sábado, 1 de junio de 2024

Madrid, 19ª San Isidro.- Bravura y vieja torería / por Jorge Arturo Díaz Reyes


"Tejonero" Tumba a Miguel Ángel Muñoz. Foto: Las Ventas

Santiago Domecq adorna la feria con los bravos tercero y quinto. Ovaciones a un Uceda majestuoso. Borja Jiménez recibe una oreja del más fiero y Talavante saluda…

Bravura y vieja torería

Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Cali, V 31 2024
“Experto”, número 29, cinqueño, negro, veleto, astifino, salió y la “cátedra” le recibió de uñas. Quizá porque sus 543 kilos debieron parecer poco en el promedio de la corrida que estaba treinta por encima. Acometió el capote bregador que no pudo hacerse a su codicia. Pronto y vehemente fue contra el caballo de Juan Francisco Peña que lo recibió bien, pero le pego muy poco, irritando de nuevo a los puristas. José Luis Barrero solo atinó a ponerle tres palos y Gómez Pascual otros dos. Hasta allí, los dos primeros tercios no habían hecho los honores a la fiereza del santiago. No habían estado a su altura. Brindado a la plena y soleada plaza, ya es redundancia decir eso de plena todas las tardes. Pero también lo estaba en esta corrida decimonovena consecutiva.

Lo que siguió fue una tempestad de codicia, de repetición, de bravura, fiera y noble que hubiese puesto a cualquier torero, no solo a este, al filo del desborde. Sin tregua cargó contra la muleta haciendo hervir el tendido en el combativo comienzo de faena. 

Tres derechas genuflexas, cuatro seguidas en redondo con las dos rodillas en tierra y ya de pie el de pecho. Raudos, intensos, al son de música guerrera marcado por la furia del fiero. Fue una pelea de poder a poder, por el poder. El arrojado, proletario y ambicioso toreo de Borja, contra la soberbia indeclinable del ahora sí, bien acogido toro. No pocas veces la balanza se inclinó hacia su lado. Y las tandas tenían que terminar abandonando el terreno por pies ante el acoso. El mérito no fue haberlas derrotado sino volver a la brega tras cada una. Cinco naturales, una firma y uno de pecho fueron el momento de más clara autoridad para el espartino.

La lucha se prolongó, como esas batallas de final indeciso hasta la última suerte. El rugiente púbico la presenciaba también balanceándose de lado a lado. Tres, remate y retiro, por cuatro veces. La espada dio en hueso primero. Al segundo volapié la estocada total levemente descentrada tiró al gran toro de cuyos restos se olvidaron en principio para pedir frenéticamente, no unánimemente la oreja. Don Eutimio Carrecedo Pastor tan democrático, se sabe, unió su pañuelo al de la mayoría. ¿Y para el gran toro? Que cada quien expresara lo que le diera la gana. Pues a muchos les dio la gana porque la ovación al arrastre fue estruendosa. De apuntar.

El otro capítulo apasionante de la tarde lo escribió “Tejonero”, el quinto. Número 74, también negro, cinqueño, de 600 kilos, también protestado por los que saben más que todos, quizá, no se me ocurre otra razón, porque era levemente bizco del izquierdo. De todas maneras como su hermano, bravo pero en versión menos fiera y más noble, atacó de principio a fin en una faena larguísima sin desfallecer y con 600 kilos, tal como lo hizo hace dos días con 672 kilos el juanpedro “Rebeco” en este mismo ruedo. ¿A dónde están las teorías del toro mequetrefe? ¿Las de que los kilos son para el carnicero? La casta mueve montañas. Y otra vez lo demostró en el ruedo máximo.
Después de querer comerse los capotes fue y tumbó a Miguel Ángel Muñoz, armando la marimorena con multitud socorrista y coleo incluido. Y luego casi se lleva a Borja, si no se quita en el quite a la chicuelina. Mandaba en el ruedo. Hasta que apareció Javier Ambel, grande en las banderillas, asomándose a su balcón y clavando dos pares electrizantes de salida cara al toro, con los brazos abiertos. Le obligaron a saludar, claro. Pero fue la imponencia de las embestidas lo que disparó el voltaje.

