sábado, 18 de mayo de 2024

MADRID/ 7ª San Isidro La ley del santacoloma / porJorge Arturo Díaz Reyes

Emilio de Justo cogido por el 5º. Foto: Las Ventas

Emilio de Justo y Periquito llevan la feria al paroxismo, y la espada cierra la Puerta grande. Perera saluda y da una vuelta. Marín silenciado. Bello y soberbio encierro…

La ley del santacoloma

Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Cali, V 17 2024
Un toro fiero y un torero dominándolo sin trampa, con la vida de ambos como aval. Es la verdad esencial del toreo. La que lo ha hecho emblema de la cultura hispana. Eso fue lo que cayendo la tarde sucedió en su máxima intensidad en el ruedo de las pletóricas Ventas, que había vendido hasta la última boleta.

Es que venían santacolomas con el hierro de La Quinta, para tres extremeños. Encierro bello, serio y de talante soberbio con 574 kilos promedio, del cual solo desentonó por hechuras el zambombo sexto que pesó 627, pero que sirvió para contrastar la esplendidez del conjunto. Cárdenos, cinqueños, lujosamente armados y entipados. La recia personalidad de su abolengo, que les obliga vender caras sus vidas impone respeto siempre. Madrid se regodeó con ellos una vez más. Entre variantes individuales, “Periquito” el quinto con su fiereza llevó la tarde a la cumbre. Ovacionado de salida, galopó a la vibrante larga cambiada de rodillas con qué Emilio De Justo le saludó y volvió indómito obligando lances a dos manos por bajo para llevarle a los medios y pararle con una media belmontina de auténtica tauromaquia.

Se lo pensó antes de atacar de muy largo al caballo, pero lo hizo para dos ovacionadas varas con los dos pitones empujando bajo peto. Morenito de Arles se asoma entre las puntas con dos pares de grito y se desmontera. La plaza hervía por obra y gracia de la bravura, y Emilio le brinda la lidia y muerte en los medios. A rodilla doblada amonesta cinco veces por alto al cárdeno y le hace saber que hay mando. Pero no lo acepta y contesta que no lo hallará fácil. Antes de la segunda tanda le derrota comunicándole que sabe dónde está. Se entabla una reyerta de tu a tu, en la cual la balanza del poder se inclina de un lado al otro en cada serie. Revolviéndose vengativo el quinteño, metiendo miedo y alta tensión en el tendido, proclamando que la cosa iba a vida por vida. En la cuarta serie, los pitones hicieron blanco, el torero voló, cayó a merced entre las patas y los cuernos que le buscaban furiosos.

Maltrecho hacía pensar que la batalla había terminado y que la había perdido. Pero no. Volvió a la carga para cuatro naturales el forzado (forzado, sí) y otro natural a partir de los cuales y por el mismo pitón, sin alardes impuso su ley. 

La ley del torero macho. A suerte cargada, cuatro y pecho, cuatro más y uno de la firma, cuatro más molinete y pecho. Y la plaza que se caía estruendosamente.

Con abanicos y trinchera iguala, se tira por derecho, deja la estocada toda arriba, el toro cae se siente el triunfo grande, la apoteosis. Pero el toro se levanta para resistir cinco golpes de cruceta fallidos y dos avisos. Aun así, hubo petición considerable de oreja. Imagínense cómo sería la cosa. Pero la ovación de gala para el bravo y la clamorosa vuelta al ruedo para el héroe, valieron por muchas. Fue el momento cumbre de la tarde y de la feria que con su séptima corrida apenas empieza.

Miguel Ángel Perera, pinchaúvas, emborrona con su desatinada espada dos faenas emotivas y de mucho predicamento a toros distintos. Un nobilísimo primero y un muy enrazado cuarto que había brindado a Núñez Feijoo, con unas palabras que fueron todo un discurso político. A este le puso la espada trasera, desprendida y tendida oyendo un aviso y desatando la furia de quienes en esas condiciones pretendían una oreja. Pero don Eutimio Carracedo Pastor se sostuvo en defensa de la categoría de la primera plaza del mundo. Bien.

Ginés Marín, a sus ocho años de alternativa, antigüedad con la cual Joselito El Gallo y Manolete ya habían muerto como leyendas, contrastaba con la longevidad de sus alternantes; veinte y diecisiete años respectivamente. No pudo levantar emociones con su lote. Un embestidor, pero poco alegre tercero al que pegó y pegó pases, antes de matarle con la cruceta sin haberle estoqueado. Y el grandote sexto que le ofreció por el pitón izquierdo la posibilidad de escribir una gesta y al cual dio mala muerte poniendo una vergonzosa espada en guardia. Sí, como el sable de los úsares de la guardia de corps napoleónica. Para después de sacarla jugándose el pellejo sus banderilleros, pinchar, oír un aviso, y al fin estoquear por única vez en la tarde. Tras la epopeya torera que acababa de ocurrir este fue un injusto epílogo..

FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Viernes 17 de mayo 2024. Plaza de Las Ventas. 7ª de San Isidro. Sol. Lleno de “No hay billetes”. 
Seis toros de La Quinta, 574 kilos promedio, cinqueños, bien presentados, encastados.
Miguel Ángel Perera, saludo y vuelta al ruedo tras petición.
Emilio de Justo, saludo y vuelta al ruedo tras petición
Ginés Marín, silencio y silencio
Incidencias: Saludaron El Algabeño tras parear al 2, y Morenito de Arles  tras parear el 5º.

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