martes, 14 de mayo de 2024

¡Qué falta de respeto! / por Pla Ventura

 

 ¿para qué sirve la megafonía de la plaza si cuando en realidad se debe de utilizar y no se hace? 

¡Qué falta de respeto!

Pla Ventura
Toros de Lidia/13 mayo, 2024
La empresa de Madrid que se vanagloria de muchas cosas, ante todo por la capacidad que han tenido a la hora de la confección de los carteles de San Isidro que, como se ha demostrado, la gente, en los primeros festejos ha acudido en masa pero, por esa circunstancia, al cliente hay que cuidarle y mimarle y, por ejemplo, lo sucedido el pasado sábado cuando el toro cogió a Leo Valadez que tuvo que pasar a la enfermería, como nos han contado algunos amigos allí presentes, mucha gente no sabía, tras la cogida del mexicano a qué atenerse.

Dicho en cristiano, como nadie dijo nada, muchos espectadores que acuden a los toros como principiantes, no sabían cómo iba a se el devenir de la lidia tras la cogida del diestro aludido. Para nosotros, los expertos como aficionados, sabíamos claro que, el último toro lo tenia que matar el primer espada, en este caso El Fandi, pero, como explico, reinó mucha confusión ante el devenir antes contado.

Y digo yo, ¿para qué sirve la megafonía de la plaza si cuando en realidad se debe de utilizar y no se hace? Era el caso y el día. Por dicha megafonía se debería de haber explicado la circunstancia de lo ocurrido y, de tal modo no habría confusión alguna porque, no hay nada más noble que enseñar al que no sabe. Pues no se hizo. Igual que cuando hay que guardar un minuto de silencio se utiliza el micrófono, en esta ocasión antes dicha, era el momento para darle sentido al asunto y, de tal modo se hubieran ahorrado el bochorno de lo antes contado.

Ese tipo de información para los espectadores que se utiliza a diario en los campos de fútbol donde se informa de todo aquello que pueda pasar desapercibido a los espectadores, se les informa mediante carteles luminosos, megafonía y de tres mil maneras más, todo ello para que todo el mundo comprenda qué está sucediendo en cualquier momento del espectáculo. O sea que, lo que es muy normal en las canchas futboleras, al parecer, en los toros, es una quimera inalcanzable.

Por ejemplo, por regla general, la gran mayoría de los espectadores de la plaza de toros de Madrid, pueden acceder a sus localidades, incluso en las gradas y andanadas porque están bien de salud pero, para esa minoría de personas con movilidad reducida o con cualquier defecto físico, para ellos se instaló el ascensor, para ayudarles a suplir sus carencias. Si de aficionados hablamos, ocurre lo mismo; por lo general, la gente sabe lo antes contado pero, existe una minoría que no tienen ni idea de lo que ocurre como en el caso de la cogida de Leo Valadez que, poco hubiera costado informar a las gentes de lo sucedido y, lo que es mejor, por esa misma megafonía haber dado el parte al respecto de la cogida del diestro que, como más tarde supimos, tenía una luxación en el hombro derecho. 

Eso se llama sentido armónico de las cosas y, por encima de todo, atención al cliente.

Eso sí, el callejón siempre está abarrotado de gorreros que, por aquello de ser amiguetes de los políticos y empresarios, allí no cabe un alfiler. Cualquier día saltará un toro al callejón y luego vendrán la lamentaciones muy al estilo de España que, cuando ha ocurrido la desgracia es cuando entonces ponemos remedio.

Valga esta imagen de dos aficionados en los toros.

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