sociales temían que el talentoso Lamine Yamal hiciera un destrozo por su lado, encontrando la opinión de un sensacional futbolista no experto, empero, en defender a extremos de su capacidad. Se demostraría que no les faltaba razón. Tchouaméni volvía al puesto de central en el puesto de Nacho. Por lo demás, el nuevo Bernabéu estrenaba ante los ojos del mundo el videomarcador 360. Habrá que ver si se puede usar a voluntad o si hay que pedir permiso a Mónica Marchante, como sucede con la cubierta retráctil. Luce impresionante.


Los primeros minutos mostraron a un Barça ambicioso cuya presión alta ponía en apuros la salida de balón de los madridistas. Como resultado de uno de esos robos arriba, Lewandowski forzó un córner ante Kroos. Lunin falló claramente en la defensa del saque de esquina con una salida en falso y Christensen marcó de cabeza.

Respondió el Madrid con una inmejorable ocasión de Vinícius tras un centro de Tchouaméni que peinó Modric y el brasileño, algo forzado, mandó por encima del larguero. No fue algo aislado, sino el síntoma de que no se descomponía el cuadro vikingo. El propio Vinícius remató de cabeza fuera el saque de una falta cuyo remate correspondía a Rüdiger. A continuación hubo de emplearse Lunin tras una gran incursión de Lamine. Los primeros quince minutos presagiaban pues un choque vibrante, y la jugada prácticamente siguiente lo confirmó.

Un incisivo Lucas Vázquez ganó un balón sobre la linea de fondo que se convirtió en un claro penalti. Ter Stegen adivinó la trayectoria del lanzamiento de Vinícius, pero no lo suficiente para atajarlo. A la hora de cierre de esta crónica, Xavi Hernández seguía protestando con visados y aspavientos propios de un bailarín de Grease.


El gol contribuyó a asentar el dominio blanco. Una porra prodigiosa de Camavinga a Koundé encendió los ánimos de la parroquia. Se animó al Madrid a lo de presionar arriba, pero el Barça no se amilanó. En otro córner, Lewandowski remató fuera por poco, ante la indecision de Lunin. Parecía que el ucraniano había perdido confianza. En un nuevo córner mortífero, se produjo un gol fantasma tras taconazo de Lamine. Sánchez Martínez se tomó su tiempo en el VAR, decretando finalmente que no había entrado del todo. Encolerizado con las dudas que ofrecía la jugada, el Barça respondió con una nueva pantomima de Xavi a piscinazo de Lamine. Poco después no se tiró, sino que mostró su inmensa calidad desbordando a Camavinga y forzando su tarjeta. Tiene el joven crack culé la entidad futbolística suficiente como para ameritar sobre el campo un marcador experto, léase Mendy. En la construcción del juego, no obstante, Camavinga brillaba.

Jugaba muy bien el Barça. Cada saque de esquina que sacaban los otrora odiadores del balón parado sembraba el pánico. Comentaba con criterio Áxel Torres la paradoja de que el equipo que con tanta eficiencia había defendido tropecientos córners en el Etihad sufriera hoy tanto con ellos. En todo caso, se asentaba la tendencia de dominio culé y contragolpe blanco. Pero nunca se sabe con el Madrid, porque una larga posesión concluyó con un encaje de bolillos de Rodrygo y Valverde en la frontal que obligó a Ter Stegen a emplearse ante Modric. En una intercepción sensacional de Bellingham en campo culé, Vinícius gozó de una gran ocasion, pero pecó quizá de exceso de generosidad, dando tiempo a que Christensen abortase su intento de asistencia a Rodrygo. El primer tiempo concluyó con la lesión de De Jong, que se marchó aplaudido del Bernabéu. "Whatever happened to class?", se preguntaba Catherine Zeta Jones en Chicago. En el templo blanco queda de eso.

Se inició el segundo tiempo con una nueva internada terrorífica de Lamine, que volvía a poner en jaque a Camavinga. No se entendía que no entrara en el campo Mendy, sobre todo considerando que el empate era positivo para los blancos, incorporándose Camavinga al mediocampo y retirándose Kroos o Modric.

Un gran caracoleo de Bellingham en la frontal acabó con un tiro algo inocente con la izquierda, tras una gran evolución del propio Modric. No se ponían nerviosos los de Carlo ante la presión blaugrana, sacando al balón desde atrás con solvencia, pero arriba se mostraban desacertados los dos brasileños, quizá cansados tras la epopeya del miércoles. Para dejar mal al cronista, un pase de treinta metros de Bellingham lo acompañó Vini en una carrera fulgurante que por poco acaba en gol. Estaba el partido como para rematar al Barça a poco que Ancelotti quisiera meter en el campo piernas frescas, pero no parecía por la labor el italiano, genio propenso al conservadurismo. Demasiado respeto le tiene el italiano al máximo oponente. Como rivalizando en extravagancia con su colega, pero aquí por activa en vez de por pasiva, Xavi cambió a dos de sus delanteros, metiendo a João y Ferran por Lewandowski y Rafinha.La tragedia tenía que llegar por la incomprensible gestión del encuentro por parte del entrenador blanco, y Fermín remachó un gran balón de Lamine Yamal.

Menos mal que el Madrid tiene mucha calidad. Vinícius se internó, y su gran centro lo empalmó Lucas Vázquez, el hombre de moda. Vinícius había fallado mucho en la elección de sus opciones ofensivas, pero nunca se le puede descartar para ayudar a definir un partido. Poco después, fallaría sonoramente, solo ante Ter Stegen.


No hay comentarios:

Publicar un comentario