Talavante, sabía lo que tenía entre manos. Una mina. Y desplegó esa tauromaquia suya de ahora que se sale de su anterior hieratismo, que tanto respeto y afecto le ganaron de esta plaza que no los regala, para dedicarse a decirle a la gente lo que piensa que la gente quiere oír. Menú para todos los gustos, menos lentitud y poso. Pecho, espalda, abajo, arriba, izquierda, derecha, frente, perfil, medio pecho, genuflexo, erecto, ligado, desligado… Y el bravo noble yendo, a todo, franco, leal, repitente en una faena abigarrada y larga que le exigió mucho y que llegó casi hasta el aviso, que sonó a continuación del gran y frontal volapié dejando el estocadón descentrado e ido, obligando dos crucetazos, el segundo barrenado. Otra ovación de gala para el arrastre y silencio para el que para bien o para mal se ganó el gran toro en el sorteo.

Es imposible cerrar un relato de la tarde sin mencionar lo más torero de ella. El solemne, majestuoso introito a la faena del cuarto por Uceda Leal. Vertical, modoso, derecha, trinchera, derecha, costado, trinchera, cambio de mano, natural y pase de pecho ¡Que tronío! Qué pongan el video en las escuelas en la clase “Qué es ser torero”. Qué contraste con todo lo que pasó en la corrida. Su lote fue lejos el más deslucido, pero él fue el más lucido. Lo trajeron como telonero del de la empresa, no tiene apoderado, no le contratan. Es la época. Serio, discreto, sin el menor aspaviento llenó la tarde con su jerarquía de viejo maestro, por fortuna todavía en activo para seguir dando lecciones. Si lo dejan.

FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Viernes 31 de mayo 2024. Plaza de Las Ventas. 19ª de San Isidro. Sol. Lleno. Cinco toros de Santiago Domecq, 4º de Luis Algarra, 572 kilos promedio, dispares y encastados en diversas versiones. Ovacionados 3º y 5º en el arrastre.

Uceda Leal, saludo y palmas
Alejandro Talavante, saludo y silencio tras aviso
Borja Jiménez, oreja tras aviso y silencio

Incidencias: Saludó Javier Ambel tras parear al 5º. Ovacionado el pñicador Alberto Sandoval por sus varas al 6º.

1 comentario:

  1. Dice usted, Don Jorge, el tercero "Experto, n° 29, cinqueño, negro, veleto, astifino, salió y la "cátedra" le recibió de uñas. Quizá porque sus 543 kilos debieron parecer poco en el promedio de la corrida que estaba treinta por encima". No, la "cátedra", como usted los llama despectivamente, no recibió de uñas a este toro por esas razones, protestó la presentación de un toro vareado de carnes, degollado de papada, feo de hechuras y falto de remate, que nada tiene que ver con lo que es esta ganadería, para posteriormente ser ovacionado, como no podía ser de otra forma, por su comportamiento bravo y encastado durante la faena de su matador.
    En el quinto, escribe usted, "...protestado por los que saben más que todos, quizá, no se me ocurre otra razón, porque era levemente bizco del izquierdo". No, Don Jorge, se protestó la presentación de un toro alto de agujas, feo y destartalado que tampoco tiene que ver con el tipo de esta ganadería. ¿Se acuerda de la corrida de este hierro, que se lidió en la pasada feria de Abril de Sevilla? Seis dijes, bajos, de perfectas hechuras e impecables de presentación. Eso y solo eso fue lo que se protestó, sin tener en cuenta los 600 kilos, el peso, como machaconamente se empecinan en repetir en muchos medios, que es lo que preocupa a los aficionados de esta plaza. Luego, de nuevo, se ovacionó a este toro por su comportamiento bravo, noble y repetidor que estuvo por encima de la labor del matador que le tocó en suerte.
    No es incompatible protestar la mala presentación de un toro al salir al ruedo, y al término de la faena, ovacionarlo por, a pesar de ello, tener una serie de virtudes como pueden ser, la clase, la nobleza, la casta o la bravura entre otras muchas mas. O al menos, a mi, no me lo parece.

    Pablo Galán Espadas.

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