martes, 9 de abril de 2024

Sevilla se maquilla / por Ricardo Díaz-Manresa

"..Inteligentemente tras la pandemia, Sevilla ve claro que tiene que hacer buenos carteles porque así lo exige el abonado y el público en general. Sevilla se maquilla y se pone más guapa y público, afición y abonados vuelven a la plaza del Baratillo.."

Sevilla se maquilla

Ricardo Díaz-Manresa
Burladero/8/4/2024
Se acabó una época en la que llenaba la feria de Sevilla. Ella sola. Había muchos visitantes. Bastantes querían ir a los toros. Daba igual el cartel. Lo importante era sentarse en la Maestranza y ver una corrida de toros. Por eso la empresa sufría teniendo que poner carteles buenos y caros cuando el lleno estaba asegurado. La feria.

Esto me lo decía en mi juventud periodística Diodoro Canorea y añadía que había que hacerlo por prestigio. Era rarísimo ver cemento en los tendidos durante el serial. Insisto: llenaba la feria.

Pero en una segunda época la feria dejó de llenar, aunque con hay más visitantes en el Real que antes.

No es que los toros tiren menos, es que el público, turista de feria o no, quiere ver a toreros que les suenen, que conozcan, que les interesen, que tengan prestigio. Y eligen. Y por eso Sevilla ha tenido que cambiar. ¿Por qué? Porque durante años ha visto cemento o mucho cemento algunos días en los tendidos e increíblemente no en días de relleno, sino en farolillos, estampa que a los veteranos nos dejaba sorprendidos. Lo nunca visto. Farolillos y entradas flojas.

Inteligentemente tras la pandemia, Sevilla ve claro que tiene que hacer buenos carteles porque así lo exige el abonado y el público en general. Sevilla se maquilla y se pone más guapa y público, afición y abonados vuelven a la plaza del Baratillo. Como antes, cuando el mejor torero “era la feria”. Y ahora ponen a los toreros que interesan o atraen 3 ó 4 tardes en el cartel. Y “No hay billetes” anticipados como este año sin ir más lejos.

No sé en qué medida ha ayudado el boom de la del Domingo de Resurrección, con NHB asegurado y el slogan pamplinero de la corrida más importante del año, pero crea expectación e interés y se llena  la plaza, naturalmente, con cartel bien hecho y atractivo.

La gente ha olvidado, y más en una España desnortada y anormal como la que padecemos, la relación laboral de Curro Romero y Diodoro Canorea. El astuto Diodoro por capricho, clarividencia o futurismo vio que había que mimar a Curro… cuando no toreaba en ninguna parte. España, tras tantos petardos, lo daba por desaparecido. Y Diodoro, por lo que fuera, lo colocaba en su feria, y no iba más que a esa feria un año tras otro, estuviera mal, lo frecuente, o bien, lo raro. Un año tras otro, sin desmayar. Diodoro mantuvo a Curro en el toreo. Sin él, se habría tenido que retirar.

Y lo de Resurrección fue también por la insistencia. Ponía a Curro, pero era una corrida más. Una tía de mi mujer, monja, sevillana de viaje a Sevilla, vagón de tren nocturno, vio que un torero, El Almendro, iba para Sevilla, para torear la de Resurrección con Curro. Y durante años hubo medias entradas. Después, se fue calentando la cosa.

Hasta hoy, maquilladísima y atractivísima. Buena, nueva e inteligente gestión empresarial. Con muchísima más e impactante publicidad.

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