sábado, 25 de mayo de 2024

MADRID/ 13ª San Isidro.- Tarde pasional / por Jorge Arturo Díaz Reyes

Cayetano y Martínez cogidos por el primero. Foto: Las Ventas

El peruano revoluciona la plaza con una faena rotunda y una gran estocada y luego escucha cinco avisos en medio del arrebato público. Cayetano y el confirmante Martínez, silenciados…

Tarde pasional

Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Cali, V 24 2024
La tarde fue traumática desde su inicio. “Estafador” el corpulento castaño de 595 kilos en un mismo envite se llevó al picador Juan Melgar, su caballo, la vara, Jorge Martínez que acudió al quite lanzándolo al aire y a Cayetano que también corrió en auxilio y luego a escape alcanzándolo, arrastrándolo y desastrándolo. Todo de un viaje. Fue como un pregón de lo que vendría.

La plaza de bote en bote, bajo un sol espléndido esperaba a Roca Rey quien había agotado el papel de la corrida casi desde su anuncio. Salió al tercero. “Abonador”, castaño, bien puesto. Desde que se abrió de capa con cinco delantales y larga se mostraron las cartas. La mayoría con la figura y los que venían a hostigarle pasase lo que pasase. Sergio Molina lo picó con dispar acierto y el mayalde también peleó con dispar intensidad en las dos varas, en la primera empujó y en la segunda (trasera) menos. El quite de Martínez por igual palo que el saludo no fue airoso y Viruta también alterno un par de trámite con otro de lujo, mientras Paco Algaba cumplía. El toro blandeó.

No hubo brindis. Y con la expectación a tope, el esperado se clavó en el tercio para de largo aguantar el galope, con dos estatuarios, dos por la espalda, dos por delante, un molinete una derecha y uno de pecho sin solución de continuidad, en un solo paquete, porque el encastado acometió y volvió bravío cada vez. La ovación estruendosa sepultó cualquier disidencia si es que la hubo. Tres derechas y el de pecho, cuatro más en redondo el cambio y el forzado. El pitón era ese. Y la plaza de pie a gritos y palmas respondiendo a la quietud, el mando, la jurisdicción y el temple de una muleta intocada. 
Pero había que ponerse por el izquierdo y al segundo natural el viaje fue al cuerpo, y los siguientes fueron de a uno en uno, templando mucho y matizando con su sorpresivo pase por la espalda y el remate. La tensión al máximo. La cosa era en los medios. 
De vuelta por la derecha la ligazón semicircular, el remate, recorte y el discreto desplante ponen la cosa en plan de triunfo grande. Cuatro bernadinas piel a piel y un desplante final, disparan el voltaje a las nubes. Entonces la oposición la echa toda y clama por su inminente derrota. Ni siquiera respetan la igualada.

A volapié franco la espada queda toda en la cruz. Las Ventas rugía. Y el toro… ¡se tragó la estocada! Sonó el aviso, luego el otro, y el descabello evita el tercero. Se desata una mayoritaria y ruidosa petición de pelo para una faena completa de principio a fin, combatida con pitos y voces furiosas por los contras. En medio del maremágnum de pasión, don José Luis González González, parece tomar partido por los menos y niega la solicitud, contrariando a los más que como aturdidos se unen a la contraparte en justo aplauso al arrastre del buen toro y se olvidan de siquiera dar unas palmas a su torero. Tras semejante faena.

En quinto lugar, corridos los turnos por la cogida de Cayetano, salió Andrés de nuevo. Un manso de ignominia corrió huido de los capotes, larga y repetidamente por todo el ruedo sin el menor decoro, pivotando entre los dos picadores que apenas alcanzaban a tocarlo con la puya. Punta y Algaba logran parearlo sin brillo. El brindis fue al hermano. Sorprendentemente la muleta le captura y le administra tres por la diestra, cambio y uno de costado. Ovacionados. La gente no daba por perdida la inversión. Y la siguiente tanda mejor, también. La lidia pudo, y “Jarretón” lo sintió, obedeciendo, yendo donde lo llevaron, y los repentismos y las proximidades insinuaron una posible revancha, entonces el electorado se encrespó de nuevo. Oles contra tatatás y tal. Lo típico en Madrid con las figuras. Y este además es el que manda. Imperdonable. Tras la última serie sellada con un cartelero de la firma. Uno, dos, tres pinchazos, una estocada desprendida, una agonía infinita al hilo de las tablas, con Roca y su cuadrilla detrás, reverentes, como las mujeres del Golgota, esperando la muerte que llegó cuando su señoría como un reloj suizo tiraba el pañuelo del tercer aviso con el toro ya muerto en el suelo. Una exclamación de alegría pareció bajar de los nidos pitadores.

En cambio, Cayetano y Martínez fulminaron sus toros. El primero de sendas estocadas arriba y el segundo de bajonazo y una gran estocada. Paradójicamente ni ellos ni sus animales lograron conmover a nadie. Las pasiones que marcaron la tarde las desató únicamente Roca Rey.

FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Viernes 24 de mayo 2024. Plaza de Las Ventas
13ª de San Isidro. Nubes. Lleno de no hay billetes. Seis toros de Conde de Mayalde, 572 kilos promedio, cuatreños (menos el 5°), bien presentados y encastados en diversas versiones.

Cayetano, silencio y silecio
Roca Rey, silencio tras dos avisos y silencio tras tres avisos
Jorge Martínez, (confirma) silencio y silencio tras aviso.

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