miércoles, 22 de mayo de 2024

SAN ISIDRO 10ª (Novillada).- JAROCHO, ECCE HOMO / Por Juan Miguel Núñez Batlles


"..Un jovencísimo novillero burgalés, de diecinueve años, debutante en Madrid, ha devuelto, por fin, la esperanza a la afición. Sin duda, el torero en el que se ponen desde hoy todas las ilusiones de futuro.."

JAROCHO, ECCE HOMO

Juan Miguel Núñez Batlles
Ecce homo, o he aquí el hombre: Jarocho. Y no debe tomarse la frase con el sentido de la que pronunció Poncio Pilato, gobernador romano de Judea, cuando presentó a Jesús de Nazaret a la hostil muchedumbre que pedía su aniquilamiento. No.

Este es el hombre que "la Fiesta"  estaba esperando, quede claro, a tenor de las condiciones toreras que ha mostrado esta tarde en el ruedo de Las Ventas, convirtiéndose en el gran revulsivo que necesita el espectáculo para asegurar su futuro.

Un jovencísimo novillero burgalés, de diecinueve años, debutante en Madrid, ha devuelto, por fin, la esperanza a la afición. Sin duda, el torero en el que se ponen desde hoy todas las ilusiones de futuro. 

Roberto Martín "Jarocho", hijo, sobrino y nieto de toreros, de una modestísima saga en la que nadie hasta ahora había llegado a brillar como figura. Hoy, feliz coincidencia, también el padre, del mismo nombre, subalterno a las órdenes del hijo, tuvo igualmente su momento de gloria al saludar una gran ovación tras banderillear con guapeza al sexto, el novillo del gran acontecimiento. 

Ha cortado Jarocho dos orejas, pero habría que precisar que debieron ser tres si no es por la falta de criterio, y no se sabe si más cosas, del presidente, que le birló descaradamente una del tercero. No obstante, en el triunfal contexto de la tarde, referirse a las orejas es hablar de simples despojos. 

Magistral Jarocho en sus dos astados, con tanto coraje y temperamento como hay que exigir a un novillero que empieza. Pero es que por encima de la disposición y entrega, del valor sereno y controlado, lució una maestría y dominio de asombro. Un no sé qué mezcla de virtudes tan toreras como el temple y la naturalidad, la improvisación y el regusto en la interpretación. Que manera de embarcar las embestidas conduciendolas con una pasmosa lentitud. Qué toreo más grácil, esbelto y delicado.

Y a todo esto hay que advertir que sus dos novillos, de diferente comportamiento, tuvieron su "carbón", enrazados, sobre todo el sexto. Y había que estar "ahí" para dominar la situación y seguidamente alcanzar las elevadas cotas artísticas que tuvieron las dos faenas, sobre todo la del sexto.

Ya en el primero de su lote dejó una importante tarjeta de visita, por disposición y estilo. De rodillas, en la apertura de faena al sobrero, toreó como si estuviera de pie, corriendo la mano con temple y mucho mando. Y en la vertical, gracia y empaque, arrestos y mucha seguridad. Atacó muy recto con la espada para cobrar una estocada que, empero, no cayó bien: algo trasera, algo tendida y algo caída. Esto fue lo que frenó el pañuelo del presidente. Pero ya esta vuelta al ruedo de Jarocho tuvo sabor a  triunfo. Aunque lo grande, muy grande, vino en el sexto. A tope Jarocho de todo.  Nuevamente la consigna del valor. Y aunque no se lo puso fácil el novillo, se arrimó como una fiera sin aparcar las sorprendentes cualidades artísticas que atesora. De nuevo el temple arma fundamental. Qué buen concepto el de Jarocho para cautivar con unos muletazos, aunque de una en uno, a final de faena, de asombrosa lentitud y  regusto.

Los compañeros de terna, con una oreja cada uno, no van a poder presumir esta vez de triunfo dado el ciclón Jarocho que prácticamente lo borró todo.

Peñaranda, con el mejor lote, tardó en enterarse la buena condición de su primero, que se desplazaba largo y dejándole muchos desahogos. El cuarto fue novillo de cara o cruz, puesto que había que jugársela con tanto valor como seguridad y firmeza. Y Peñaranda, aunque le enjaretó alguna tanda estimable, perdió claramente el combate, resuelto a favor del "fuenteymbro", que llegó a lanzarlo por los aires en una de esas volteretas que suelen traer consigo una oreja barata.

Ismael Martín despachó en primer lugar un novillo que iba con la cara suelta  y frenándise, y con el que, no obstante, se quedó quieto y a ratos acompañando con la cintura. En el quinto otra vez puso arrestos y manejó las telas con mucha suficiencia a pesar de los continuos "avisos" que le dió el novillo en varias coladas. Trago mucho,  muy firme y muy de verdad. Cortó la oreja por atributos.

Una novillada, entre unas cosas y otras, de las que hacen afición. Y con el lema de Jarocho como muy transcendente.

FICHA DEL FESTEJO.- Décima de Feria. Novillada. Algo más de media en tarde nublada y fresca.

Cinco novillos de Fuente Ymbro, desiguales de presencia y juego. Novillos importantes, primero y cuarto, enrazados y con clase. El segundo, deslucido. Quinto y sexto, también arreando lo suyo. El tercero fue un sobrero de Villanueva, bueno.

Alejandro Peñaranda: pinchazo y  estocada (palmas tras aviso); y estocada caída (oreja).

Ismael Martín: estocada (palmas); y  estocada (oreja).

Jarocho: estocada defectuosa (vuelta tras petición); y estocada (dos orejas).

En cuadrillas, se desmonteró en el sexto Roberto Martín  "Jarocho, padre".

1 comentario:

  1. Da pena da pena lo de los miura y alegría el triunfo de un dubalterno

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